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[Crónica] Elvis Costello & Steve Nieve (Granada, 02/09/23)

Elvis Costello (Fuente: ciclo 1001 músicas)

“Me dijeron que podía venir a Granada en cualquier época del año porque es un sitio donde nunca llueve”. Decía con sorna Elvis Costello bajo el paraguas. Es bien verdad que, ya es mala suerte, que de todos los días del año, le tuviera que tocar a él casi de pleno el paso de la dana por el Teatro del Generalife. Lo que hace de Costello un auténtico artista es su enorme versatilidad. Proviene del jazz y de las big bands gracias a su padre, de quien también habló durante su actuación. Y aunque como nosotros le conocimos fue a través de estar en la vanguardia de la New Wave, integró en su repertorio el country, el soul, el rockabilly e incluso la música clásica. Por eso está acostumbrado a moverse en aguas movedizas, si surge la ocasión, y puede emplear una banda de rock entera, una orquesta o apañarse con un piano y una guitarra acústica si se da la circunstancia. Todo esto hasta cierto punto, claro.

Otro aspecto por el que un concierto de Elvis Costello siempre llama la atención es la imprevisibilidad- si que es verdad que es una virtud que no a todo espectador puede apetecer- por lo que en sus actuaciones puedes escuchar un poco de todo, desde sus canciones clásicas a algunas que rara vez toca o que no toca en absoluto. De hecho en las primeras diez noches de la gira en Nueva York prometió no repetir ningún setlist, todo un récord para cualquier artista. Steve Nieve, miembro de The Attractions y después en The Imposters, tocó el piano, órgano y otros instrumentos de teclado en la mayoría de los proyectos de Costello durante los años 80s. Incluso durante toda la etapa de Costello en solitario, las colaboraciones Costello/Nieve nunca cesaron, ambos músicos realizaron giras como dúo y Nieve ha contribuido con teclados en todos los álbumes de Costello desde mediados de la década de 1990, incluida la célebre colaboración con Burt Bacharach de 1998, Painted From Memory. De hecho, la gira como dúo de Costello y Nieve llega veinticuatro años después de que ambos emprendiesen, en 1999, su última gira en solitario hasta la fecha, Lonely World Tour, tras el lanzamiento de aquel álbum.

El concierto del Generalife, apertura del ciclo 1001 músicas–  comenzó bien y más o menos en hora – alguna gente parece que está esperando a que se enciendan las luces del escenario para sentarse- y con una canción bien escogida como apertura, una de sus últimas grandes composiciones: When I was cruel 2 del álbum del mismo título de 2003, el primero que presentó a su nueva banda, The Imposters, y que mejor ejemplifica que un concierto de Costello puede incluír todo tipo de estilos imprevisibles y emplear todo tipo de samples (en este caso Un bacio è troppo poco de Mina) si resulta oportuno.

Sin embargo la lluvia comenzó a hacer acto de presencia y Costello y Steve Nieve tuvieron que ponerse a cubierto bajo una lona dispuesta especialmente para la ocasión. A partir de ahí el dúo comentó que, debido a las circunstancias, deberían cambiar momentáneamente el setlist para hacer canciones sólo con piano y guitarra. El primer gran viaje al pasado siguió con Talking Horses, un descarte de Armed Forces que se lanzó originalmente en 1978 como acompañamiento de un sencillo promocional. Siguió Shot With His Own Gun de su álbum Trust de 1981 tras el cual tuvo que hacerse un receso de diez minutos para acomodar el escenario a las nuevas circunstancias metereológicas, mientras parte del público se refugiaba en laterales. Costello y Nieve regresaron con Accidents Will Happen, también del álbum Armed Forces, aunque esta vez solo al piano, una canción influída por Anyone who had a heart de su admirado Burt Bacharach. Deep Dark Truthful Mirror, otra de las rarezas de las que Costello le gusta sacar de vez en cuando, de la época de Spike de 1989 , dio paso a Everyday I wrote a book con Stevie Nieve al piano y con Costello paraguas en mano como si de un musical se tratase, un breve momento que animó a la audiencia en una noche que resultó menos tormentosa de lo que un principio aparentaba. Fue una canción probablemente escogida oportunamente para dulcificar el momento, una de las más conocidas de Costello – el álbum Punch the Clock, favorito del año para NME por encima incluso de Thriller, cumplía el mes pasado 40 años – que todavía no había interpretado en la gira europea iniciada a finales de agosto en Italia. Con la tormenta prácticamente encima, también estrenó oportunamente la apocalíptica Waiting for the end of the Word que cerraba su album debut My Aim Is True.

Ya lo había comentado en alguna entrevista anterior al concierto, y es que a Costello le hubiera gustado hacer un setlist especial para su actuación del Generalife. Comentó cómo no sabía nada de español, todo lo contrario que su padre, y que había compuesto Tart – otra vez de regreso al excelente álbum When I was cruel– en Andalucía, concretamente en Sevilla, hacía 21 años y en la que narra la historia adúltera de su padre. Y no dio tiempo para mucho más. Le siguió Almost Blue, de sus sexto álbum Imperial Bedroom y tras ella, una pausa de diez minutos por aviso de tormenta. Una interrupción que no tardó en convertirse en cancelación, con una interlocución grabada por ambos músicos disculpándose por no poder continuar la actuación. El público abandonó resignado el Teatro, si bien con quejas para la organización sobre cómo no se había cambiado a un escenario cerrado si se podía haber previsto con tiempo la situación metereológica. En todo caso, la mala fortuna tal vez puede servir para previsiones de próximas convocatorias. Elvis Costello, por su parte, continuó su gira española que cerró el 5 de septiembre en el Palau de la Música Catalana de Barcelona. Esperemos verle de nuevo en la siguiente gira: un concierto suyo seguro que nunca dejará de sorprendernos.

 

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