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Pink Floyd – Atom Heart Mother

pink_floyd_atom_heart_motherCon Atom Heart Mother (Capitol, 1970), quinto disco de Pink Floyd, asistimos definitivamente al nacimiento de lo que sería el sonido característico del grupo, o gran parte del mismo, a partir de entonces. Desde la partida de Syd Barrett, los Floyd daban tumbos sin encontrar el camino a seguir. Trabajos como More o el doble Ummagumma han quedado como ejercicios experimentales donde el número de aciertos está probablemente por debajo de lo esperado, especialmente tras debutar con dos álbumes de la envergadura de A Saucerful Of Secrets (1968) y sobre todo del mágico The Pipers At The Gates Of Dawn (1967).

Atom Heart Mother cuenta con cinco cortes, dos de los cuales (los que abren y cierran el disco) son suites extensas compuestas de distintas partes. La primera de ellas, la que da nombre al disco, ronda los veinticuatro minutos y nace de una idea de David Gilmour: “Todo ese tema principal surgió de una pequeña secuencia de acordes que yo había compuesto, a la que en su momento titulé Theme from an Imaginary Western (Tema de una imaginaria película del Oeste)”. Roger Waters y Richard Wright añadieron variaciones y pasado algún tiempo le darían forma más o menos definitiva bajo el nombre de The Amazing Pudding. Sin embargo, terminaron pidieron ayuda a un amigo, Ron Geesin, para que la terminara mientras ellos comenzaban una gira por los Estados Unidos. Geesin: “Parte de mi área de conocimiento es tener un concepto previo, adecuarlo y darle forma. Siempre me pareció que lo único que les faltaba a los Floyd era sentido de la melodía en esas extensas piezas”.

En las seis partes por las que transcurre Atom Heart Mother (Father’s Shout, Breast Milky, Mother Fore, Funky Dung, Mind Your Throats Please y Remergence), escuchamos trombones, trompetas, una tuba, un coro de veinte voces dirigido por John Aldiss y multitud de efectos sonoros. La irregularidad es la característica principal del tema, gracias a fragmentos que se nos antojan meros borradores y otros que dejaban ya entrever la verdadera dirección que tomaría el grupo (la guitarra de Gilmour, cuando aparece, es una delicia). Ellos mismos, años después, la menospreciarían con comentarios tales como “es un montón de basura. Estábamos pasando por un mal momento. Creo que nos estábamos quedando sin ideas” (Gilmour).

Lo cierto es que esa falta de ideas se deja notar en las siguientes tres canciones, donde Gilmour, Waters y Wright firman una pieza cada uno. La de Waters, If, desnuda y delicada, contiene dentro de su sencillez versos como “si yo fuera un buen hombre entendería los espacios entre amigos”. De ella Geesin llegó a decir que “revela más del verdadero Roger que todas sus arengas políticas”. Summer Of ´68, de Wright, sorprende por sus coloridos arreglos de viento, dando lugar a ciertos contrastes a los que es difícil acostumbrarse. Gilmour cuela Fat old sun, tema acústico cuyo registro vocal está cercano al de Ray Davies (curiosamente los Kinks editaron por aquellas fechas la genial Lazy old sun) y que hacia el final se desata gracias a un solo de guitarra completamente eléctrico.

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El álbum, cuyos ingenieros de sonido fueron Peter Bown y Alan Parsons (Norman Smith ejerció una vez más de productor) se cierra con Alan’s psychedelic breakfast, una bizarrada de más de trece minutos que cuenta con sonidos grabados en la cocina del batería Nick Mason (alguien comiendo cereales, huevos friéndose, pasos…) salteados con pequeños e intrascendentes momentos musicales protagonizados principalmente por la guitarra acústica de Gilmour o el teclado de Wright. “Es la cosa más desechable que hemos hecho nunca” llegó a decir Dave de este desayuno psicodélico. Sin embargo, un año después, con Meddle (1971), conseguirían crear Echoes, pieza esencial del sonido Floyd y probablemente una de las cimas del rock progresivo. Los tropiezos hasta llegar los primeros a la meta conforman Atom Heart Mother, con todo lo positivo y negativo que un proceso de esas características conlleva.

No se nos podría tachar de exagerados si dijéramos que de este disco es más conocida su portada que su contenido. Para la funda de Atom Heart Mother la banda y el fotógrafo Storm Thorgerson querían algo que fuera “lo menos psicodélica posible, que no tuviera nada que ver con Pink Floyd y que fuera completamente descabellada”. Storm oyó de un amigo que el empapelado de la vaca de Andy Warhol era nefasto, así que cogió el coche y, paseando por Essex, fotografió a la primera vaca con la que se cruzó (Lulubelle III).

Como curiosidades podríamos comentar el hecho de que no figure el nombre del disco ni del grupo en la portada (algo que también harían Led Zeppelin en su cuarta entrega), o que Stanley Kubrick quería utilizar partes del tema principal para La Naranja Mecánica pero modificando algunos aspectos, por lo que el grupo se negó a ceder los derechos de la canción para la película. De todas formas, si uno se fija con detenimiento en los estantes de la tienda de discos que Alex visita en la película verá una copia de Atom Heart Mother. Por otro lado, el título del álbum está sacado del periódico Evening Standard, en donde Waters leyó una noticia sobre una mujer embarazada con un marcapasos impulsado por energía atómica cuyo título era “Madre de corazón atómico”.

La edición original británica del LP contenía el sonido de un grifo que goteaba grabado en el surco final, de manera que se repitiera hasta el infinito en los tocadiscos que no tuvieran cambiadores automáticos. Cuando en 1994 Atom Heart Mother se reeditó en CD, en su interior se incluyeron dos recetas de cocina bajo el nombre de Original Fränkisches Kuh Hirn Früstück y Traditional Bedoun Weeding Feast y entre cuyos ingredientes podíamos encontrar medio camello, un cordero de primavera o media cabra norteamericana. Ahí es nada…

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