[Reseña] Haim – Days Are Gone
De cuando nos creíamos vencedores, y no vencidos.
No me cuesta demasiado imaginar la casa de las hermanas Haim, allá por 1994 o así, con las tres mocosas bailando y repitiendo en bucle la intro de Los Goonies en el salón una y otra vez. Puede que ni hayan terminado de verla, pero seguro que tenían rayada la parte de la cinta VHS en la que sonaba Girls Just Want To Have Fun de Cyndi Lauper. Era un hogar en el que se respiraba música a raudales: siendo niñas todavía, sus padres montaron una especie de banda familiar conocida como Rockinhaim, y pronto las tres mostrarían interés y habilidad en varios instrumentos, dándose rápidamente a conocer en la escena californiana. Haim como banda se formó en 2006, pero fue a principios de la presente década, cerrados otros proyectos personales y de estudios, cuando las tres empezaron a tomárselo realmente en serio. El resultado: Days Are Gone (Polydor, 2013), un brillante álbum de debut.
La fórmula de las Haim destaca por la fuerza y la frescura de su estética retro: un superpop apoyado en guitarras limpias y llenas de una ilusión invulnerable, con las concesiones justas al pop de masas, y que recoge los mejores aspectos del género en los años ’80 y, sobre todo, en los ’90. Porque, de alguna manera, la música de estas jóvenes hermanas tiene más que ver con un momento de cumplida liberación, propia de la mentalidad triunfalista norteamericana de los primeros noventa (provocada por la ‘victoria’ en la guerra fría, y simbolizada en la caída del Muro de Berlín), que con la mentalidad contestataria, propia de una época, los ’80, en la que lo reivindicativo y lo reaccionario todavía inspiraba a la música. Por aquel entonces aún se creía que el arte, y la música en concreto, podían cambiar el mundo; pero al ganar la democracia y el capital, desde los años ’90, todos nos rendimos porque aparentemente ya no era necesario cambiar las cosas.
Por esos derroteros parecen moverse las Haim, que han publicado un disco compuesto por una infinidad de pequeños himnos de liberación occidental. Todas sus canciones son hacia fuera y hacia arriba: sonrientes saltos sobre una cama elástica tensada con cuerdas de guitarra, palmas y una batería de timbales que parecen platos. Voces firmes que hablan con certeza sobre una generación que tiene la vida cogida por los cuernos. Mujeres del siglo XXI que tienen mucha fe sí mismas; y con razón. La sensación de invencibilidad preside el disco entero, y queda bien claro desde la gloriosa apertura Falling, Forever, The Wire, If I Could Change Your Mind. Incluso en la complaciente Honey & I hay un arrebato de energía al final, como si no fuera suficiente la desplegada hasta entonces. Llegados a este punto, uno se pregunta si es posible que mantengan el nivel en todo el disco, siempre tan arriba. Y la respuesta es que sí, pero con matices.
Don’t Save Me y Days Are Gone siguen la estela flameante de su pop fresco, aunque esta última peca quizá de demasiada concesión a la masa y de facilismo. En My Song 5 se percibe el recurso a la entonación R&B de la que hablan tantos medios (personalmente, no la aprecio en más momentos), entrando el Cd en una especie de fase más resultadista que atractiva, y culminando en Go Slow con el único tema un poco hacia dentro, donde se las ve por primera y última vez algo vulnerables, aunque igualmente fuertes. No obstante, por si cabía alguna duda alrededor de las tres hermanas, se marcan a continuación Let Me Go, un claro y potente himno de recuperación y resurgimiento capaz de levantar a una manada de elefantes abatidos. El último gran temazo del disco: un brillante ejercicio de rock sin testosterona.
No sorprende que estas chicas quedaran primeras, allá por enero del año pasado, en la prestigiosa y profética lista BBC Sound of 2013. Su disco se hizo esperar, pero ha colmado todas las expectativas, erigiéndose las Haim como las indiscutibles reinas de la nueva forma de hacer pop y rock. Un ejemplo extraordinario de lo que puede llegar a pasar cuando se mira hacia atrás para construir algo nuevo y mejor para el futuro.