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[Crónica] Floodlights (Madrid, 20/09/25)

La banda Floodlights ha consolidado su posición en el panteón del indie rock australiano. Su sonido se ha comparado en repetidas ocasiones con formaciones legendarias como Midnight Oil y, en la actualidad, se les sitúa junto a referentes de la escena contemporánea como Rolling Blackouts Coastal Fever y Courtney Barnett. Tal y como han comentado en alguna entrevista, la banda ha forjado una gran amistad mientras perfeccionaban su identidad y sonido, un proceso que siempre requiere tiempo. Floodlights comenzó a grabar hace seis años, pero fue la incorporación de Sarah Hellyer para su álbum de 2023, Painting of My Time, la que marcó un antes y un después.

Esta nueva adición se hizo evidente desde las primeras notas de su concierto en la Wurlitzer Ballroom, cuando la banda abrió- al igual que en el álbum- con las primeras notas de la trompeta de Hellyer en Alive (I Want to Feel) , una de las canciones más épicas de su último trabajo, aunque ese adjetivo es difícil de desvincular de cualquiera de sus melodías. Las letras de Underneath (PIAS, 2025) son más personales, explorando temas como el duelo, la memoria y la conexión con el lugar. Los coros femeninos de Hellyer y Ashlee Kehoe ofrecieron un contrapunto a la rudeza del guitarrista y cantante Louis Parsons, especialmente en el tema Cloud Away, que fusiona el sonido clásico de la banda con nuevas texturas de sintetizador. A continuación sonó con fuerza JOY, que exhibe una evolución del sonido más rústico de la armónica presente en su trabajo anterior. Louis Parsons ha señalado que esta metáfora representa el viaje hacia la felicidad y la montaña rusa emocional de los altibajos de la vida. El conjunto, como una unidad perfectamente sincronizada, supo transmitir a la perfección el desgarro emocional de la canción.

La puesta en escena de la banda refleja a la perfección su intención artística a la hora de componer este nuevo álbum, creado prácticamente para ser interpretado en vivo. Hellyer y Kehoe alternaron con destreza entre instrumentos (trompeta y teclado, armónica y guitarra, respectivamente), mientras el bajista Joelle Draffen y el baterista Archie Shannon se enzarzaban en duelos imaginarios en ese auténtico horno que es la estrecha sala madrileña. La energía cinética de la banda se captura- tanto en el disco como en su actuación- en temas como Can You Feel It, un auténtico hit que evoca una sensación de plenitud. La habitual entrada instrumental y gran parte hablada, característica de la banda, resulta fascinante. Después de Tricky, una canción nueva qmuy prometedora, Small Town Pub y un emotivo mensaje de apoyo a Palestina, la banda tocó Horses with Runs, de nuevo con la adictiva melodía de armónica, y The Light Won’t Shine Forever, una canción descrita como una conmovedora meditación sobre la impermanencia. Le siguió Buoyant, nuevamente con la trompeta como protagonista, una canción sobre el envejecimiento y la conciencia- ahora con Nick Cave en la memoria- y el cierre en único bis con Painting in my time. El público enérgico y entregado que Floodlights atrae valida el éxito de su cambio intencional, tanto en el contenido lírico como en el diseño musical, consolidando el concierto como una extensión crucial y simbiótica del propio álbum.

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