El propio Sabina se despidió de los grandes escenarios en este concierto, ante 12.000 personas, con mucha emoción y lágrimas, describiéndolo como «el último concierto de mi vida» y «el más importante».
La gira «Hola y adiós» fue un gran éxito, abarcando 71 conciertos por medio mundo (América Latina y España) y congregando a más de 700.000 personas. Aunque se retira de las giras multitudinarias, ha manifestado que no es el final de su carrera artística. Ha expresado su intención de dedicarse a escribir, pintar, hacer un libro de sonetos y grabar un disco desde la tranquilidad de su casa.
«Estoy enormemente agradecido. Mis canciones han crecido y yo con ellas y han conseguido de un modo misterioso colarse en la memoria sentimental de varias generaciones. Todo esto os lo tengo que agradecer a vosotros». El concierto fue un repaso magistral a sus cinco décadas de carrera. Sonaron todos sus himnos, desde baladas poéticas hasta los temas más canallas, haciendo un recorrido por la vida de muchos de los asistentes. Sabina se dirigió al público con palabras de profundo agradecimiento por acompañarlo durante tantos años, reiterando que era su despedida de los grandes escenarios, aunque no de la creación artística (escritura, pintura, discos).
Su obra ha trascendido generaciones gracias a su distintivo estilo que fusiona la poesía, la sátira, la crónica social y el lenguaje callejero. Tras exiliarse en Londres en los años 70, regresó a España para forjar una carrera prolífica, dotando de una voz única a la transición y la bohemia. Su discografía, que abarca desde la rumba hasta el rock y el bolero, incluye álbumes esenciales como Física y Química, El hombre del traje gris y, especialmente, el aclamado 19 días y 500 noches, consolidándolo como un maestro en narrar historias de amor, desamor y crítica social, siempre con su característico bombín y su voz rasgada. A lo largo de cinco décadas, Sabina ha influido profundamente en la música hispana, tanto por su labor en solitario como por sus colaboraciones con artistas como Joan Manuel Serrat. A pesar de los problemas de salud que lo han obligado a reducir su ritmo, su compromiso con el arte se ha mantenido firme.
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