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Bigott – What a lovely day today

Hace dos años apareció un personaje musical en la ciudad de Zaragoza, en su faceta solitaria (ya rondaba por las calles mañas en otros proyectos anteriormente), dejando a todos muy sorprendidos con un debut no esperado, That sentimental sándwich (King of patio, 2006). Se llama Bigott, y sí, puede que esté tan loco como parece o que no se tome en serio ni a sí mismo, ni a su público ni a la prensa, pero cuando se pone detrás de una guitarra, una armónica o cualquier instrumento (u objeto con dicho fin) demuestra una sapiencia extraordinaria y no habitual en un cantautor con dos años de vida a nivel musical.

Para este 2008 ha rescatado de cualquier lugar de su mundo imaginario hasta 17 canciones conformando lo que es su segundo disco hasta la fecha, What a lovely day today (Bigott Records, 2008), el cual se ha permitido autoeditar y grabarlo con Paco Loco en sus estudios de Cádiz. Más libertad creativa imposible.

Los principales cambios de éste nuevo trabajo de Bigott se basan en una mayor duración, casi rozando la hora, y sobre todo en la explosión creativa y estilística del artista, mostrando una mayor variedad: No sólo hace uso de más y mejores arreglos en los temas, sino que es capaz de agarrarse a estilos como el funky o el noise en momentos totalmente novedosos en él. Parece haber pintado multitud de retratos en un mismo cuadro.

Por supuesto que la psicodelia, el folk o el country (en definitiva, americana) siguen apareciendo como señas de identidad, como se puede observar en la psicodélica canción que da título al disco, What a lovely day today, o en la belleza pop-folk que supone Mi preciosa flor. Ese country al trote con el que siempre suele sacar una nota más que notable (a lo King of Patio) se da cita en Monería o Little Octopussy, dándole una mayor vitalidad y energía al disco, lo cual quizá se echaba un poco en falta en su debut.
Por otro lado, Bigott parece haberse sacado de la chistera cierto aire funky en algunos de sus temas, como Marrieta Miculetta, la cual parece tomar “prestado” el ritmo de aquél mágico Give me your love de Curtis Mayfield. Con el mismo tono setentero aparece Dirty Patrick.
En Sweet birds, podemos encontrar la batería de I´m waiting for my man, y su voz garagera a lo Strokes, y también en la acelerada Aqaba se puede rescatar a la Velvet en los solos noise, retorcidos como hacía Lou Reed hace cuarenta años, y permitiéndose el lujo de terminar dicho tema con una steel guitar, un xilófono y tarareando con una templanza y una cadencia inusitadas.

En definitiva, este Frank Zappa maño nos demuestra que no sólo conserva su olfato creativo de su disco debut, sino que está tan a sus anchas que se atreve con lo que le venga en gana sin despeinarse. Viva la locura.

4 comentarios

  1. Hombre, eso de que lleva 2 años como ¨cantautor a nivel musical¨ no es del todo cierto. Lleva unos cuantos años componiendo y tocando. Sus primeras grabaciones igual tienen 10 ó 12 años por lo menos.

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