Sónar 2013. Día 1 (Barcelona, 13-06-2013)
Sónar 2013 de Día. 1ª jornada: Fantastic Mr Fox, JESSE feat Jimi Tenor, Oddissee, Gold Panda, Sébastian Tellier, Mykki Blanco, Pascal Comelade & Richard Pinhas y Karl Hyde.
Ayer dio comienzo en Barcelona la 20ª edición del Festival Internacional de Música Avanzada y y New Media Art . El Sónar es, sin duda, el evento más prestigioso de música electrónica en nuestro país, y se ha erigido como un referente de excepción en el mundo entero, habiéndose exportado, en los últimos años, a ciudades como Tokio, Helsinki o São Paulo, cosechando en todas ellas gran aceptación. Una extensa oferta de conciertos y dj sets, dividida en Sónar de Día y Sónar de Noche, conforma este año un ambicioso cartel, con grandes figuras del ayer y del mañana, que se desarrollará en un nuevo emplazamiento doble: Sónar de Día en la Fira de Montjuic, y Sónar de Noche en la Fira Gran Vía. Alta Fidelidad va a cubrir solo el Sónar de Día, con especial atención a todo aquello que no sea música electrónica cerrada de garito, y lo haremos priorizando la imagen sobre la palabra.
Nos personamos en la Fira a primera hora de la tarde, cuando el implacable sol del Mediterráneo estaba más alto. Con los asistentes curándose la ausencia del moreno, o resguardados en la sombra a la espera de que la música activara sus ganas de bailar, salió al escenario Sónar Village Stephen Gomberg, más conocido como Fantastic Mr Fox, para marcarse un dj set sin contemplaciones que en nada o casi nada nos recordó a lo que ha hecho con el dubstep en sus primeros y precoces trabajos de estudio. Gomberg presentó sin fisuras un material muy bailable pero algo carente de color y de variaciones que hicieran suponer que este chico bebe de las diferentes propuestas musicales que, desde siempre, han hecho moverse al personal. Todo lo contrario a lo que vimos a continuación, en el escenario Sónar Dôme.
JESSE y Jimi Tenor son dos finlandeses que han cruzado sus carreras musicales recientemente, dando origen a un proyecto que en directo se desenvuelve con natural soltura. Con la apariencia de una banda de semi-rock glam algo pasada, su sonido viaja desde los lados menos salvajes del afrobeat o del rock-soul electrónico hacia situaciones o tendencias en las que la propia deformación instrumental hace las bases del concepto musical. Sin resultar en exceso convencionales, se les notó cierto inmovilismo, cosa que, sin embargo, sería imposible achacar a quien vino a continuación. Oddissee es un rapero y productor de Maryland, conocido por su participación en bandas como Diamond District y por su relación con sellos como Mello Music Group o Halftooth Records, que se presenta en directo acompañado por una auténtica banda de músicos negros, con todo el ritmo y el flow que ello suele implicar.
Pocas cosas hay mejores que el hip-hop de base instrumental, y menos aún cuando se adorna con un ligero aroma de funky, con una guitarra fuertemente setentera, y con unos contenidos líricos nada despreciables. Hip-hop de calidad intelectual, y con esa voluntad de desguetización del afroamericano que tanto distingue a unos artistas del género de otros. Amir Mohamed El Khalifa, más de la rama del Hermano Muzón que de un Omar Little, asusta porque piensa lo que dice, y eso hace de su rap algo bueno por definición.
Volvimos al escenario principal antes de que acabara Oddissee para ver el directo de Gold Panda, sin duda unos de los alicientes más fuertes para esta primera jornada diurna del Sónar 2013. El británico hizo gala de esa fascinación que siente por las culturas orientales, que tan latente está en su música, con un sonido que es capaz de transmitir a la vez la voluntad interminable de búsqueda de nuevos horizontes, y una sensación de bienestar solo propia del lugar donde uno sabe que quiere estar. Sin embargo, pese a las posibilidades de destaque que Gold Panda tenía a priori por un materia que sí parece aportar algo distinto al común de la electrónica, su presentación no lució demasiado en el apartado estético, resultando una excusa más para mover el cuerpo bajo un sol que seguía en todo lo alto.
Sébastian Tellier, por el contrario, sí que destacó por una imagen particular y fuertemente característica. Actuaba a continuación en el mismo escenario, y además de por una propuesta muy rica en cromatismo, intensidades e identidades, el francés destacó por una presentar una personalidad eminentemente magnética, traducida en una figura que se comía el escenario y al público solo con mirarlo. Su estilo es rotundamente ecléctico, tomando elementos tanto de la electrónica como de la música negra o de la francesa, más perfumado que el cutis de una concubina de la corte de Luis XIV, pero logra conectar con la gente por su modesta vanidad y por el guiño constante que le marca a lo burlesco. Fue un de las propuestas más aplaudidas de la tarde, y un plato orquestal dentro un banquete de instrumentos electrónicos que, por suerte, tenía algunas excepciones.
Mykki Blanco, por ejemplo, también se sale del corte que marcan artistas como Gold Panda, Ulf Eriksson o los mismos Liars, a quienes vimos también de pasada sin poder extraer de ellos demasiado jugo. El polifacético y provocador artista neoyorquino hace una mutación de hip-hop de ritmos abruptos y propensos al choque que puede llegar a enganchar debido al corte medio emotivo medio duro de sus letras y de los pasajes melódicos que hay en alguna de sus canciones. Las presenta con la misma desnudez y procacidad que hace de su puesta en escena en escena algo digno de ver; tal vez no por mucho tiempo, pero la desnaturalización del hip-hop hacia vetas menos ortodoxas es siempre bien recibida, aunque en ocasiones como esta tenga probablemente un fuerte exceso de horas de fiesta en la playa o en algún paseo marítimo donde no existe la palabra hortera.
Lo bueno del Sónar es que es un festival lleno de contrastes. Porque desde luego, la propuesta de Mykki Blanco está en las antípodas con respecto a la que venían a presentar Pascal Comelado y Richard Pinhas, dos de los músicos más interesantes del avant garde neoclásico europeo. Pianista uno y guitarrista el otro, pero mucho más, los dos franceses se han relacionado siempre con las vanguardias musicales desde ópticas muy particulares y personales. Ahora, unidos por un proyecto común, se hacen rodear por una atmósfera rítmica rica, de abrumadora y exuberante naturaleza caótica y de liberación instrumental, y por otros elementos fina y detalladamente escogidos que nos hablan a través de un lenguaje que ambos han construido por separado, pero que ahora confluyen a la perfección en un directo elegante y estimulante, pese a lo dilatado y lo onírico de las melodías y desarrollos estructurales.
Hacia las 21h el recinto de Montjuic empezaba a vaciarse, ya que a eso de las 22:45 daría comienzo el único concierto inaugural del Sónar de Noche en el Sónar Club del otro recinto, el de la Fira de Gran Vía: nada menos que los Pet Shop Boys. En el programa de Día solo quedaban Branko en el Sónar Dôme, Lindstrøm & Todd Terje en el Village, donde muchos se quedaron bailando como si ya fueran las 3 de la mañana, y Karl Hyde en el oscuro y recogido Sónar Hall. Hasta ahora había sido básicamente la mitad de los míticos Underworld, pero ayer presentó en Barcelona su nueva faceta, rodeado de una banda sin batería pero con dos teclados, mostrando su lado más reflexivo y mágico. Íntimo y a la vez épico, el británico ha confeccionado un disco preciosista, Edgeland (Universal, 2013), que engarza pop, electrónica ligera y sutiles dosis de narrativa floral desde su voz, ahora en el centro del producto.
Poco antes de las 22h, como si se tratase casi de un festival europeo, muchos emprendimos el camino a casa. Suponemos que la mayoría de los asistentes esta primera tarde acudirían acto seguido al concierto de los Pet Shop Boys, e incluso que un alto porcentaje de gente posee entrada para los tres días con sus correspondientes noches, pero en lo que respecta a nosotros, nos es suficiente con la mitad del banquete de electrónica. Mañana más.
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