Leonard Cohen había sido amigo del productor Larry Klein desde 1982, y en los últimos 15 años de su vida se convirtió en un amigo cercano. “Posiblemente fue el amigo más sabio y divertido que tuve, y alguien con quien disfruté, inmensamente, en todos los sentidos. Después de su muerte, me encontré frecuentemente versionando sus canciones con otros artistas con los que estaba trabajando”. El músico ya había participado en 1995 en el segundo de los tres discos dedicados a Leonard Cohen que se han hecho hasta la fecha, todos los anteriores en vida del músico. En Tower of Song Klein tocaba el bajo y los teclados en la versión que hacía Peter Gabriel de Suzanne. Aquel álbum tributo lleno de estrellas concebido por el manager de Cohen, Kelley Lynch, quien, una década más tarde, fue declarado responsable de fraude, habiendo agotado casi todos los ahorros de la vida de Cohen, no fue muy bien recibido por la crítica.
Klein, probablemente conocedor de esta circunstancia, decidió reunir de nuevo las canciones de Cohen para un nuevo álbum de versiones, combinando una extraordinaria formación de vocalistas invitados de diferentes géneros- no por nada el disco se lanza desde el prestigioso Blue Note- con un grupo igualmente impresionante de músicos de jazz o, como él dice, “un grupo de los más clarividentes y músicos con visión de futuro en el mundo del jazz”. Norah Jones, Peter Gabriel, Gregory Porter, Sarah McLachlan, Luciana Souza, James Taylor, Iggy Pop, Mavis Staples, David Gray y Nathaniel Rateliff con la banda principal: el guitarrista Bill Frisell, el saxofonista Immanuel Wilkins, el pianista Kevin Hays, el bajista Scott Colley y el baterista Nate Smith con contribuciones adicionales de Greg Leisz en la guitarra de pedal de acero y Larry Goldings en el órgano.
Esta dicotomía a la hora de su creación ha permitido una distribución de canciones más calculada que en otras ocasiones: este último grupo de músicos más cercanos al jazz son los que se han encargado de dar vida a las canciones más clásicas para darles una nueva visión como Suzanne– interpretada también por Nick Cave en una ocasión anterior- Famous Blue Raincoat, Avalanche o Bird on a wire, todas revividas a través de arreglos y actuaciones reflexivas e inesperadas, incluso completamente instrumentales. Pero tal vez la parte más interesante y profunda del álbum llega con la recreación de los cortes menos familiares: Here it is – del Ten New Songs– con un prácticamente irreconocible Peter Gabriel en un registro más bajo del habitual e imitando la entonación del último Cohen, o las dos de su último álbum en vida: Steel your way, con una susurrante Norah Jones en una de sus mejores interpretaciones vocales o You want it darker, con el oportunamente escogido Iggy Pop, que con una siniestra voz es probablemente al que menos ha costado acercarse a la figura homenajeada. Del clásico Various Positions de 1984, aunque se ha recuperado la ineludible Hallelujah, se ha optado esta vez por dos canciones menos habituales, como Coming Back to You, ejecutada en una versión sobria a cargo de James Taylor y más vibrante en el caso de If It Be Your Will con la genial Mavis Staples, experta en perfeccionar canciones de otros, y donde vuelve a brillar el saxo de Immanuel Wilkins.
La colección resultante, Here It Is: A Tribute to Leonard Cohen, recuerda el concepto que guió a Larry Klein la producción del álbum River: The Joni Letters de Herbie Hancock en 2007- y en el que curiosamente participó el propio Cohen- que sorprendente ganó el Grammy al Álbum del año frente a una oponente como Amy Winehouse. Nosotros no vamos a ser más que el propio Cohen, que siempre se mostró muy reacio a juzgar las versiones de sus propias canciones. “De alguna manera, mis facultades críticas entran en un estado de animación suspendida cuando escucho que alguien ha hecho una versión de una de mis canciones. No estoy allí para juzgarlo, solo para decir gracias”.
