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[Crónica] The National (Pamplona, 28/05/22)

Sobriedad es un adjetivo que le sienta como un guante a la primera actuación de la The National en tres años y que, además, servía de apertura a su nueva gira europea. En todo lo que rodeó a su actuación del sábado parecía asombrosamente calculado para suscitar emoción entre el público pero lo justo para no provocar enardecimiento. Desde su salida al escenario, la puesta en escena- prácticamente todos de negro salvo uno de los miembros de la sección de viento, bastante parcos en palabras –e incluso la propia actuación contenida desentonaba con la euforia de los palcos del Baluarte de Pamplona, hasta tal punto que parecía que hasta el propio grupo se sentía abrumado ante tamaña recepción. No siempre ha sido así -sabemos que incluso a Matt Berninger le gusta tomarse selfies con sus fans, en su actuación del Baluarte se prohibieron las fotos- pero, hoy por hoy, la disposición era inequívoca.

Si la primeras tres canciones –Don’t Swallow the Cap, Mistaken for Strangers Play y Should Live in Salt- sirvieron apenas de calentamiento-Bloodbuzz Ohio sirvió como auténtico resorte, el público se puso en pie y así se mantuvo prácticamente durante las dos horas del concierto. El set de la banda de Cincinnati equilibró la intimidad austera del cantante con el imponente sonido del grupo, producto de dos guitarristas, un dúo de metales, sintetizador y piano, bajo y un solo baterista, frente a los dos que suelen llevar en citas previas, matiz que no se percibió en el resultado final. Tras I Need My Girl, This Is the Last Time y The System Only Dreams in Total Darkness, impulsada por un feroz arranque de batería, The National presentaron una de las nuevas, Grease in Your Hair (Birdie). A principios de la primavera, Bryce Dessner describió el nuevo álbum-sucesor de I Am Easy To Find de 2019- como una reminiscencia del sonido “clásico” de la banda pero con más “energía”. Y no le faltaba razón.

El público se conmovió de igual forma con la lenta Light Years que con la impetuosa Guilty Party, con unos de los momentos mejores de la noche, el duelo de guitarras de los hermanos Aaron y Bryce Dessner,  para llegar a la auténtica enajenación en los coros de The Day I die, seguida de la también nueva y notable Tropic Morning News (Haversham), a primera escucha una de las más comerciales de la banda y seguro que pronto una de las favoritas. Resultó una buena idea colar esta novedad junto a otras ya más que conocidas en el setlist como Pink Rabbit, England o el épico cierre (en falso) con Fake Empire y About today, para introducir en los bises una más de las del nuevo disco-Bathwater (Mount Auburn) y el consabido cierre a capella y en coro de Vanderlyle Crybaby Geeks, una especie de ritual que probablemente les sirve para deshacer el conjuro. En su primera actuación la banda parecía regresar a los orígenes– desaparecieron los coros y la sección de cuerdas- pero también anticipaban el futuro con sus nuevas canciones. No podíamos haber pedido un mejor primer show después de casi 900 días”, aseguraban al día siguiente. Estamos seguros de que el público congregado aquella noche no les quitará la razón.

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