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[Reseña] Queens Of The Stone Age – Villains

Un simple suma y sigue.

En tiempos menos eclécticos, menos dados a la posverdad, Queens Of The Stone Age y Mark Ronson habrían sido una extrañísima pareja. Cuando la sociedad se dividía más en tribus urbanas, íntimamente relacionadas con hábitos, gustos de consumo y estéticas musicales bien diferenciadas, la banda más carismática del stoner rock no habría trabajado con el rey de la producción pop-electrónica-hip-hop-soul-funky-R&B. Eran de mundos distintos. Hoy, por suerte, muchas de las fronteras estilísticas se han quebrado en la industria musical. No puede decirse que no sorprendiera el anuncio en su momento, pero que dos entidades de la talla y calidad de Queens Of The Stone Age y Mark Ronson, los mejores en sus respectivos campos, hayan trabajado juntos en el nuevo disco de los primeros es indiscutiblemente una buena noticia.

¿Que si se nota mucho? Pues relativamente. Uno empieza a escuchar Villains, séptima referencia de los californianos en casi 20 años de trayectoria, y no puede evitar tenerlo en cuenta. Pese a presentar los habituales riffs de guitarra, los redobles de batería y ese aire soberbio tan Josh Homme, Feet Don’t Fail Me, canción inaugural, brinca sobre una especie de beat (más bailable y sofisticado que de costumbre) y su estructura responde a ciertos modelos de pop y electrónica: como esa intro en subidón y la cadencia previa al último empujón rítmico. Algo en la misma línea podría decirse de The Way You Used to Do: un tema lleno de flow y ritmos bailongos que no renuncia a los ingredientes instrumentales y estéticos clásicos de la banda y del stoner rock, como ese final entregado a las guitarras.

Y es ahí precisamente donde empieza a desvelarse el alma discursiva del disco. “Is love mental disease or lucky fever dream?”, se pregunta Homme; y la respuesta, a lo largo de toda la obra, nos remite claramente a la esencia de Queens Of The Stone Age, pasando poco a poco a un segundo plano la influencia de Ronson. En Domesticated Animals, por ejemplo, inciden en la ausencia de libertad en las relaciones –a través de un planteamiento general estático– y en la necesidad de rebelión de vez en cuando –a través de la agitación y contenido del estribillo: “You wonder where’s the freedom? / In the lost and found”. Mientras que en Fortress, canción tirando a blanda pero siempre dentro de los márgenes del post-grunge, echan un capote a los caídos: “It ain’t if you fall / But how you rise that says who you really are”.

Villains, en general, habla sobre cómo recuperar la identidad personal al final del amor: desde las premuras y necesidades del principio –“We move with an urgency / Between pleasure and agony, on a runaway line” (en ‘Feet Don’t Fail Me’) o “Your head’s like a haunted house (…) / Desperation can led to madness / De-de-degradation is a must” (en la caótica y pendenciera Head Like A Haunted House)– hasta la renuncia de esa especie de villanía circunstancial, tan emocionalmente plasmada en Villains of Circumstance, la balada final. Porque de lo contrario, como dicen en Un-Reborn Again, correríamos el riesgo de ahogarnos en la fuente de la eterna (y falsa) juventud: “Frozen in pose locked up in amber eternally / Buried so close to the fountain of youth you can almost reach”.

La solución emocional característica de Queens Of The Stone Age se va abriendo paso a lo largo del disco y culmina en The Evil Has Landed, un corte 100% stoner, con protagonismo absoluto para las guitarras y frases como “It ain’t half empty or full / You can break the glass, or drink it all” que no dejan lugar a dudas, timideces o ambigüedades. Puede que no sea la tónica general del álbum, pero ni siquiera canciones como Hideway, paliativa y sin excesiva tensión, se pueden entender como flaquezas, y mucho menos achacarlas a la presencia camuflada del trabajo de Ronson. Éste, en todo caso, se hace más visible en un primer cuarto de disco que, a la postre, resulta el más estimulante.

Lo que queda claro, en cualquier caso, es que la inspiración de Josh Homme y compañía sigue fresca y, lo más importante, dispuesta a seguir enriqueciéndose con inputs externos. Total, saben que tienen tanto carácter y tanta personalidad que aunque se mezclaran con su alter ego más antagonista, seguirían imponiéndose ellos.

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