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Los libros de la semana

Entre los libros más vendidos encontramos la entrada directa en ficción al nº1 de la novela inédita En agosto nos vemos (Random House) de Gabriel García Márquez, además de otras entradas en los primeros puestos como Un lugar soleado para gente sombría (Anagrama) de Mariana Enriquez, Baumgartner (Seix Barral) de Paul Auster o La distancia que nos separa (Libros del Asteroide) de Maggie O’Farrell. También entran en ficción La asistenta (Suma) de Freida McFadden, Los ojos de Mona (Lumen) de Thomas Schlesser o La república del dragón (Hidra) de Rebecca F. Kuang. En no ficción también encontramos la irrupción de El murmullo del agua (Acantilado) de María Belmonte y Pax. Guerra y paz en la edad de oro de Roma (Ático de los Libros) de Tom Holland. En cuanto a las novedades:

Amy Winehouse. De su puño y letra (Libros del Kultrum).Traductor: Antonio Jiménez. “La loca de la clase”, como dice una entrada en su diario, aficionada a “ser ruidosa y hablar mal de la gente… así soy”. Los comentarios del director al final de un informe escolar sólo dicen “¡qué lástima!” Los diarios de la artista, letras de canciones inéditas, cartas y otras rarezas que nos acercan a las interioridades y la vida real de la gran artista. Mucho se ha hablado de Amy Winehouse desde su trágica muerte a los 27 años. Pero ¿quién era la verdadera persona que se ocultaba tras la figura de este mito tan precoz? Amy Winehouse: De su puño y letra nos ofrece un íntimo retrato a través de los diarios (inéditos hasta la fecha) y las letras de sus canciones, en un íntimo homenaje que reúne, además, otras rarezas y fotografías exhumadas del archivo familiar, y que dan cuenta de su evolución creativa desde desde su más tierna infancia en el norte de Londres hasta la conquista del estrellato mundial, ofreciéndonos un singular retrato de la artista adolescente que se convirtió en leyenda y nos dejó demasiado pronto.

Byron in Love (Cabaret Voltaire) de Edna O’Brien. «En él, todo era paradójico: era introvertido y extrovertido, guapo y deforme, serio y gracioso, derrochador y mezquino, y poseía una inteligencia deslumbrante enjaulada en la magia y la malicia de un niño. […] Sus pasiones se desarrollaron muy temprano y generaron excitación, melancolía y anticipación ante la pérdida inevitable del “paraíso terrenal”. Amó a mujeres y a hombres, necesitó al “otro”, fuera quien fuera. Veía un rostro hermoso y se aprestaba a “erigir y arrasar otra Troya”.»

Angelical y luciferino, lord Byron fue una suerte de estrella del rock avant la lettre y la figura más épica y carismática del Romanticismo. Impetuoso e insaciable, fue revolucionario en lo sexual y en lo político y la personificación de la rebeldía ante cualquier autoridad. En el segundo centenario de su fallecimiento, Edna O’Brien, la gran escritora irlandesa, narra en estas páginas la novelesca vida de Byron, una vida jalonada por todo tipo de excesos y peripecias, prestando especial atención a las relaciones sentimentales que marcaron al poeta. Traducción de Amado Diéguez.

El ladrón de arte. Una historia real de amor, crimen y obsesión (Taurus) de Michael Finkel. Ha habido muchos ladrones de arte a lo largo de la historia, pero ninguno como Stéphane Breitwieser. Él nunca robó por dinero, sino que sustraía solo aquellas piezas cuya belleza lo embelesaba, y exponía esos tesoros en un par de habitaciones secretas de su casa, donde podía admirarlos a su antojo. Nuestro ladrón tenía, además de una gran sensibilidad artística, una habilidad innata para burlar casi cualquier sistema de seguridad, y consiguió perpetrar un número asombroso de robos a plena luz del día, sin armas ni amenazas, mientras su novia distraía a los guardias de seguridad. Pero ese talento iba unido a un creciente desprecio por el riesgo y una necesidad adictiva de fijarse nuevos retos, ignorando las súplicas de su novia para que dejara de hacerlo, hasta que un último acto de arrogancia acabó con todo. A lo largo de casi ocho años, Breitwieser recorrió museos y catedrales de toda Europa, donde robó más de trescientos objetos ‘entre ellos cuadros de Pieter Brueghel el Joven, Antoine Watteau o François Boucher’ y llegó a acumular más de 1.400 millones de dólares en piezas de coleccionismo de primer nivel. En El ladrón de arte, un auténtico rompecabezas con giros que resultan casi increíbles, Michael Finkel explora con brillantez la emoción de los golpes que llevó a Breitwieser a seguir adelante y narra de manera genial la historia de este ávido coleccionista para quien los museos no eran más que prisiones donde el arte se encontraba recluido. Traducción:Rosa Pintor, Marta.

Elogio de las manos (Seix Barral) de Jesús Carrasco.En el año 2011, el narrador de esta novela y su familia llegaron, de un modo azaroso, a una vivienda casi en ruinas situada en un pequeño pueblo del sur de España. Un acuerdo con el propietario les permitiría hacer uso de ella mientras él encontraba financiación para construir allí unos apartamentos. Era solo cuestión de tiempo que la casa fuera derribada. Sin embargo, durante los años siguientes, pasaron largos periodos en ella, reparándola con sus propias manos, transformándola en un acogedor lugar de encuentro y celebración. Allí recibieron a vecinos y amigos; con ellos compartieron comida, música, trabajo y risa. Allí la familia llegó a convivir con una docena de gallinas, varios caballos y burros, dos perros y algún ratón. Nunca perdieron de vista que terminarían llegando las máquinas excavadoras, lo que convirtió la experiencia en aquella casa en una elocuente metáfora de la vida: nos entregamos a ella aun sabiendo que termina.

La península de las casas vacías (Siruela) de David Uclés. La historia de un soldado que se raja la piel para dejar salir la ceniza acumulada, de un poeta que cose la sombra de una niña tras un bombardeo, y de un maestro que enseña a sus alumnos a hacerse los muertos; de un general que duerme junto a la mano cortada de una santa, de un niño ciego que recupera la vista durante un apagón, y de una campesina que pinta de negro todos los árboles de su huerto; de un fotógrafo extranjero que pisa una mina cerca de Brunete y no levanta el pie en cuarenta años, de un gernikarra que conduce hasta el centro de París una camioneta con los restos humeantes de un ataque aéreo, y de un perro herido cuya sangre teñirá la última franja de una bandera abandonada en Badajoz.

He aquí pues la historia total de la Guerra Civil española y de una Iberia agonizante donde lo fantástico apuntala la crudeza de lo real; donde los anónimos miembros de un extenso clan de olivareros de Jándula cruzan sus destinos con los de Alberti, Lorca y Unamuno; Rodoreda, Zambrano y Kent; Hemingway, Orwell y Bernanos; Picasso y Mallo; Azaña y Foxá; donde lo épico y lo costumbrista se entrelazan para tejer un portentoso tapiz, poético y grotesco, bello y delirante.

McGlue (Alfaguara) de Ottessa Moshfegh. Salem, Massachusetts, 1851: McGlue, marinero rudo, tramposo y canalla, nos habla desde la bodega mugrienta del barco en la que está retenido, en un estado de embriaguez intermitente que vuelve la realidad ambigua. Divaga entre recuerdos borrosos y teje una fina línea entre la niebla del alcohol y las trampas de la memoria. Es posible que haya matado a un hombre, y que ese hombre fuera su mejor amigo. Ahora, solo quiere un trago para acallar las aterradoras sombras que acompañan a su indeseada sobriedad. A medio camino entre un cuento de piratas y un western, la primera novela que escribió Ottessa Moshfegh huele a vómito, sangre, pólvora, whisky, sal, sudor y madera vieja, y demuestra que desde el principio supo ser nihilista y superlativa. «Estás en buenas (aunque pegajosas) manos con cualquier historia de Ottessa Moshfegh. […] Escrita como si tuviera la náusea en la garganta, la trama da más vueltas que la cabeza de su protagonista y la prosa es tan destilada como el licor que traga sin parar. […] Todo un viaje». Fiona Wilson, The Times Traductor Inmaculada Concepción Pérez Parra

Puro sufrimiento .La vida cotidiana de los soldados en la Segunda Guerra Mundial (Editorial Siglo XXI) de Mary Louis Roberts. Elena Marengo (Traductora) En plena marcha victoriosa de su regimiento de infantería por territorio de Francia, en 1944, el soldado Leroy Stewart no pensaba en la gloria ni en la muerte. Estaba preocupado por su ropa interior: Cuando empezamos a caminar, tuve un problema nuevo: los calzoncillos me incomodaban. Se me subían todo el tiempo. Los recuerdos del teatro de operaciones de la Segunda Guerra Mundial están plagados de comentarios similares: los pies congelados, el estómago vacío, los dedos azules de frío que apenas podían accionar el gatillo, la diarrea vergonzante. Para millones de soldados, la vida en Europa era una calamidad que parecía no tener fin. Sus ojos contemplaban horrores insólitos, en el oído retumbaban ruidos desconocidos y la nariz detectaba olores insoportables. ¿Cómo era realmente estar ahí? A partir de un archivo enorme de memorias, testimonios epistolares, caricaturas de la época, documentos y entrevistas, Mary Louise Roberts aborda la experiencia de los Aliados a partir del seguimiento casi etnográfico de un puñado de batallones de infantería. Desde una perspectiva pegada al ras del suelo, reconstruye la cotidianidad de los soldados, sometidos a las condiciones más extremas, y revela el padecimiento físico y mental de esas mayorías de jóvenes que no tenían la menor idea del panorama más amplio de la contienda, ni de por qué estaban donde estaban, y vivían pendientes de la comida, los zapatos que dolían, la ropa húmeda o mojada durante días, la suciedad, y expuestos a las enfermedades, las heridas, los cadáveres. En ese contexto hostil, reclutados y entrenados como cuerpos obedientes al servicio de una causa mayor, los soldados forjaban vínculos de solidaridad y un lenguaje común para dar sentido a situaciones intolerables y resistir incluso a la disciplina militar. Así, en un relato salpicado de voces y anécdotas, la autora va mostrando las contraseñas de ese código compartido y las estrategias a las que recurrían para preservar algo de su condición humana.

Tengo algunas preguntas para usted (Sexto Piso) de Rebecca Makkai. Traducción de Aurora Echevarría. Bodie Kane, autora de un podcast de gran éxito, es invitada a regresar como profesora a Granby School, el internado de élite de New Hampshire en el que se graduó en 1995. En el taller que imparte, sus alumnos proponen crear un true crimesobre el célebre caso que tuvo lugar en Granby durante su época de estudiante, y que durante dos décadas Bodie ha preferido relegar al olvido: el asesinato de Thalia Keith, una de sus antiguas compañeras del instituto. Pese a que en su día un hombre –Omar Evans, el entrenador de atletismo del centro– fue condenado y encarcelado por el crimen, con el tiempo se han ido acumulando evidencias que ponen en duda su culpabilidad. A medida que Bodie vuelve a recorrer el majestuoso campus de Granby, los recuerdos afloran y las dudas comienzan a cercarla: ¿es posible que durante todos estos años ella dispusiera inadvertidamente de información clave para resolver el caso? Hipnótica y tremendamente actual, la nueva novela de Rebecca Makkai reflexiona sobre el género del true crime y aborda algunos temas acuciantes de nuestro tiempo: el Me Too y la superación solo aparente de las actitudes machistas, el poder destructor de las redes sociales y la cultura de la cancelación, los mecanismos que articulan la memoria individual y la colectiva… De lectura adictiva, Tengo algunas preguntas para usted narra el ajuste de cuentas de la protagonista con un pasado no tan distinto de nuestro presente como nos gustaría creer. «Todo un logro. Una novela de campus, una reflexión aguda sobre la atracción que sentimos por los true crime y su alcance ético, y una historia de MeToo, todo a la vez. Es la novela literaria más irresistible que he leído en años, imposible de soltar, con un suspense inigualable y enormemente entretenida». Priscilla Gilman, The Boston Globe

Temporada de brujas (Contra) de Cathi Unsworth. Con el eco todavía audible de los alaridos e improperios del punk, que arremetió contra el establishment, el buen gusto y la industria musical a mediados de los setenta, un grupo de jóvenes desencantados que recibió su impacto empezó a fraguar una nueva hornada de bandas que se extendió a partir de 1978 por toda Gran Bretaña y más allá. Siouxsie Sioux, parte del conocido como Contingente de Bromley que escandalizó a todo el país cuando apareció acompañando a los Sex Pistols en el Today de Bill Grundy, dio con una primera formación de los Banshees para registrar su primer single, «Hong Kong Garden», más o menos cuando Joy Division, desde Manchester, se dieron a conocer con «Shadowplay» a través del programa de televisión de Tony Wilson —con un Ian Curtis contoneándose como un poseso— y The Cure lanzaron «Killing an Arab», con ecos del existencialismo de El extranjero de Camus. Con un espíritu igualmente combativo que el del punk que los antecedió y alumbró, pero con unas letras más tintadas de poesía y de oscuros referentes literarios, los héroes y heroínas de este libro empezaron a incubar desde sus dormitorios un estilo de guitarras hirientes, bajos estentóreos y voces cavernosas (o a veces etéreas) que darían lugar a algunos de los himnos más imperecederos de los ochenta, a la par que, con el atuendo negro, el pelo crepado que popularizaron Siouxsie, Robert Smith y Nick Cave y una imaginería propia del más lóbrego cementerio, se hicieron eco del descontento social propiciado por el gobierno conservador de Margaret Thatcher y su paulatina criba de los derechos sociales y laborales. Como afirma en el prólogo Ana Curra de Parálisis Permanente, el grupo español que mejor supo empaparse de todo lo que estaba sucediendo desde ultratumba, Cathi Unsworth «disecciona y entreteje con ojos alquímicos una inspirada y laberíntica tela de araña, y pone en contexto planos sociopolíticos, geográficos y culturales para erigir a los hijos del ángel caído y rendir tributo con esta carta de amor a todos sus protagonistas». Traducción de Héctor Castells

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