[Crónica] Bilbao BBK Live (Bilbao, 10-12/07/25)

El Bilbao BBK Live concluyó su decimonovena edición con tres jornadas vibrantes en las que Kobetamendi se abrió a una amalgama de voces y estilos. El festival congregó a más de 115.000 asistentes, procedentes de más de cincuenta países. Un aspecto destacable fue el relevo generacional, con una media de edad que descendió de 34 a 32 años, consolidando así un público cada vez más joven y heterogéneo, tanto en Kobetamendi como en Bereziak.
Primer Día
La jornada inaugural sufrió un contratiempo con la cancelación de la actuación vespertina de los británicos Wunderhorse, una de las bandas inicialmente señaladas. Esto obligó a la organización a reajustar el cartel, trasladando a pablopablo (Pablo Drexler) al segundo escenario. El artista madrileño presentó los temas de su reciente álbum debut, Canciones en Mi. Acompañado de dos músicos (saxo y batería), con Pablo al teclado, su propuesta se mueve entre el pop de autor, al estilo de Aute, y la «folk-trónica» de Bon Iver. A pesar de su juventud, gran parte del público ya conocía sus composiciones. Previamente, Hinds se había presentado en el escenario Nagusia, en un retorno al BBK Live desde su última aparición en un escenario de menor tamaño. El cambio en la alineación, con el dúo de Carlota Cossials y Ana García Perrote, no mermó el ritmo ni la pasión de sus canciones. Su nuevo formato de gira, con Paula Ruiz y María Lázaro, brilló con temas como The Bed, the Room, the Rain and You e incluso una versión de Charli XCX.

Teníamos gran expectación por ver a Japanese Breakfast tras el lanzamiento de su último álbum, For Melancholy Brunettes (& Sad Women). Aunque la propuesta escénica en un festival no suele ser tan elaborada como en conciertos individuales, Michelle Zauner no precisó de muchos artificios para cautivar a la audiencia. La vocalista norteamericana se movía con agilidad entre canción y canción, con mínimas pausas e interacción con el público. Flanqueada por sus colaboradores habituales —Peter Bradley (guitarra), Deven Craige (bajo) y Craig Hendrix (batería, sintetizadores)—, junto con la violinista Lauren Baba y el saxofonista Adam Schatz, la instrumentación fue una combinación fascinante a lo largo de todo el espectáculo. Zauner fue, indudablemente, la protagonista, deslumbrando con la guitarra y el teclado, o saltando por el escenario al ritmo de las canciones. Destacó su vehemente interpretación de Paprika, durante la cual aporreaba el gong mientras entonaba el estribillo. En el otro gran escenario, Michael Kiwanuka ofreció una actuación impecable. Aunque el repertorio del cantautor de soul afro-londinense exploró diversos momentos de su trayectoria, el concierto sumergió al público en un viaje íntimo y personal sobre el amor y sus propias batallas internas. El grupo de músicos que lo acompaña ha crecido progresivamente con los años. Respaldado por una formación de diez integrantes, incluyendo coristas, un violonchelista, un violinista y la sección rítmica habitual, quienes exhibieron momentos de virtuosismo a medida que avanzaba la noche, transformando las canciones en auténticas jam sessions como en Black Man in a White World. La cantante Emily Holligan, en particular, recibió una ovación durante Rule The World. Kiwanuka se lució con temas como The Rest Of Me y One More Night, que abordan su experiencia afroamericana, su linaje y los amores de su vida. Las imágenes proyectadas en la pantalla central evocaban deliberadamente estos orígenes, los lazos familiares, el apoyo comunitario y el respeto por el legado.

Han transcurrido veinticuatro años desde el último álbum de Pulp, y apenas una semana desde el lanzamiento de su más reciente, acertadamente titulado More. Jarvis Cocker apareció en el escenario como si solo hubiera pasado uno o dos años desde su última actuación, agitando las extremidades y entonando Spike Island, creando el ambiente perfecto para la noche y presentándose como el anfitrión de la fiesta. “Nací para actuar / Es una vocación / Existo / Para hacer esto / Gritando y señalando”, cantaba mientras descendía las escaleras con aires de alegría, con la pantalla a sus espaldas. Entre canción y canción, Cocker metía la mano en los bolsillos de su chaqueta, lanzando bombones y bolsitas de té al público de forma peculiar –una nos tocó a nosotros–, amenizando una fiesta que de por sí no requería más alicientes. Aparte de los pasos de baile de Cocker y su estridente estilo teatral, el aspecto visual y la producción del espectáculo fueron realmente hipnóticos, basados en los montajes de sus icónicos videoclips donde aparece un Cocker veinteañero. Slow Jam nos transportó a un club de Sheffield, hoy ya demolido. La mitad del primer set fue una tripleta de canciones de Different Class: Sorted For E’s & Wizz, la jovial Disco 2000 y F.E.E.L.I.N.G.C.A.L.L.E.D.L.O.V.E. Además de los clásicos ineludibles, cabe señalar que algunas de las canciones de su nuevo álbum también sonaron épicas en vivo, como Sunrise, con el violín/guitarra principal de Emma Smith. Las últimas cinco canciones desataron una euforia auténtica, alcanzando el clímax entre el público con una racha de increíbles éxitos de ayer y de hoy: Mis-Shapes, Got To Have Love, Babies y, por supuesto, Common People, un final perfecto, dado que sus actuaciones suelen concluir con la menos festiva A Sunset. Demoledores. Ya a una hora más apropiada para las pistas de baile cercanas al escenario Johnny Walker, el dúo Cala Vento, formado por Aleix Turon (guitarra y voz) y Joan Delgado (batería y voz), celebraba su primera década de rock sin fisuras. Con un público consolidado que crece disco a disco y directo a directo, el dúo de L’Empordá regresaba exactamente dos años después de su última aparición en el BBK Live, en aquella ocasión a las 17:00 de la tarde. Su nuevo álbum, Brindis, incluye nueve versiones elegidas por razones diversas, con el denominador común de haber fomentado el interés de la pareja por la música –Paul Weller, por cierto, los ha «copiado» en su nuevo álbum– y la necesidad de reunirse en su pequeño local de ensayo inicial para componer sus propios temas. En la implacable actuación del dúo, sin artificios, en la que, como es habitual, sustituyó su tradicional brindis champán por calimocho, interpretaron Sono innamorato di te con Enric (Lecocq), amigo de Joan desde los 14 años, medio catalán y medio francés, y celebradas versiones como Insurrección de El Último de la Fila o Pau de Els Pets.
Segundo Día:
El segundo día, viernes, la lluvia amenazaba desde temprano. Comenzó con jóvenes promesas en estilos tan variopintos como Julieta y Sal del Coche, mientras en el Nagusia debutaba Jessica Pratt, a quien también pudimos ver el año pasado en el Auditorio del Primavera Sound, manteniendo su puesta en escena minimalista. El repertorio de Pratt fue un recorrido cuidadosamente seleccionado por su sombrío paisaje folk, articulado por su inconfundible voz. Rodeada por cuatro músicos, el saxo de Diego Herrera, presente en la mezcla durante Empires Never Know y By Hook Or By Crook, aportó calidez y agresividad por igual. Pratt ofreció un concierto de una hora que exigió silencio para que el público apreciara la serena belleza inherente a su composición, algo que en un festival puede ser más difícil de conseguir. Quizás hubiera necesitado un escenario más íntimo, dado que su público, al menos de momento, tampoco es mayoritario.

En el abarrotado escenario San Miguel, por el contrario, actuaba el trío de rap Kneecap, recibido con numerosas banderas palestinas. El grupo de rap irlandés se ha visto envuelto en varias controversias significativas, principalmente debido a sus firmes posturas políticas y su apoyo explícito a la causa palestina, así como su asociación con el republicanismo irlandés, lo que ha generado un debate sobre los límites de la libertad de expresión en la música y les ha llevado a enfrentar acusaciones legales y cancelaciones de conciertos. Con la figura de J Próvaí (un juego de palabras con la palabra «Provo», un término abreviado para un miembro del IRA Provisional), vestido con un pasamontañas verde, blanco y dorado, yuxtapuesto a los jóvenes raperos de rostro fresco Mo Chara y Móglaí Bap, rapeando intermitentemente tanto en irlandés como en inglés, el trío se ha consolidado como un artista único en el mundo del hip hop. Su película biográfica Kneecap (2024), protagonizada por Michael Fassbender (y también por la banda), fue la primera película en irlandés en estrenarse en el Festival de Cine de Sundance. La multitud, entregada, saltaba en grandes oleadas, llevada del hervor al frenesí por el rap abrasador, los ritmos contundentes y una euforia desinhibida. Más allá de la música o de las convicciones políticas, junto a la de Pulp, fue una de las actuaciones donde más se notó la comunión entre artista y público en los tres días del festival.
Saltamos al escenario principal Nagusia para disfrutar, al menos en parte, de la actuación de Amyl and the Sniffers. Ataviada con su característico atuendo punk, la magnética presencia de Amy Taylor capturaba la atención; cada movimiento destilaba desafío y autenticidad. La arrolladora actuación de la banda estuvo repleta de himnos de punk rock cargados de acordes potentes y salvajes, líneas de bajo atronadoras e ingenio descarado. El repertorio fue una mezcla magistral de los favoritos de los fans y temas nuevos como Security, Do It Do It y Guided By Angels provocaron frenéticos pogos, mientras que la interpretación de Knifey, una de mis favoritas personalmente y ya convertida en un auténtico himno para la banda, fue particularmente emotiva. El ambiente del pequeño escenario Repsol distaba mucho de las llamas fulminantes del escenario principal, sin desmerecerlo. Con Jalen Ngonda, cantautor estadounidense de la costa este que se mudó a Liverpool hace casi una década para estudiar en el Instituto de Artes Escénicas de la ciudad y ha estado grabando y actuando desde entonces, el público viajó inmediatamente a los conmovedores años 60 desde las primeras notas de su actuación, permaneciendo allí toda la noche. Además del soul, hubo oleadas de R&B y toques de blues que sumergieron a los fans. Desde la primera hasta la última canción, su voz fue intachable, con unos increíbles registros, sobre todo en un falsete rico en matices y momentos memorables como Come Around And Love Me o su más reciente sencillo Just As Long As We’re Together. En definitiva, fue una noche fantástica de soul retro a cargo de un recién llegado que merece mucha atención.

Con colaboraciones con artistas como Little Simz y Fred Again –su éxito Adore U con este último productor le dio publicidad a su nombre–, Obongjayar no está en camino de convertirse en una potencia musical, sino que sin duda ya lo es. Si bien su música abarca múltiples géneros como Afro Beats, Electrónica, Indie Rock y Soul, Obongjayar no se deja encasillar, sino que fusiona estos géneros y otros para crear un sonido completamente personal que plasma en su nuevo álbum, Paradise Now. Ajeno a la tremenda tormenta que acechaba fuera, Obongjayar no se amedrentó y fue un torbellino en el escenario durante toda la noche, por lo que tenía motivos de sobra para ser también exigente con su público. Cuando les pidió que gritaran «¡Dame más!», la multitud lo hacía, y si pedía bailar, obedecían. Actuó con intensidad y parecía buscar con la mirada a todos y cada uno de los presentes, evaluando individualmente la energía de sus almas. Amaia ofreció una actuación irreprochable en la que reforzó su faceta como performer, conectando con el público a través de la puesta en escena, hasta que la tormenta obligó a interrumpir el show. A pesar de la lluvia, la ganadora de siete Brit Awards, Raye, quien ha continuado su ascenso en la escena internacional, también deslumbró con su magnetismo vocal y escénico, conquistando a un público entregado en todo momento. Finalmente, Richie Hawtin apareció en la noche del viernes para cerrar Basoa por primera vez en la historia del festival. Su actuación, anunciada apenas esa misma mañana, fue una de las grandes sorpresas de esta edición.
Tercer Día:
El sábado, último día del festival, comenzó con la aparición de Hidrogenesse, quienes acaban de lanzar su nuevo sencillo Imaginado es todo, adelanto de un nuevo álbum con versos de Álvaro Pombo, ganador del Premio Cervantes. También presentaron otras canciones más populares entre el público como No hay nada más triste que lo tuyo, Góngora, e incluso una versión de Supersara, la canción que compusieron Carlos Berlanga y Nacho Canut para Sara Montiel en 1990, emulando lo que hicieron Pet Shop Boys con otra diva, Liza Minelli. Tras su álbum más reciente, Shelter (2023), Alice Phoebe Lou, presente en el Escenario San Miguel, también nos cautivó con su voz y nos reconfortó con su guitarra, ahora con un nuevo tono jazzístico. Explicó que era su primera vez en Bilbao, habían visitado por la mañana el Guggenheim, e interpretó una lista de canciones principalmente de los últimos cuatro años de su carrera.

De nuevo en Nagusia, esta era la tercera vez que Carolina Durante se presentaba en el BBK Live y, como la misma banda declaró en una entrevista, era la más importante. De un pequeño escenario de acceso limitado en su debut, han pasado al principal, reflejo de una trayectoria ascendente que ha consolidado al grupo como una de las referencias del indie estatal. Su actuación transitó de la excitación, con la sintonía de The Office, a una multitud desbordada y los habituales pogos que nos obligaron a hacernos a un lado del escenario. Al cuarteto se sumaron un teclista y una segunda guitarra, y para interpretar Elige tu propia aventura, se añadió un cuarteto de cuerdas y un trompetista –«ahora sí que somos una banda», confirmó Diego–, que permaneció en dos canciones más, aportando un ritmo aún más épico a la actuación. Desconocemos cómo fueron las actuaciones anteriores, pero el vocalista, que había comenzado a andar esa semana- se había operado tras romperse el ligamento cruzado de una de sus rodillas- no paró de dar saltos contra toda prescripción médica posible. La escenificación fue muy lograda, como el megáfono en Misil o los interminables minutos de espera de la Nespresso antes de Tomé café. Sonó San Juan, una de nuestras favoritas de su último trabajo, pero tampoco faltaron el himno Cayetano o el trallazo final de Las canciones de Juanita. Hoy por hoy, Carolina Durante es una apuesta segura para cualquier festival.

El sábado, pese a que personalmente no era el de mejor cartel, fue el día de mayor afluencia. Probablemente la mayoría de las casi 40.000 personas que acudieron al BBK Live lo hicieron atraídas por el concierto que la australiana Kylie Minogue ofreció el sábado por la noche. Nunca me he sentido un gran fan de la artista, sobre todo en sus comienzos, en una época en la que las producciones de Stock, Aitken & Waterman llenaban las listas de canciones que sonaban completamente igual, si bien su estilo dance-pop ha evolucionado continuamente. El espectáculo en sí, repleto de nostalgia, recordaba bastante al que ofrecían en los últimos años Pet Shop Boys, si bien con más boato y números de baile, en este caso a cargo de ocho personas ataviadas con todo tipo de ropajes y sombreros. Su actual gira se llama Tension, como sus últimos álbumes (Tension I y Tension II), y arrancó hace ya casi medio año en su Australia natal. Con un vestido de color morado, cuando el reloj marcaba exactamente las 22:35 horas, Kylie Minogue hizo suyo el escenario y no decepcionó, al menos a sus fans – es un ícono gay y se notó en el público- o a quienes disfrutan de este tipo de actuaciones. «Gabon, Bilbao. Es mi primera vez aquí y es un gran honor», expresó, mientras recorría éxitos a toda velocidad, algunos condensados en popurrís, a un ritmo vertiginoso. Sonaron In My Eyes, Spinning Around o All The Lovers, Can’t Get You Out Of My Head y una versión bubblegum de The Loco–Motion, el clásico de Carole King. La producción fue impecable pero no exagerada. Como decía aquella ahora popular estrofa, después de mucho tiempo, en el Bilbao Kylie Minogue resurgió bailando con más fuerza que un huracán.
Con la vista puesta en el futuro, Bilbao BBK Live ya ha anunciado las fechas de su próxima edición: del 9 al 11 de julio de 2026. Una cita que será muy especial, ya que marcará el 20º aniversario del festival..