Hay despedidas que, por mucho que duelan, son totalmente comprensibles. No hace falta mucha imaginación para ponerse en la piel del bueno de Owen Ashworth y entender perfectamente que el de San Francisco se haya cansado de dar vueltas por el mundo con la única compañía de sus múltiples teclados. Han pasado 13 años desde que Casiotone for the Painfully Alone viera la luz y ya es hora de pasar página y centrarse en otros proyectos. Por lo visto ahora ha montado otra banda, de la que esperamos tener noticias muy pronto y que tenga alguno de los elementos que en su día nos hicieron enamorarnos de este grandullón entrañable. Y es que cualquiera de los asistentes al concierto les podrá asegurar que el amigo Owen se hace querer por su extrema timidez -sin barba da una impresión mucho más nerd que antes- y educación.
Durante poco más de una hora fue desgranando sus éxitos, sin olvidarse de ese disco imprescindible en cualquier discoteca que se precie y que es Etiquette. Canciones que valen millones por su sencillez y que deberían ser, desde ya, clásicos de los últimos años: Bobby Malone o New year’s kiss hicieron las delicias del (poco) público. También hubo tiempo para repasar la que será su última referencia, Vs. Children, y que esconde joyas como White corolla o Natural ligth. Para rematar la faena, Ashworth, que atendía las peticiones del público con bastante paciencia –siempre aparece el típico individuo que se quiere pasar de listo-, nos regaló una gran versión de Streets of Philadelphia de Bruce Springsteen. En definitiva, un pequeño gran concierto, que en mi caso guardaré para siempre en la memoria por si necesito toda la belleza lo-fi de “casiotones para la dolorosa soledad“.
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