Andrés Calamaro y Fito & Fitipaldis (Barcelona, 28-07-07)
“¿2 son multitud?”. Bajo la denominación 2 son multitud se encuentran dos personajes bien conocidos del pop-rock en español: Adolfo “Fito” Cabrales y Andrés Calamaro. Ambos se unieron hace unos meses para gestar una serie de cinco macroconciertos -y decimos “macro” porque la duración de éstos rondaba las cuatro horas-. Si ya hace un tiempo pudimos disfrutar de la unión entre Enrique Bunbury y Nacho Vegas en el Liceo, la gira que ahora está propiciando la reunión de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat y esta última “juntiña” de Calamaro y Fito, parecen demostrar que eso de unir fuerzas da resultado y está creando escuela.
De esta gira se ha comentado que los conciertos se han grabado para ser posteriormente publicados en formato CD y DVD, como recuerdo de esas cinco noches mágicas, y estoy seguro de que muchos de los asistentes intentarán hacerse con una copia para el recuerdo. La última cita de estos conciertos tuvo lugar en Barcelona, y el espacio elegido fue el Parc del Fòrum. Un sito hecho a la medida del espectáculo, grande y amplio, que acogió a las más de treinta y dos mil personas. No en vano, la cita de Barcelona es la que más público ha congregado, y ha servido para demostrar que el rock en castellano es capaz de reunir a mucha gente.
El show constaba de varias partes: una primera con los dos artistas cantando juntos, después, por turnos, Calamaro y Fito en solitario, para acabar de nuevo reunidos al final del concierto. Es por esto que todo el conjunto sumaba casi cuatro horas de función. Y con 30 minutos de retraso, el bilbaíno Fito y el argentino Calamaro salieron al escenario. Interpretaron juntos cuatro temas: el tema de Los Rodríguez A los ojos, Viene y va, Quiero ser una estrella de Fito & Fitipaldis y la canción de Calamaro No se puede vivir del amor. Después Fito se despidió, dejando a Calamaro encima del escenario para que interpretara en solitario varios temas.
Andrés y Fito.
Andrés hizo un repaso a toda su carrera discográfica, aunque la mayor parte la dedicó a su quíntuple disco titulado El salmón. Y es que, precisamente, con la canción El salmón empezó su repertorio un Andrés Calamaro muy activo, casi siempre con una guitarra colgando del cuello y muy cumplido en todo momento con el público barcelonés. Después vino Ok perdón y Te quiero igual, momento en el que agradeció a los espectadores su asistencia. Acto seguido interpretó dos temas de El salmón, Tuyo siempre y Crucifícame, esta última con un ritmo que provocó que empezara a entrar en calor. Con la siempre preciosa Todo lo demás se recordó el disco Alta suciedad y, al terminar, Calamaro se sirvió de un blues para presentar a su banda -recordemos que Fito comparte algunos de sus músicos-, pidiendo al público que elevara las manos cada vez que se nombraba a un miembro del grupo, formado por Julián Kanevsky y Diego García a las guitarras, Tito Dávila en los teclados, José Bruno a la batería y Candy Avelló al bajo. En una de las presentaciones Andrés soltó un: “¡Arriba las manos Barcelona! Esto no es un atraco… pero somos delincuentes”.
Andrés Calamaro
Después de la presentación, siguió el concierto con Hacer el tonto. Pero fue a continuación, con Loco y Corte de Huracán, unidas en una sola canción, cuando todo el público cantó al unísono. Más tarde vinieron otras dos de El salmón: Lo que no existe más y Días distintos. Y Corazón en venta, de su flojo último disco El palacio de las flores, fue el momento elegido para saludar al sector argentino, a sus compatriotas del Río de la plata. La lenta Crímenes perfectos y la roquera Alta suciedad continuaron la fiesta, y si con Horarios esclavos volvió a retomar El salmón, con Canal 69 hizo que recordáramos a Los Rodríguez, momento en que se despidió fugazmente, ya que regresó para interpretar Paloma, que cerró esta primera parte del concierto a cargo de Andrés Calamaro. Llegados a este punto y tras una pequeña pausa de no más de cinco minutos, vimos cómo Fito y Calamaro unían sus fuerzas de nuevo. Andrés hizo un amago e interpretó un pequeño trozo del tango Los mareados que fusionó con Estadio Azteca, momento en el que se le unió Fito. Terminada la canción, Calamaro dio el relevo a su compañero, que después de otra pequeña pausa comenzó su repertorio.
El concierto de Fito & Fitipaldis fue todo un setlist lleno de éxitos de sus discos. Una especie de radiofórmula que llegó muy bien al gran público y a los fans que esperaban con ansias su actuación, y que empezó con Un buen castigo. Un tema que el público ya reconoció en los primeros acordes, algo que cuesta creer pues a Fito se le suele criticar por la similitud entre sus canciones. En el espectáculo destacaban las apariciones de Javier Alzola con el solo de saxo y, como ocurrió con el primer tema, se repitió la historia al sonar las primeras notas de Por la boca vive el pez: entre la gente se escuchó ese oohh tan característico. Quizás sea porque el tema y el disco han sido todo un éxito de ventas, como lo ha sido la inmensa gira que Fito ha tenido y tiene aún por delante. Por otro lado, al escuchar los primeros riffs de Como pollo sin cabeza me vinieron a la mente los desaparecidos Dire Straits, y es que el estilo de Fito & Fitipaldis es muy cercano al del grupo que liderara Mark Knopfler. La lenta balada Donde todo empieza fue el momento en que gran parte del público encendió sus mecheros. Y yo que pensaba que con la “movilmanía” ya no veríamos mecheros al aire… Pero lo bueno llegó al final, con un cambio de ritmo muy festivo y con unos virtuosos solos de saxo y guitarra. Después, ¿un guiño a Pink Floyd? Es lo primero que pensé al escuchar la introducción de Me equivocaría otra vez, como si de Shine on you crazy diamond se tratara. La instrumental 214 Sulivan Street hizo las delicias de los amantes de la guitarra, seguida por Cerca de las vías, una canción lenta, con una letra profunda, y uno de los mejores temas de su segundo disco Los sueños locos.
Fito
La fiesta, sin embargo, volvió a dominar las tablas al sonar Deltoya, tema de su último disco. A continuación, Fito preguntó al público “¿Donde está la luna?”, para acto seguido empezar a entonar A la luna se le ve el ombligo, durante la que pudimos ver, en las grandes pantallas situadas al lado del escenario, cómo las cámaras enfocaban el cielo y la preciosa luna llena que estuvo acompañándonos durante todo el concierto. Después, Fito introdujo a su banda con estas palabras: “algunos han sido ya presentados por Andrés, pero eso no quiere decir que no lo haga yo”. Así, fue presentando a Carlos Raya a la guitarra, Javier Alzola al saxo, Joserra Senperena a los teclados y acordeón, y a los músicos que compartió con Andrés Calamaro: Candy Avelló al bajo y José Bruno a la batería. Y acto seguido hizo un pequeño guiño a Nitrato, que se marcó unos pasos de baile con una pequeña versión de Michael Jackson. Después de las presentaciones llegaron La casa por el tejado y la lenta y coreada Soldadito marinero, que tuvo un final colectivo, pues se unieron, como si de un puzzle se tratara, sus versos finales con un ritmo muy festivo, lo que provocó que el público cantara a solas el final de la canción. Y para finalizar le tocó el turno a Acabo de llegar, concluyendo la canción con Fito a la guitarra acústica, Joserra al acordeón y Alzola al saxo. Fue éste el tema con que se cerró la parte de Fito & Fitipaldis en solitario.
Pero pasados apenas cinco minutos se oyó a Calamaro pidiendo “¡ruido, ruido!”. Ésta fue la señal con la que los dos músicos volvieron a compartir escenario en la recta final del espectáculo. Comenzaron con la canción de Calamaro Me arde, a la que añadieron un trozo de la letra de los Rolling Stones Dead flowers, y siguieron con Whisky barato y Medalla de cartón, ambas de Fito. Y para el final reservaron Flaca, en lo que fue un final de fiesta apoteósico, con todo el público cantando y bailando, y en el que sonó magnífico el saxo de Javier Alzola.
Andrés y Fito
La gira ha sido todo un éxito y esperamos ya con ansias ese prometido DVD. Tenemos que aplaudir a la organización, ya que todo funcionó a la perfección, principalmente por el gran trabajo de la gente de Last Tour International. Apuntemos que estos conciertos han llenado en cada una de sus fechas, elevando a más de cien mil los asistentes totales. En otras palabras, 2 son multitud ha supuesto una reivindicación en toda regla del rock en español.
Texto y Fotos: Sergi Serrano