La película de la semana: American Honey
Road movie dirigida por la británica Andrea Arnold (Fish Tank), Premio del Jurado en Cannes.
En la cinta, Star -Sasha Lane, en el primer papel de su carrera- es una adolescente que está buscando su propio camino en esta vida. Sin un lugar a donde ir ni tampoco un objetivo claro, acaba uniéndose a un grupo de jóvenes que se dedican a vender suscripciones para una revista de viajes. De esta manera comenzará a recorrer todo el país, al mismo tiempo que disfrutará de sus nuevos amigos y vivirá aventuras en donde no faltarán las fiestas, el alcohol y las relaciones de amor adolescente.
Arnold precisó, durante su presentación en Cannes, que, rodada fuera del Reino Unido, prácticamente todas las escenas de la película están filmadas con luz natural. El equipo viajó por todo el Medio Oeste, desde Oklahoma a Dakota del Norte: “Los equipos de vendedores pasan mucho tiempo en los autobuses mientras el paisaje cambia, un paisaje que influye en su carácter”. Uno de los actores protagonistas, Shia LaBeouf, tuvo que adaptarse físicamente al personaje que interpretaba. Por este motivo antes de comenzar con el rodaje tuvo que realizarse hasta 12 tatuajes distintos en todo su cuerpo.
La cinta, que competía por la Palma de Oro de Cannes, fue en su estreno amada y odiada a partes iguales, sobre todo debido a su longitud. Con todo, allí se llevó el premio del Jurado, el tercer premio más prestigioso del festival. Y es que, generalmente en la crítica europea la cinta ha recibido más varapalos que elogios. Para The Guardian “es una película que sigue en busca de una epifanía que no se materializa. Es indulgente (…). Sin embargo, hay mucho que es valioso en la película: un sentido del humor y el espacio, ideas interesantes y una dinámica triangular tensa entre sus principales personajes” Según Boston Globe “irónicamente, la película en sí es tan suave e inexplicable como aparenta. Sí, merece la calificación (positiva), y sí, representa a los adolescentes haciendo cosas que los adultos prefieren no admitir que realmente hacen, pero lo hace con una curiosidad poética y un sentido de lo que es ser joven, sin raíces y pobre, y tan libre como sin futuro”. Para Wall Street Journal es una “en parte pieza picaresca milenaria de ensueño, en parte tapicería distorsionada de Americana y parte iTunes musical exquisitamente ilustrado, que de forma atrevida emplea las más débil de las narrativas a lo largo de un babilónico tiempo de ejecución de 162 minutos” . Para Washington Post “Arnold también ofrece una atención eufórica por el espíritu de libertad y el optimismo – si no la inocencia – de sus súbditos, que pueden parecer a la vez cansados del mundo y desesperadamente ingenuos. Llámalo una forma de naturalismo extático, que se deleita con las feas paradojas de la vida”.