Bodyguard: primeras impresiones
El drama de la BBC más visto de la década en Reino Unido ha sido adquirido por Netflix y ya se habla de su protagonista, Richard Madden, como firme candidato a ser el nuevo James Bond.
Tanto es así que la BBC se planteó una segunda temporada de su mayor éxito- algo no previsto- tras conocer que Netflix manifestara su interés en el drama al adquirir los derechos internacionales. Bodyguard, un thriller político de la BBC, se lanzó con más de siete millones de espectadores, y tres millones adicionales se pusieron al día a la semana siguiente. La serie gira en torno al ex soldado David Budd -Richard Madden de Juego de Tronos, que recordarás como Robb Stark- un veterano de la guerra en Afganistán que fue asignado como guardaespaldas de la Secretaria de Interior Julia Montague (Keeley Hawes), una figura de alto nivel controvertida y ambiciosa en el Gobierno del Reino Unido. Detrás de Bodyguard está el talento de Jad Mercurio, también autor de una de las mejores series policíacas en los últimos años, la infravalorada Line of Duty, todo un experto en crear pistas falsas, hacernos creer que los secundarios son sólo secundarios, y en definitiva, generar duda de cualquier situación y personaje.
Lo más curioso no es que el fenómeno que ha concentrado cada domingo durante varias semanas a las familias delante de las pantallas en el Reino Unido ha ido más allá. De tal manera que la policía antiterrorista aprovechó su popularidad en una campaña para alistar nuevos reclutas. El coordinador nacional de alto nivel para la lucha contra el terrorismo y el comisionado adjunto Dean Haydon, comentó que miles de personas habían acudido a los sitios de reclutamiento de la policía gracias dicha la campaña. Sin embargo, la ficción siempre adorna la realidad para ajustar la trama a sus intenciones. Como comenta el inspector jefe inspector Steve Ray, quien protegió a Theresa May cuando era Secretaria “Mi vida cotidiana no se parece en nada a la serie”.
La propia primera ministra confesó a los periodistas en un reciente viaje internacional que no llegó a ver la serie. “Veo la televisión para desconectar”, dijo. “No estoy segura de que un drama sobre una secretaria de estado sea la mejor manera para que pueda conseguirlo”. A pesar de venderse muy bien en su país, también ha habido críticas internas en contra, dado que la cobertura de las noticias -dentro de la trama- no está liderada por actores, sino que son cameo de los mejores talentos de noticias de la BBC: Nick Robinson, Andrew Marr y Laura Kuenssberg aparecen, entre otros y, según las asociaciones de víctimas de terrorismo, se desdibuja demasiado la línea entre realidad y la ficción.
En general donde ha recibido más críticas negativas es, precisamente, en el aspecto que Mercurio domina, en el desarrollo de una trama en la cual lo más inverosímil puede ocurrir, por lo que uno nunca debe olvidar que, pese al tema que trata, es ficción. En ese sentido para NPR “Si bien todo esto hace que la serie sea apasionante, no la hace seria. Al igual que Homeland, Scandal, House of Cards y su padrino espiritual, 24, Bodyguard aborda grandes temas como el terrorismo y el espionaje del gobierno, pero sólo para que sigamos adivinando. Más preocupada por hacer un buen recorrido que por explorar el personaje o la política, el espectáculo está inundado de un cinismo oportuno”. Según Variety, por el contrario, es el desempeño de Richard Madden como protagonista, “al dar vueltas a su propia empatía y operar airadamente más allá de la racionalidad, el que nos hace creer que todo es posible, un recurso maravilloso para un espectáculo que va subiendo escalones para que continuemos mirando”. Para Irish Times “la inquietud está muy bien reflejada, en una ciudad con un nivel de amenaza elevado, un Londres casi siempre bajo disparos al anochecer, lleno de desconfianza. ¿Qué protección puede haber cuando héroes y villanos se vuelven más difíciles de separar?”.