Se estrena en nuestro país una de las cinco películas favoritas a obtener la estatuilla a Mejor Película Internacional.
La peor persona del mundo es una comedia dramática romántica oscura dirigida por Joachim Trier, la tercera en su “Trilogía de Oslo” después de Reprise y Oslo, 31 de agosto. que versa sobre el desencanto de una generación ante un modelo de vida icónico. En la primera película de la trilogía, Reprise (2006), dos amigos, jóvenes novelistas veinteañeros, entrelazan sus relaciones con rivalidades profesionales en medio de la escena literaria de Oslo. En Oslo, 31 de agosto (2011), un adicto en recuperación de treinta y tantos años intenta, de manera desgarradora, reintegrarse a la sociedad de Oslo, un esfuerzo que recibió una resonancia inesperada cuando se estrenó la película después de los ataques de Breivik. tras un drama familiar ambientado en Estados Unidos (Louder than Bombs) y un thriller sobrenatural (Thelma), Trier ha vuelto a los dramas íntimos con su quinta película, que nos regala una de las grandes interpretaciones del año, la de Renate Reinsve, que da vida a esta mujer treintañera que lucha por encontrar su hueco en el mundo. Coescrita con Eskil Vogt, la película surge “de nuestro amor por la comedia romántica y de tratar de hacer una versión moderna de eso, que no se siente como, ‘Oh, una mujer tiene que encontrar un hombre para tener una buena vida”, dice Trier.
La película se estrenó en el Festival de Cine de Cannes el año pasado, donde Reinsve ganó como Mejor Actriz. Ese triunfo inició la racha ganadora de premios de la película en los Estados Unidos, con victorias de numerosos grupos regionales de críticos de cine, incluida la Mejor Película en Lengua Extranjera del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York, y Reinsve obtuvo una mención final cercana con LA Film Critics and National Society of Film Critics, donde el coprotagonista Anders Danielsen Lie reclamó el premio al actor de reparto. Y finalmente se ha colocado entre las favoritas la Mejor Película Internacional en los Oscar de este año, con un grupo de fuertes competidoras: Drive my car (Japón), Flee (Dinamarca), Lunana: A Yak in the Classroom (Bután) y Fue la mano de Dios (Italia), sobre todo la primera, que está nominada a cuatro premios Oscar, incluidos también los de mejor película, mejor director y mejor guión adaptado.
La historia es episódica, dividida en 12 vertiginosas partes, más un epílogo. Cada parte, aunque independiente, se construye hacia un tapiz más amplio de inseguridades, contemplación existencial general y un proceso aparentemente interminable de mayoría de edad. La historia trata de reflejar el paso a la madurez de la llamada generación millennial, generación que llegó a la mayoría de edad con la tecnología, desde los teléfonos inteligentes hasta las redes sociales. Durante ese tiempo, las películas que los millennials vieron en los cines ayudaron a dar forma a la forma en que veían el mundo, desde su humor y bromas internas hasta su comprensión de la sociedad. El coming-of-age es un género muy habitual, sobre todo en el cine estadounidense, y, al igual que sus protagonistas, ha crecido robusto– buscando nuevos horizontes y perspectivas más allá de la comedia- hasta llegar a una madurez espléndida en los últimos años, desde sus primeros ejemplos con Rebeldes sin causa (1956) a El graduado (1967) pasando por American Graffiti (1971), The Last Picture Show (1971)- que, por cierto, inspiró a Trier en una de las escenas del final de su película- Rebeldes (1983), The Breakfast Club (1985), El Club de los Poetas Muertos (1989) o Movida del 76 (1993), para comenzar en el nuevo siglo con Donnie Darko o Ghost World (2001). Buena prueba de la plenitud del género- casi siempre emparentado con la dramedia o comedia dramática- es la cinta ganadora a mejor película Moonlighting (2016) pero, también en tiempos recientes, y más cercanos a la generación millenial, Juno (2007) , The Kids Are All Right (2010), Moonrise Kingdom (2012), Boyhood (2014), The Diary Of A Teenage Girl (2015), Mustang (2016), Call Me By Your Name (2017), The Florida Project (2017) o Lady Bird (2018).
Para Washington Post “Trier y Reinsve han obsequiado al público con una película que comprende el éxtasis de sumergirse en lo desconocido, el rubor de un nuevo amor, la belleza de conectarse en medio de una pérdida indescriptible”. Según Entertainment Weekly “No le faltan problemas de gente guapa —más que suficientes, de hecho, para llenar 12 “capítulos” cinematográficos— pero vibra con la vida real, una película tan fresca y sin ataduras al cliché de comedias románticas que en realidad podría remodelar la idea”. The Guardian coincide en que “Peter Bradshaw Trier asumió uno de los géneros más difíciles imaginables, el drama romántico, y lo combinó con otro estilo muy complicado, el de la mayoría de edad, para crear algo gloriosamente dulce y seductor”. Según Los Angeles Times “Puedes imaginarla pensando en sí misma mientras considera los errores que ha cometido y las personas a las que ha lastimado. Pero en el transcurso de esta película encantadora, melancólica e inefablemente tierna, también la ves aprender a abrazar la posibilidad del bien en sí mismo y en cada momento precioso y sin prisas. Es tiempo bien empleado”. Y para TimeOut “Cualquier película que pueda combinar cuestiones de mortalidad con escenas divertidas y completamente vivas de sexo, incomodidad social, errores profesionales y diversión desechable merece la pena. La actuación brillante y completa de Reinsve merece ser celebrada con creces”.
