La última sensación de Nueva York llega con este nombre y este álbum bajo el brazo. Los jovenes Joseph Ferocious (Joe D’Agostino) – voz/guitarras, Neil Berenholz – bajo/vocales, Matthew Miller – Batería y percusión, Daniel Baer – teclados, vocales y yatch, forman el nuevo grupo en boga cuya admiración crece hasta la hipérbole en las redes sociales de internet. Y eso que la banda se formó apenas hace un año. Todo un flechazo.Pavement, Sonic Youth o Built to Spill son las referencias que se suelen citar para definirlos. A primera escucha lo primero que llama la atención es la capacidad de querer transformar, enmarañar y distorsionar (tal vez la palabra más acertada) lo que son a priori canciones de pop sin complicaciones (como es el caso de Some trees o Wind Phoenix, una de las más destacadas), lo cual no significa que acierten en todos los casos.
En ese sentido, el grupo tiene cierta capacidad para despistar al personal. Una composición como Cold spring, que contiene semejanzas a alguna de las más oscuras creaciones de The Cure, cambia de forma inesperada y frenéticamente el ritmo a mitad de la canción, para terminar en un climax final de guitarras desenfrenadas. En Share, sin embargo, dejan en un segundo plano la voz para darle más presencia a la instrumentación.
La banda pretende ser épica y no lo consiguen, pero sí llaman la atención dentro de la mareante oleada de grupos nuevos que publican o se autopublican, como es el presente caso, sus discos. Tal vez no sea un álbum redondo, pero sí tienen todas las papeletas para hacer grandes cosas en el futuro.
Un comentario