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[Reseña] Oh. What. Fun. (Original Motion Picture Soundtrack)

A medida que se aproxima la temporada navideña, se evidencia el fenómeno cíclico de cómo las composiciones de repertorio monopolizan las listas de éxitos durante diciembre, desplazando prácticamente por completo a las propuestas contemporáneas. Aunque han surgido algunas adiciones recientes a este inevitable canon festivo, la hegemonía de los temas tradicionales se mantiene intacta. Es precisamente en este contexto donde la banda sonora original (BSO) de la película Oh. What. Fun. (producida para Prime Video) se erige como una propuesta significativa. Si bien no es radicalmente innovadora, sí ofrece una revitalización y expansión del panorama musical navideño actual. No obstante, probablemente le faltaría ese necesario elemento de nostalgia que acompaña esas canciones.

El supervisor musical del proyecto, Marcus Tamkin, reveló que la concepción del álbum se inspiró en un «intercambio musical intergeneracional». La idea surgió al basarse en melodías que su madre le había enseñado y que, posteriormente, fueron reinterpretadas por artistas contemporáneos que él compartió con ella. El director, Michael Showalter, y Tamkin buscaron deliberadamente a músicos que aportaran a las obras de antaño un sonido fresco, a veces peculiar e introspectivo, acorde con el tono de la película: una comedia dramática centrada en el esfuerzo poco apreciado de una madre, interpretada por Michelle Pfeiffer. En esencia, un drama festivo con un trasfondo emocional.

La selección de piezas es curiosa y original, en tanto que Tamkin a menudo elimina cualquier refinamiento superficial, buscando la crudeza y el sentimiento humano subyacente en las letras. Un ejemplo perfecto de cómo se prioriza la profundidad emocional sobre la simple alegría navideña es la inclusión de la oscura y emotiva Christmas Eve Can Kill You, en la ejecución de Andy Shauf y Madi Díaz. Esta pieza, escrita originalmente por Dennis Linde y grabada por The Everly Brothers en 1972 en su etapa country, poco antes de su separación, describe un lado menos agradable del período festivo a través de un hombre solitario que hace autostop en la nieve.

Lo mismo puede decirse de Angel In the Snow, un descarte grabado por Elliott Smith en la época de su álbum XO (1998) y que no fue lanzado oficialmente hasta el recopilatorio póstumo New Moon (2007). Es un ejemplo característico del estilo indie-folk acústico, íntimo y melancólico de Smith, y resuena perfectamente en los coros de Fleet Foxes, cuyas voces ya evocan por sí mismas la temporada invernal. Snowqueen Of Texas es otra elección dentro del catálogo de una banda en «decadencia», en este caso, el legendario grupo de folk-rock The Mamas & The Papas, lanzada en su último álbum de estudio, People Like Us, en 1971. Presenta sus exuberantes armonías vocales características y su suave sonido folk-pop. La adaptación de Weyes Blood se ajusta naturalmente a su propio estilo de folk-pop rico y orquestal. De modo análogo, la melodía Christmas Must Be Tonight, escrita por Robbie Robertson, se grabó por primera vez en 1975 y se publicó en el álbum Islands (1977) de The Band. Es una conmovedora y rústica pieza de americana, un ejemplo clásico de una lírica navideña sincera y no comercial, interpretada con gran belleza originalmente por Rick Danko y que, para este disco de acompañamiento, se adapta a la perfección a la personalidad de Jeff Tweedy. Aunque hay canciones más tradicionales o previsibles para un álbum de este calibre —incluida una regrabación de 2000 miles de Pretenders por Sharon Van Etten—, Michael Showalter ha optado por selecciones alejadas de tópicos para conformar una banda sonora que, más allá del interés que pueda tener uno por los dramones navideños, merece la pena tener en la cabecera en estas fiestas.

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