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Beirut – The flying club cup

No cabe duda de que un personaje como Zach Condon llama la atención: un veinteañero multiinstrumentista, cuyas influencias musicales le sitúan geográficamente más cerca del Alburquerque extremeño que de Albuquerque, la ciudad del estado norteamericano de Nuevo México que le vio nacer. No en vano el señor Condon dice haber viajado por toda Europa tras salir del instituto a los dieciséis años, volviéndose mucho más permeable al folk balcánico y otros ritmos más propios del viejo continente que al rock de raíces sureñas que podría presuponérsele. Tras sorprender con un álbum debut tan rico como Gulag Orkestar (Ba Da Bing!, 2006), Beirut han conseguido adaptar y hacer evolucionar su tan personal sonido en The flying club cup (Ba Da Bing!, 2007).

El título, inspirado en una de las primeras fotos a color -fechada en 1910-, hace mención a esos festivales de globos aerostáticos que se podían ver en pleno París a principios del siglo XX. Si le añadimos el interés que ha despertado en Condon el gran Jacques Brel y la chanson française, es fácil comprender por qué ya no está tan presente en este disco ese componente musical de Europa del Este tan acusado. Todavía podemos encontrarnos algún tema apoyado casi exclusivamente en el ukelele y la cálida voz de de Zach, como The penalty, pero, si bien esos ritmos cíngaros no se ignoran, ahora el trabajo de base se centra más en el acordeón y el órgano, con Guyamas sonora o Cliquot como claros ejemplos.

Dicho esto, es en los arreglos donde se ha dado un importante salto de calidad, sin desmerecer para nada el camino recorrido hasta ahora. La Orkestar ya forma parte integral de Beirut, y luce todavía más gracias a las cuerdas que ha aportado Owen Pallet, miembro de Arcade Fire. Nantes es capaz de dejar con la boca abierta a cualquiera que empiece a escuchar el disco por primera vez, pero Forks and knives (la fête), In the mausoleum o La banlieu y su ancestral danza final nos muestran a una banda majestuosa, llena de colores y con un potencial simplemente espectacular.

Así, con un espectro musical que abarca momentos tan íntimos como Un dernier verre (pour la route) y tan festivos como The flying club cup, Beirut logran que su nuevo disco sea homogéneo pero fresco, lleno de matices para disfrutar. Su último paso por España no dejó muy buen sabor de boca tras una fallida actuación en el Primavera Sound 2007, pero eso no debe ser óbice para esperar lo mejor de un grupo que pasa por ser hoy día todo un deleite para los paladares más exigentes.

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