La película de la semana: Juego Limpio
Chloe Domont hace su debut como directora con la película Fair Play, estrenada en Sundance este mismo año y adquirida por Netflix.
La película de Netflix, que se presentó en el Festival de Cine de Sundance en el mes de enero, recibió inmediatamente críticas entusiastas, lo que inició una guerra de ofertas que ganó el gigante del streaming en una impresionante adquisición de 20 millones de dólares, convirtiéndola en la mayor compra del festival de este año y una de los precios más altos de toda la historia de Sundance. La última película que recaudó más de 20 millones de dólares fue CODA, que ganó el premio a la Mejor Película en los Oscar.
Los thrillers eróticos surgieron como un género propio a finales de los años 1980, impulsados por el éxito popular de Atracción fatal , nominada a seis Oscars y una de las cintas más taquilleras del 1987 y continuando durante toda la década de los 90s. Las películas de estudio como Instinto básico de Paul Verhoeven, si bien no recibieron el aplauso de la crítica en su mayor parte, fueron grandes éxitos de taquilla, dirigidas por directores de renombre y protagonizadas por actores de alto perfil. En este género se desarrolló con más intensidad un papel muy habitual del cine de los años 50s, el de la femme fatale, lo que contribuyó a crear algunos nuevos mitos cinematográficos femeninos como Angie Dickinson (Dressed to kill), Katheleen Turner (Body Heat) o Sharon Stone (Instinto Básico), pero también un apelativo menos glamouroso, como el de bunny boiler, mujer a quien se considera emocionalmente inestable y peligrosamente vengativa.
Si bien el subgénero, a pesar de encuadrarse dentro del cine negro, no fue demasiado apreciado por la crítica, algunas películas de finales de la década fueron elogiadas por elevar el nivel cuando se salieron de los parámetros habituales, como la sátira To Die For (1995) de Gus Van Sant, Eyes Wide Shut (1999), debido a su famoso director Stanley Kubrick y sus dos estrellas protagonistas, por entonces también pareja en la vida real (Tom Cruise y Nicole Kidman) y, sobre todo, Mulholland Drive (2001) de David Lynch. Contrariamente a lo que podía parecer, la serie de películas Cincuenta Sombras no sólo no revivió en absoluto el género, al ser vapuleada por la crítica por su descripción de la violencia sexual y por tratar su relación tóxica central como romántica. Por todo ello el género acabó circunscrito en los últimos años prácticamente a uno más dentro del amplio abanico de thrillers de los “telefilmes de sobremesa”.
El thriller psicológico Juego Limpio está protagonizado por Phoebe Dynevor, conocida por su papel destacado en Bridgerton y Alden Ehrenreich, visto en películas como Solo: A Star Wars Story, Hail, Caesar!, Cocaine Bear y actualmente en el éxito de taquilla mundial Oppenheimer. Este es el primer largometraje de Domont después de hacerse dado a conocer por dirigir cortos y episodios de series como Billions o Suits. Domont comenzó como asistente de guionista y finalmente pasó a ser la única mujer en una sala de guionistas exclusivamente masculina, una experiencia que le inspiró su debut como directora de esta película que escribió durante la pandemia. Domont, sin embargo, decidió explorar el mundo de las altas finanzas, concretamente, un fondo de cobertura.
Para Collider ” si un buen thriller aumentará la ansiedad con cada paso a medida que avanza hacia su conclusión, Fair Play no da tregua hasta el final, ofreciendo una historia retorcida y tóxica de una pareja llevada al borde por un cambio en la dinámica de poder”. Según Vanity Fair “Fair Play es una película que responde al discurso de Internet pero que no actúa al servicio del mismo. Es un thriller sombrío y dinámico, que hace que el lugar de trabajo y el hogar choquen entre sí en una pequeña sinfonía de hermosa falta de armonía”. Para The Guardian “es una película con muchos, muchos argumentos de gran volumen, pero Dynevor y Ehrenreich evitan notablemente incluso el más mínimo signo de exceso histriónico, trasladando hábilmente su química sexual a los momentos más horribles de la pareja”. Según Los Angeles Times “lo que le da a la película su tensión impulsora no es solo el evidente desequilibrio entre Emily y Luke como empleados, sino una incompatibilidad más profunda entre los imperativos personales y profesionales que han elegido”. Para Variety “la clave del éxito potencial de la película no es sólo que esté realizada en un género comercial. Es que Fair Play, aunque está lleno de sexo, dinero, traiciones corporativas y muchas otras cosas que son divertidas de ver, realmente es una buena película. Según Empire “más una introducción al género de suspenso erótico que un clásico inmediato, Fair Play es una historia hábilmente elaborada de amor retorcido que te mantiene conteniendo la respiración hasta el final”.