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[Crónica] Andrés Calamaro (Madrid, 11/06/23)

El argentino, en un excelente estado de forma, encandila dos jornadas consecutivas al público de las Noches del Botánico

Andrés Calamaro, durante su actuación del pasado domingo. Foto: Víctor Moreno / Noches del Botánico

He aquí otro estúpido y simpático dato para aquellos que disfrutan comparando las figuras de Bob Dylan y Calamaro: ambos actuaron por partida doble en la semana inaugural de la nueva edición de las Noches del Botánico de Madrid. El de Duluth fue la última incorporación al cartel del ciclo con dos fechas marcadas en el calendario y ofreció —nos referimos al pasado miércoles— un soberbio recital basado en su último disco, Rough and rowdy ways. Por su parte, el argentino añadió una segunda cita, la del domingo 11 de junio, tras agotar las entradas del día anterior con cierta prontitud.

Eran las primeras actuaciones de Calamaro en la capital tras su paso por el WiZink Center en junio de 2022. Fue aquella una velada de notable alto que tuvo además el aliciente de contar con las apariciones de Ariel Rot, C. Tangana y Kase.O. Pero a Andrés se le notó aquel día desde el primer momento incómodo y algo molesto a causa de los flashes de algunos teléfonos móviles ya que, según nos advirtió, le distraían y desconcentraban. Llegó incluso a amenazar con recoger el chiringuito y marcharse a casa. Luego la cosa se enderezó, cierto, pero los residuos del sobresalto tardaron algunos minutos en desaparecer. Ayer, sin embargo, en su segundo asalto consecutivo en el coqueto recinto del Real Jardín Botánico Alfonso XIII no hubo quejas ni amago de abandonar el escenario, sólo agradecimientos dirigidos a su banda y a un público radiante de principio a fin, algo más bien habitual en los conciertos del bonaerense desde hace años. Había en su rostro serio un aire de concentración, de ser consciente de que la doble faena madrileña debía saldarse sin cortapisas con alguna oreja o, por qué no, con las dos y también el rabo.

Arrancó con Alta suciedad, Cuando no estás y un popurrí (no sería el único) que enlazó La libertad, Carnaval de Brasil y Diego Armando canciones. Todo acompañaba, todo estaba en su sitio: actitud, sonido, ambiente, temperatura. Y voz. Al igual que han demostrado recientemente Dylan (otra vez) y Joaquín Sabina, cantores sin parangón, la de Calamaro parece gozar también de una segunda, tercera o cuarta juventud. Tras Me arde aparece Niño Josele, que enmudece y deleita al respetable para añadir luego pinceladas de luz y color a Para no olvidar, Los aviones y un Estadio Azteca coreado por las más de tres mil personas que abarrotaban pista y grada. Esa espléndida rareza en su catálogo que es All you need is pop y Rehenes dieron paso a una trinidad compuesta por El salmón, Maradona y Tuyo siempre y a un nuevo medley que en esta ocasión hermanó La parte de adelante, Corte de huracán y Loco.

Si el sábado, además de Niño Josele, se subió también a las tablas Diego García ‘Twanguero’ para poner su guitarra al servicio de Sin documentos, ayer fue el turno del rapero argentino Dillom, que, vaso en mano, visiblemente exaltado y en movimiento constante, cantó como pudo Output input al alimón con Andrés. El tramo dedicado casi en su totalidad al repertorio de Los Rodríguez incluyó estrofas y estribillos de Mi enfermedadTodavía una canción de amorTe quiero igual y Dulce condena para finalizar con Sin documentos, esta ya interpretada al completo. Flaca conmueve y Paloma sube siempre la apuesta independientemente de las coordenadas geográficas y emocionales del momento: en no sé qué sitio leí o escuché que es la canción en nuestro idioma con los mejores versos por metro cuadrado. Algo así. El salmón saluda al tendido y desaparece junto a su banda para volver y sellar la noche con Crímenes perfectos y Los chicos, con recuerdo final para el I want you (she’s so heavy) de los Beatles. Después de otra inmensa y merecida ovación, Calamaro se despide de nosotros hasta la próxima mientras enfila hacia la misma puerta por la que llegó: la grande.

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