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The Sunday Drivers – Little heart attacks

Han pasado dos largos años desde el debut homónimo de los toledanos The Sunday Drivers. Tras recorrerse toda la geografía española participando, además, en festivales como el FIB o el Espárrago Rock, el grupo ha configurado un sonido compacto con el que cautivan a todo aquel que les escucha en directo. Por eso, desde hacía tiempo su primer disco se había quedado un tanto anticuado y no respondía a las expectativas de aquellos que primero les escucharon en concierto. Tras cambiar de discográfica, publican ahora Little heart attacks (Mushroom Pillow, 2004).

En este disco nos encontramos con una cuidada producción a cargo de Jose M. Rosillo y unos preciosos arreglos vocales y de cuerdas obra de Lyndon Parish. Y es que probablemente éste era un apoyo que le faltaba al grupo: ahora nos encontramos con un valor añadido en el disco que se integra a la perfección con las características de la banda. Además, en este álbum se aprecia el ya propio “sonido sundaydriver”, con bellas melodías vocales respaldadas por un sólido conjunto en el que cada instrumento se complementa con los demás como los engranajes de un reloj. Así, los espacios que deja la fabulosa voz de Jero son acompañados por delicados fraseos del teclado o el piano de Julián y la guitarra de Fausto, o nos dejan apreciar la precisión de la línea de bajo de Miguel o la batería de Carlos.

El CD se abre con On my mind, primer single del disco, buena muestra de lo que es capaz de ofrecer el grupo; como también lo es Often (en la que Juan Aguirre, del dúo Amaral, toca la acústica de 12 cuerdas). I ain’t down, por el contrario, es una canción algo diferente a las demás, con mucha presencia de las guitarras. Pero si hay un tema que destaca entre todos los del disco es Can’t you see: arranca con unos coros completamente beatles y en ella se aprecia perfectamente el modo en que tanto el bajo como el órgano, la guitarra y la batería –incluso un sintetizador– se alternan para complementar las frases de la melodía vocal.

Hay que destacar que en este álbum Julián se integra definitivamente en el grupo (en el anterior aparecía como invitado), incluso componiendo canciones en solitario o junto a Jero como Only in the dark days o I should go. La primera es un ejercicio de rock psicodélico que remite directamente al Londres de finales de los sesenta, mientras que la segunda es una preciosa balada que comienza con un sutil homenaje a Imagine y que finaliza con una impresionante orquestación. Otra bella canción de amor es Love, our love en la que destacan sus coros e instrumentación y las preguntas y respuestas entre el piano y la guitarra al final del tema.

El disco finaliza con tres canciones impresionantes: Hate yourself, Dark does die y Little heart attacks. La segunda está grabada tal cual, una guitarra y una voz a la que al final se le suman unos coros y una ligera percusión que recuerda a Like I do, uno de los mejores temas de su primer trabajo. La primera aprovecha un acentuado ritmo marcado por una nota pedal con el piano que no deja de sonar a lo largo de la canción y unas guitarras repetitivas, aunque sólo en apariencia. La última cierra el CD con una línea de bajo simulando el ritmo cardiaco y unos coros de una multitud que acompañan a los arreglos de cuerda al final de la canción.

A pesar de la gran calidad del disco, éste se queda muy corto en comparación con el impresionante directo de la banda. Paso a paso, con constancia y buenas maneras, The Sunday Drivers empiezan a abrirse camino en el difícil mundo de la música en nuestro país. Esperemos que la evolución del grupo continúe en la linea ascendente que llevan por ahora. Si algún publicista tiene ojo, encontrará en este disco más de una buena canción para acompañar sus anuncios.

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