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[Crónica] Maria Arnal y Marcel Bagés (Sala Barts, Barcelona, 04/07/17)

Martes; noche veraniega. Un ambiente rutinario y común donde pocas sorpresas cabía encontrar. Pocos minutos antes de coger asiento en la BARTS la mayoría de los asistentes nos preguntábamos de qué naturaleza sería el espectáculo que tendría lugar, pues éramos novatos en la particular “galaxia” (los directos de Maria Arnal i Marcel Bagés) donde nos íbamos a adentrar. Se apagan las luces y de entre el humo aparecen sus dos figuras en el escenario. Como nosotros, toman asiento; Maria en el centro, Marcel pegado a su compañera. Y empieza la historia.

45 cerebros y 1 corazón suenan en versión acústica, sin los añadidos de producción presentes en la versión del álbum homónimo. La cara de Maria se ilumina contando la historia del mismo, cuyo origen se encuentra en la exhumación de una fosa común donde encontraron 45 cerebros y 1 corazón, víctimas de la guerra civil. Su compromiso con la historia y, sobre todo, la versión siempre ocultada, es apreciable desde el primer momento. El viaje iniciático continuó con Bienes (segunda canción por naturaleza según Maria y David Soler, su productor) y un recorrido por Verbena, su segundo EP (Cançó del taxista, A la vida, Cançó de Marina Ginestà). Llegó entonces el momento de sumergirnos de lleno en su primer LP. El folklore más terrenal jugaba como lluvia ingrávida en las manos de Maria mientras Marcel lo refinaba y empujaba hacia nuestro presente (e incluso futuro) con sus punteos salvajes y, al mismo tiempo, cuidadosamente estudiados. Estos latidos intensos entraron en éxtasis en piezas como Jo no canto per la veu No he desitjat mai cap cos com el teu, donde la guitarra cobró vida propia.

El tono se tornó solemne cuando el dúo quiso hacer un homenaje a todos aquellos que hemos perdido y a las distintas formas de experimentar la muerte, particulares en cada uno de nosotros, con el Ball del vetlatori. Un traslado a las raíces más profundas del Mediterráneo sin impurezas. Un momento en el que las lágrimas de los presentes querían cabalgar con fuerza y sin vergüenza. La misma vergüenza que se tuvo que desvanecer cuando David Soler subió al escenario para incurrir en la etapa final de este precioso viaje. Canción total hizo que Maria dividiera al público para cantar a pleno pulmón los coros con ella. Algo realmente entrañable y mágico. Desmemoria fue un espectacular masaje a dos bandas a la voz de Maria por parte de Marcel y David Soler, que potenciaron la rabia de la misma voz en La gent.

Todo parecía terminar con Tu saps, pero tras los aplausos (eternos) comenzaron a sonar esos característicos golpes que definen la gran cima del álbum, Tú que vienes a rondarme. De pie y en harmonía con los movimientos de Maria nuestros cuerpos se deslizaron en la “periferia brillante” de la galaxia o, mejor dicho, el precioso universo que ha creado con Marcel.

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