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Los libros de la semana

CHARLES NEGRE - LES RAMONEURS, AVANT MAI 1852

En la lista de los libros más vendidos se coloca en primer lugar, quitándole el puesto de honor al mismísimo Dan Brown, La verdad sobre el caso Harry Quebert (Alfaguara) del escritor suizo Joël Dicker. En la lista entra la reedición de Rayuela (Alfaguara) de Cortázar con motivo del 50º aniversario y La sonrisa de Angélica (Salamandra) de Andrea Camilleri.

El vaso de sangreUn nuevo libro de relatos en la colección Narrativas El Nadir ha reunido bajo el título El vaso de sangre y otros cuentos decadentes de París a autores como Catulle Mendés, Villiers d´Isle-Adam, Octave Mirbeau, Jean Lorrain, Émile Zola, entre otros, para reflejar a través de cuentos extraordinarios, el espíritu decadentista del último tercio del siglo XIX. Gran parte de los autores de este periodo sintieron una gran atracción por el terror y los crímenes, y asimismo hicieron patente el interés morboso que en la población despertaban las ejecuciones, la exposición de cadáveres en la morgue, la truculencia de algunos crímenes que no dudaban en glosar. En contraste con el refinamiento de los salones y la cultura parisina, opusieron la cara más siniestra de su sociedad en sus relatos, a menudo preciosistas, exquisitos y crueles: humor, crítica de costumbres, depravación, refinamiento y una prosa de belleza inaudita: La cabeza cortada, Marroquinería, Los diletantes de la Morgue, El Monomaniaco, El secreto del cadalso, son algunos de los títulos que encontrará el lector en este texto, acompañado de una breve reseña sobre los autores y sus excentricidades más notorias.

Durante el Segundo Imperio Baudelaire recoge y desarrolla el mito del París infernal: «Hospital, lupanar, purgatorio, infierno, prisión» escribirá. París, fuente de belleza, espacio para el amor e intercambio de ideas, modelo de liberalidad tras las conquistas sociales revolucionarias, pero también París oscuro y sombrío, ciudad de prostitutas, maniacos y criminales donde los fracasos de los sucesivos sistemas políticos y las revoluciones de 1848 y 1871, y el fiasco de la guerra contra Prusia (1870) dejaron un reguero de sangre, ceniza y ruinas que son clave para un sentimiento general de declive y decadencia, y una impresión turbadora e inolvidable en el ánimo de quienes vivieron los acontecimientos. No es de extrañar pues que en buena parte de los relatos de los autores aquí presentados subsista la sombra de una mala conciencia, la sensación de que el mundo circundante no es como debiera, un lugar donde caben toda clase de experimentos y maldades, aunque algunas nos parezcan en la actualidad, inocentes juegos de efecto.

Alejandro Navarro, bioquímico y doctor en organización de empresas, acabaEl cientifico de publicar con la editorial Guadalmazán – Almuzara- El científico que derroto a Hitler y otros ensayos sobre la historia de la ciencia. Compuesto por veinticinco relatos, este volumen narra de forma divertida y amena algunos de los hitos y descubrimientos científicos más importantes que cambiaron el mundo. Navegando por sus páginas el lector encontrará a científicos célebres y olvidados, a alquimistas, militares y espías que fruto de su curiosidad, inteligencia y tenacidad exclamaron ¡Eureka!, al igual que se dice hizo Arquímides cuando, sumergido en un establecimiento de baños en Siracusa, cayó en la cuenta de que su cuerpo perdía peso al sumergirse.

La obra recoge inventos tales como autómatas que cantan, puertas automáticas para abrir un templo o un cacharro que “transforma” el agua en vino, que puede que no resulten extraños en los tiempos en que vivimos, “pero si los artefactos en cuestión tienen la friolera de 2000 años, seguro que la cosa cambia”, comenta Alejandro Navarro, para quien la ciencia “es la mayor aventura de la especie humana”.

Asimismo, historias tan curiosas como la de Alan Turing, padre de lo que hoy conocemos como inteligencia artificial, quién derrotó a Hitler interceptando los mensajes del ejército alemán al descubrir los códigos secretos de la máquina Enigma; o como la de Hennig Brand, el antiguo suboficial que tras participar en la Guerra de los Treinta Años descubrió por error el fósforo creyendo que a través de la orina podría conseguir oro, se dan cita en este libro que combina el rigor científico y la historia.

Tres hombres en una barcaTres hombres en una barca (por no mencionar al perro) (Blackie Books) de Jerome K. Jerome. «Éramos cuatro: George, William Samuel Harris, yo y Montmorency. Estábamos sentados en mi habitación, fumando y charlando sobre lo mal que nos encontrábamos; mal desde el punto de vista médico, naturalmente. Todos nos sentíamos enfermos, y eso nos estaba poniendo bastante nerviosos. Harris dijo que a veces le daban unos mareos tan extraordinarios que apenas sabía lo que hacía, y después George dijo que también él tenía mareos y apenas sabía lo que hacía. En mi caso, lo que no funcionaba era el hígado.»

En consecuencia, los tres hombres (la opinión del perro Montmorency no cuenta) deciden embarcarse en un crucero por el Támesis, en busca de paz espiritual y de vida sana. Lo que ignoran estos mártires de la hipocondría es que a veces pasan cosas que pueden transformar el más modesto de los viajes en una aventura cuando menos pintoresca. «Mi intención no fue la de escribir una obra cómica», declaró Jerome K. Jerome sobre Tres hombres en una barca. Por lo visto, lo hizo sin querer. «Una de las 100 mejores novelas de todos los tiempos», según The Guardian.

Barcelona, vista por los grandes fotógrafos (Lunwerg). Una selección deBarcelona las imágenes más representativas de Barcelona tomadas por grandes fotógrafos, desde 1870 hasta nuestros días. Incluye fotografías de Bill Brandt, Henri Cartier-Bresson, Otho Lloyd, Robert Capa, Humberto Rivas, Joan Colom, Paco Elvira, Manel Esclusa, Joan Fontcuberta, Eugeni Forcano, Manolo Laguillo, Oriol Maspons, Xavier Miserachs, Leopoldo Pomés… entre otros.

Barcelona y la fotografía mantienen un diálogo desde hace ya más de medio siglo. La ciudad ha suscitado siempre un gran interés entre los grandes fotógrafos, como lo muestra la obra realizada por tantos creadores extranjeros y locales que se han dedicado intensamente a captar su realidad física y social, sus espacios y la gente que los ha ocupado, obteniendo un panorama extraordinario de la ciudad y de su evolución. Hoy, aquellas imágenes urbanas son un medio que nos permite descubrir la ciudad e interpretarla.

Este libro es un homenaje a una ciudad irrepetible, y al oficio e inspiración de los fotógrafos, al trabajo de muchos pares de ojos que la han recorrido para enriquecer nuestra memoria, algo esencial, ya que, como escribió Paco Elvira en su novela Un día de mayo, «cuando los recuerdos se han esfumado de nuestra mente, la fotografía se convierte en nuestra memoria colectiva y ya no guardamos las remembranzas reales, sino las de las viejas fotos que las han sustituido».

Hay en este libro algunas imágenes conocidas, guiños al propio oficio de fotógrafo, tomas casi inéditas o apenas publicadas, descartes de sesiones y, sobre todo, muchos de esos momentos mágicos y reveladores en los que todo fotógrafo se reconoce de modo especial. Se trata de una selección y una secuencia afortunadas que se pueden ver como si se tratase de un álbum familiar. El antólogo de este libro fue Paco Elvira, con una brillante trayectoria profesional de fotoperiodista, que falleció de forma inesperada y temprana justo cuando estaba concluyendo su trabajo para este libro

motormanPublicada originalmente en 1972, Motorman (Periférica), la fascinante historia del joven Moldenke en un mundo futurista y apocalíptico, cayó muy pronto en un olvido comercial que desplazaría su circulación a la clandestinidad de las fotocopias durante más de treinta años. Pese a ello, el libro fue leído por cientos de entusiastas que convertirían a su autor en una figura de culto. William Burroughs, con el que colaboraría Ohle durante años, llamaba CONTROL a la trinidad teológica de Estado, Poder Financiero y Medios de Comunicación, y dado que las palabras, en su despliegue sintáctico familiar, constituyen un dispositivo de sujeción al servicio de esa trinidad, es preciso que la literatura desactive dicha función y comience a hablar un lenguaje esquizoide, alegórico, desplazado, que vaya revelando todos sus estratos ideológicos. El resultado es esta extraordinaria e inusual novela, colorida distopía donde la gente malvive bajo un cielo con lunas y soles artificiales, donde hay pájaros con la lengua tan larga que para poder guardarla tienen que enrollársela alrededor del cerebro, ciudadanos con la cabeza rellena de gelatina y partes meteorológicos radiofónicos tan delirantes como hermosos; elementos que emparentan el libro de Ohle con lo mejor de la tradición fantástica: de Bruno Schulz a Gombrowicz, de Felisberto Hernández a Virgilio Piñera; pero también de Huxley a Orwell, de Kafka a Walser… sin olvidar nombres tan aparentemente distintos como el Beckett de El innombrable o el Heller de Trampa-22. Muchos lectores han considerado, además, Motorman como la mejor novela que se ha escrito sobre la guerra de Vietnam. Sin hacer una sola alusión, sin un solo guiño, sin mencionar absolutamente nada que pudiera hacer pensar en Vietnam, Motorman es capaz de reproducir en toda su complejidad el clima político de esa época.

1913 (Salamandra), de Florian Illies, se ha encaramado, contra todo1913 pronóstico, al número uno de las listas de libros más vendidos en Alemania. Escrito por un renombrado periodista cultural, recrea la Europa de hace exactamente un siglo a partir de una original y reveladora combinación de anécdotas, apuntes, citas y extractos de diarios y otros textos de la época. 1913 es un momento de apogeo, un año en el que todo parece posible. Y sin embargo, hay muchos indicios de que se empieza a intuir el declive. En el arte, la literatura y la música ya es evidente que el ser humano ha perdido la inocencia. Proust busca el tiempo perdido, Malevich pinta un cuadrado negro, Stravinski celebra la primavera, Kafka, Joyce y Musil toman el mismo día un café en Trieste… y en Múnich, un pintor de postales austríaco llamado Adolf Hitler vende sus estampas de la ciudad. 1913, el principio y el fin, apogeo y caída. El triunfo y la melancolía se funden, todo es arte. Después del verano de 1913 ya nada será lo mismo. El estilo es elegante y esmerado, el tono, conversacional y con toques de fino humor, y el enfoque, de una experta solidez documental. El libro de Florian Illies revive como ningún otro la magia y la emoción de un momento clave de la historia de la cultura, con múltiples ecos en nuestro comprometido presente.

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