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My Morning Jacket – Evil Urges

El sonido sureño de My Morning Jacket sigue despachando calidad por todos lados, intentando disco a disco dar un paso adelante y buscar un nuevo rumbo hacia nuevas estaciones. Una larga carrera que nos ha entregado grandes joyas; It Still Moves (ATO, 2003) o Z (Badman, 2005) son buenos ejemplos de álbumes imprescindibles. Quizás parte de la grandeza de la banda sea su explosivo directo: quienes les hayan podido ver entenderán de que hablo. Con Evil Urges (Red, 2008), My Morning Jacket dan otro giro mas (el quinto) a su particular sonido. Esta vez nos encontramos muchos elementos que nos hacen recordar a los años ochenta sin olvidar el sonido habitual de la banda. En definitiva, estaríamos hablando de rock clásico americano en constante variación, soul elegante, funk y disco metido sin que te des cuenta, arrimos constantes al folk y un power pop lleno de vitalidad. Casi nada.

Jim James, liderando nuevamente la banda, se esfuerza por sacar voces pomposas llenas de falsetes y agudos casi imposibles de interpretar, como en Sec walkin’. Hay una especie de homenaje al sonido Prince en los primeros temas; Evil Urges, Touch me I’m going to scream y Highly suspicious (aquí otro gran falsete) hacen que ese momento ochentero choque en las primeras escuchas. Pero después con I’m amazed hacen que recordemos que realmente estamos ante un disco de My Morning Jacket. Quizás lo mas destacable del álbum es que todas y cada una de las canciones son piezas únicas de un puzzle diseccionado a la perfección para que puedas completarlo poco a poco.

Two halves es un retrato del pasado, de rememorar la adolescencia, una autentico temazo pop que recuerda a Teenage Fanclub. Entra en escena la tranquilidad con Liberian, canción folk con guitarras acústicas y una bella melodía, pero recuperamos el ritmo con Aluminium Park, guitarreo con poderío que nos recuerda a los sonidos de Z. Pasa lo mismo con Remmants, gracias a riffs en espirales y solos eclécticos. Aunque si hay que destacar una canción sobre todas posiblemente nos quedaríamos con Smokin’ from shootin’, un tema que se inicia levemente y que va cogiendo esencia con un pedal steel de fondo conformando una de las mejores baladas del grupo. El disco finaliza con la segunda parte de Touch me I’m going to scream, una especie de pop progresivo, con ritmo hipnótico y unos teclados que nos recuerdan a Supertramp.

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