FIC 46 – 2. Día 1
David Fincher puede dormir tranquilo, sigue siendo la persona que ha conseguido trasladar el universo loco de Palahniuk al cine de una manera más interesante. Clark Gregg, sin embargo, puede tirarse de los pelos.
Porque si bien no estamos ante un mal debut, lo cierto es que flojea donde no debe. La escritura del guión es correcta, las actuaciones están bien conseguidas… pero es el director quien falla. Suya es la culpa de que la historia no vaya más allá de la anécdota de película indie americana al azar.
Tal vez ese sea su problema, que sin haber leído la novela que la inspira uno ya intuye que había un fondo mayor. Se entrevén unas posibilidades narrativas más amplias que se ven reducidas aquí a una sucesión cronólogica de episodios sin mucho sentido global y guiados por una mano tan previsible como manida.
La Utopia Yanki: Occupation: Dreamland
Es una pena cuando un buen planteamiento documental cae por culpa de una mala planificación. Es una pena que la posibilidad de ver a los soldados americanos en Irak como personas reales se vea lastrada por una falta de coherencia interna absoluta. Es una pena, en definitiva, el resultado final de ésta cinta.
Si tan sólo hubiesen dado la impresión de que había un objetivo, una línea narrativa, todo hubiese cambiado. Los 78 minutos no se nos harían largos. No acabaríamos un poco cansados de escuchar casi siempre lo mismo. Nos deleitariamos más en los momentos realmente importantes.
Pero no tenemos esa versión ideal, sino la real. Y esa deja un regusto amargo a posibilidad perdida que se atenúa gracias a algunos instantes puntuales. A esa discusión entre republicanos y demócratas, a esa idea de que aunque no creas en la razón de la guerra tienes que convencerte de que es así. En el fondo, se salva porque consigue transmitirnos que, lo queramos o no, quienes invaden Irak sobre el terreno son como nosotros.
Concierto: Barry Adamson
El primer concierto del FIC nos trajo al gran Barry Adamson. Fundador de Magazine junto a Howard Devoto. Miembro de los Bad Seeds durante cuatro discos. Colaborador en bandas sonoras de David Lynch o Danny Boyle. Casi nada.
Y se presentó junto a un guitarra, un bajo, un batería, un teclado, un trompeta y un saxofón. Toda una banda que desgranó durante poco más de una hora la última faceta del autor inglés, que se entregó a un público más respetable de lo habitual en la ciudad.
Sin grandes éxitos ni guiños a etapas pasadas, así triunfo Adamson en su paso por Gijón. Y además firmó un final sobresaliente versionando Thank You (Falettinme Be Mice Elf Agin). Un buen inicio para las actuaciones de este año.