[Crónica] Festival SOS 4.8 2016
DIA 1: VIERNES
A pesar de ciertos agoreros pronósticos que nos apuntaban a que ibamos a tener que llevar algo para resguardarnos de la lluvia, un sol de justicia nos acechaba desde el primer momento que comenzamos, impacientes, a hacer cola para entrar.Al escenario salió, la primera de la tarde- la actuación se tuvo que retrasar por cuestiones técnicas del escenario que se nos escapan- Soleá Morente, para presentar su álbum de debut en una hora valiente, acompañada de su banda habitual y con la figura de Antonio Arias en el papel de Evangelista Mayor. Su actuación gustó, y mucho, y se llevó la ovación del público, sobre todo con el cierre de Todavía.
Cambiamos al cercano escenario Inside para ver a unos jovencísimos Belize, desde Pamplona, que elaboran un pop mucho más directo y sencillo, donde la fuerza y la energía reside, sobre todo, en su potente batería. Poco más. Más tarde nos encontrábamos ante un dilema. Por un lado, queríamos experimentar- por primera vez- la potencia del directo y la complicidad con el público de Corizonas, y, por otro lado, pegarnos nuestro primer chapuzón con Los Ultimos Bañistas. Así que, al contrario que Salomón, nosotros sí que partimos a la criatura por la mitad. Comenzamos con los Bañistas, que quisieron recalcar que era la formación que grabó el LP Expedición. Lo cierto es que, tanto por la potencia de su directo como por su repertorio- cada vez más psicodelia, por cierto- merecían, si no un escenario mejor, sí una hora más adecuada. Corizonas, a punto de publicar su nuevo álbum, hicieron que mereciera la pena convertir los euros en tokens. Además de adelantar varios de los temas de su nuevo disco, Nueva dimensión vital, repasaron su discografía, con la interpretación estelar de The Falcon Sleep Tonight, del trompetista Yevhlen Riechkalov.
Hay que reconocerlo, Mew no es una banda para todo el mundo. Incluso, no es atrevido sentenciar que desentonan en el cartel. De hecho, era palpable que en la primera fila estaban los adeptos, que conocían sus letras hasta el detalle. Hacen un pop claramente nórdico. Es improbable que a una formación americana, inglesa, ni, por supuesto española, pueda elaborar unas melodías como las de los daneses. Tienen una marca y eso es importante. Y saben ejecutarla. La canción más aplaudida, Special, incluída en su cuarto And the Glass Handed Kites (2006) y el épico cierre con Comforting sounds, que cerraba su álbum Frengers (2003). Un buen concierto que, sin embargo, pasó desapercibido.
Saltamos al escenario Inside a ver a Toundra. He de reconocer que también era mi primera vez y quedé realmente impresionado con la entrega de esta formación. Te puede gustar más o menos el post-rock instrumental que elaboran, pero no puedes negar la energía de su directo. Consiguen- el sueño de un político- convertir en adeptos a los no convencidos. También otra excelente – y arriesgada – apuesta de la organización.
Pero a última hora tuvimos que marcharnos: había que coger sitio para los Manic y sólo quedaban diez minutos. Aunque todos sabíamos que la razón fundamental de la actuación de Bradfield y cia era la celebración de los 20 años de Everything must go, tocar un disco entero puede resultar, de alguna manera, pesado. El público fiel aguardaba realmente la segunda parte, la de los grandes éxitos. Suena a historias del abuelo, pero gran parte de los que les conocimos con el single Stay Beautiful, en 1991, mantenemos que los Manic fueron de más a menos. Así, muchos de los allí presentes celebraron el inicio con Motorcycle Emptyness, otros tantos descubrieron en los bises por primera vez clásicos como Roses in the Hospital. En el apartado versiones, tal vez no fue acertada la elección de Feels like heaven de Fiction Factory– desconocida por el público- en lugar de su gran éxito de Song from M*A*S*H (Suicide Is Painless) de 1992. Correctos, pero no entusiasmaron. El agotador día – para un reportero -sólo dio para una visita final al concierto de la formación de synth-pop CHVRCHES, uno de los más concurridos de la noche, si bien es cierto que arrastraba el público de Love Of Lesbian. Era la hora de los más jóvenes y había que dejarles hueco para la pista de baile. Una hora injusta, por otro lado, para la actuación de León Benavente. Habrá tiempo para verles de nuevo a una más decente.
DIA 2 SÁBADO
Precisamente los más más jóvenes en sus carritos- y sus papás- eran los que se congregaban a mediodía para la jornada de aperitivos, deslucida por la breve actuación de Kiko Veneno, que, con razón, se quejó porque su sonido quedaba solapado con el ensayo de Amaral. «Yo para esto no vengo desde Sevilla» se lamentaba, con razón. Y tras tres canciones, Volando se fue. Algo que tuvimos que compensar de alguna manera. Un bocadillo de pan y ternera gallega de media hora de elaboración en un food truck algo hizo. ..
Lo cierto es que la actuación de Kiko Veneno, pese a ser de mañana, era una de las más apetecidas. Sin embargo, se vio bien recompensada con el primero de la tarde. Santiago Auserón es grande. Pero si sumas a Santiago Auserón con la Orquesta Regional Sinfónica de Murcia entonces el adjetivo que tienes que utilizar no es apto para horario infantil. Con la dirección musical de Ricardo Casero, Joan Vinyals a la guitarra acústica, fue hora y media de concierto ovacionado de principio a fin. Sonaron en clave de blues y swing gran parte de las canciones de la carrera de Auserón, desde la apertura con Río negro, pasando por Annabel Lee, No más lágrimas– en la que Joan Vinyals cobraba gran protagonismo – La negra flor, y un bis con Obstinado en mi error. Obstinado, más bien, en acertar.
Pasada la tarde, la expectativa era para la actuación de la formación de rock alternativo Blonde Redhead, tal vez demasiado alternativo para lo que el público del SOS demandaba a las 20:40 de la noche. Completamente desubicados. No tuvimos duda en escoger, después. sí, a contracorriente- a Nueva Vulcano– grupo que ofreció uno de los sonidos más explosivos de la jornada.
La actuación de The Libertines atrajo disparidad de opiniones. El que suscribe, desde luego, ya venía avisado, así que poco debe sorprenderse uno de los olvidos de las letras, y sobre todo, de las payasadas. En ese sentido, en su salsa, fue un concierto bastante decente. El repertorio también ayuda: You are my Waterloo, Can´t stand me now, Gunga Din…El final, un poco patético, con un bis alcohólico de «We are young» (Alright de Supergrass), La Bamba/Twist and Shout, el justificado apagón obligado de la organización y una incomprensible persecución de los vigilantes a Doherty subido a caballito de Barat… Después, una correcta actuación de Of Montreal, que no comenzaron a conectar con el público más bailongo hasta ya avanzada su actuación, con clásicos de su repertorio como Gronlandic Edit o She’s A Rejecter.
En resumen, vimos un cartel correcto, un tanto descompensado – más grande el viernes, más flojo el sábado- con apuestas positivamente arriesgadas (Mew, Toundra), algunos horarios injustos (Soleá Morente, León Benavente) y un espléndido Auditorio que, dada la cercanía, merecería que se le sacase más partido.
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