Rodrigo Leão – Cinema
Vapuleado por su propia discográfica, en un claro ejemplo de asqueroso mercantilismo musical, Rodrigo Leão nos presenta Cinema, su cuarto álbum de estudio tras la publicación de Ave mundi luminar, Theatrum y Alma mater. Un disco que no ha sido editado en España porque algún corbatas de tres al cuarto de Sony ha pensado que un artista que no da saltitos, no tiene rizitos, o no canta estupideces, no tiene cabida en el espacio comercial español, cuando curiosamente sus conciertos anteriores en nuestro país se cuentan por llenos.
La música del ex-miembro de Madredeus, tanto en Cinema como en sus anteriores obras, es melancolía en estado puro, y además estamos ante uno de los mejores compositores contemporáneos, como ya dejara notar, concretamente, en Alma mater. En este último álbum participa gente como Beth Gibbons en Lonely carrousel, un precioso tema en forma de tango, Sónia Tavares con su dulce voz o Ryuichi Sakamoto al piano en António, donde hace un uso más evidente de intrumentos acústicos por encima de la orquestación a la que nos tenía más acostumbrados, aunque sin abandonarla en ningún momento. Todo ello para crear piezas de exótica ligereza, con cierto aire a boulevard francés, o a las voces tradicionales femeninas de Bahía. Un disco homogéneo y sencillo, poco pretencioso, en donde el artista plasma quince composiciones que intentan ser, de alguna forma, la banda sonora de nuestras vidas. Con momentos magistrales, como Uma história simples, Cinema o Rosa, donde se demuestra que estamos ante un músico con una capacidad aplastante para transcribir sus sentimientos a la partitura.
Mientras muchos en España miran hacia Francia como referente musical geográficamente cercano, otros giramos nuestras cabezas hacia Portugal, que con artistas como Leão nos sigue dando una soberana lección de genio y calidad. ¿Por qué en nuestro país no se cultivan este tipo de perlas? Pregúntenle al directivo encorbatado de Sony Music Entertaiment.
Delicioso, delicioso… como decía un amigo: “para escuchar con una taza de té o café calentito y calcetines gordos frente a una chimenea (estufa si me aprietas)”
Me gusta mucho la música de Leao, especialmente la orquestal.
En España nunca haremos cosas parecidas, porque somos diferentes a los portugueses. Ellos han legado al mundo el fado y la “saudade”; nosotros, el desgarro del flamenco. Puede que alguno piense que esto de atribuir “personalidad” a las naciones no está justificado, pero yo creo que, en general, los portugueses tienden hacia la melancolía, es decir, hacia una tristeza sosegada, y nosotros hacia el exceso y la pasión desmedida, exagerada a veces.
De todas formas, me parece un error reducir la música española a los “rizitos”, los “saltitos” y las “estupideces”; por estos lares hay cosas mejores que ésas.
Me han encantado tus comentarios sobre Rodrigo Leao. Tienes mucha razón con Portugal, musicalmente nos dan vuelta y media y muchos en nuestro pais los siguen mirando como si fueran una nación de segunda clase. Quizá en nuestro subconsciente colectivo los consideremos unos “traidores” de unidades tan ancestrales como ridículas en nuestros tiempos. Pero no creo que se pueda establecer una dicotomía entre Francia y Portugal. Parecemos despreciar por igual ambas culturas, sólo que Francia es desprecio chic y Portugal, desprecio de baratillo. ;-)
Me han encantado tus comentarios sobre Rodrigo Leao. Tienes mucha razón con Portugal, musicalmente nos dan vuelta y media y muchos en nuestro pais los siguen mirando como si fueran una nación de segunda clase. Quizá en nuestro subconsciente colectivo los consideremos unos «traidores» de unidades tan ancestrales como ridículas en nuestros tiempos.