La película de la semana: One to One: John & Yoko

Una mirada profunda y reveladora a la vida de John Lennon y Yoko Ono en Greenwich Village a principios de la década de 1970, ofrece una experiencia cinematográfica inmersiva que da vida a material electrizante e inédito e imágenes recién restauradas del único concierto completo de John y Yoko.
El productor Peter Worsley estaba conversando con los herederos de Lennon y descubrió la existencia del concierto One to One en el Madison Square Garden, realizado el 30 de agosto de 1972, el único completo que Lennon dio tras dejar a los Beatles. El negativo original estaba hecho pedazos; el equipo de Lennon lo estaba restaurando meticulosamente y quería remasterizarlo y lanzarlo. El impulso para el concierto fue una exposición de Geraldo Rivera sobre las terribles condiciones en el hogar de niños Willowbrook. Eso hizo empezar a pensar en contar una historia más amplia en torno al concierto.
Con música recién remezclada y producida por Sean Ono Lennon, el documental del cineasta ganador del Oscar Kevin Macdonald – galardonado con un Óscar al mejor documental corto por One Day in September y también responsable de Marley (2012) y Whitney (2018)- toma ese legendario evento musical como punto de partida para explorar dieciocho meses decisivos en la vida de John y Yoko. En 1971, la pareja acababa de llegar a Estados Unidos; vivía en un pequeño apartamento en Greenwich Village y veía muchísima televisión estadounidense. Justo ese verano de 1972 acaba de lanzar su segundo álbum conjunto, Some Time in New York City que incluía el controvertido Woman Is the Nigger of the World. La película utiliza una mezcla desenfrenada de la televisión estadounidense para evocar la época a través de lo que ambos habrían visto en pantalla: la guerra de Vietnam, El Precio Justo, Nixon, los anuncios de Coca-Cola, Cronkite, Los Walton. Mientras experimentan un año de amor y transformación en Estados Unidos, John y Yoko comienzan a cambiar su enfoque de protesta, lo que finalmente los lleva al concierto One to One, inspirado en una revelación sobre Geraldo Rivera que vieron en televisión.
Para Kevin Mc Donald «me cautivó el análisis que la prensa hizo de Lennon, como una persona increíblemente reflexiva que no temía ser sincera consigo misma, lo que a veces lo hacía parecer muy poco atractivo y otras veces lo hacía parecer increíblemente moderno y autoanalítico, algo que las celebridades de entonces no eran. Su nivel de honestidad y autenticidad estaba muy adelantado a su tiempo. En el período que cubrimos —de 1971 a 1973— ninguna otra estrella del rock hacía algo, por ejemplo, como abrazar el feminismo». Para el formato del documental, tanto McDonald como sus productores se quisieron alejar del formato lineal habitual: «Desde el principio decidí que no iba a intentar perseguir a ancianos en sus lechos de muerte para obtener su última anécdota sobre John Lennon, que probablemente ya habían contado antes.(…) Este período alrededor del concierto es el momento en que John y Yoko aparecen más en cámara: o tenían sus propias cámaras o tenían a otras personas filmando. Pensé: Hay suficiente aquí como para dejar que hablen por sí mismos».
En aquel momento Lennon estaba obsesionado con la televisión, un elemento que ayudó a recrear la ambientación del documental. «Nos embarcamos en una gran búsqueda de noticias, anuncios y todo lo que se ve en la película para evocar una sensación de la época, el lugar y las preocupaciones». También contribuyó que los herederos le enviaron, seis meses después de iniciar el proyecto, varias grabaciones de llamadas telefónicas de John y Yoko de aquellos años, algo que nunca antes se había escuchado. Según el productor, Peter Worsley «una parte clave fue que los herederos nos entregaran material inédito, como las conversaciones telefónicas que John grabó. Ni siquiera Sean y Yoko las habían escuchado porque nunca se habían digitalizado. Estaban guardadas las cintas en una caja y Simon Hilton, su jefe de producción, dijo: «¿Qué hay de estas cintas? No estamos muy seguros de qué contienen». Cuando las escuchamos por primera vez, supimos que teníamos material que reflejaba la voz íntima de John y Yoko. Además, los herederos encontraron las grabaciones caseras que John y Yoko grabaron con las primeras cámaras portátiles, que son las que se ven al final de la película, del viaje que hicieron a Harvard para la conferencia feminista internacional; de nuevo, eso nunca se ha digitalizado ni visto. Estas grabaciones son muy personales, y los herederos nos dan el honor de usarlas».
Otra parte interesante del documental es la recreación del apartamento donde vivieron John & Yoko, como apunta su productor: «Cuando empezamos la película, descubrimos que su apartamento acababa de venderse y fuimos a visitarlo. Estaba en proceso de demolición. Si hubiéramos empezado la película tres meses antes, podríamos haber filmado todo lo que había en su apartamento, porque entonces seguía prácticamente igual que hacía 50 años. Pero cuando llegamos, era una obra. Conseguimos el plano del apartamento. Y el equipo de diseño de producción hizo un trabajo de reconstrucción increíble usando fotografías y películas de la época. Revisamos el inventario de discos que tenían John y Yoko. Todos los libros que ven los identificamos por fotografías o por su inventario. Todo lo que había en la pared, las obras de arte… sabíamos que habría fanáticos de Lennon viendo la película, así que el amplificador es de un modelo muy específico que identificamos a través de un experto en audio. Luego encontramos una copia idéntica, propiedad de alguien en Polonia, y fuimos a buscarla. Las guitarras, obviamente, tenían que ser modelos idénticos; las encontramos. Toda la ropa. Recuerdo que un miembro del patrimonio de Lennon me regañó porque nuestras gafas no tenían la corrección adecuada y porque John tenía la vista mucho más corta. Nos dieron acceso a letras, listas de canciones y garabatos que luego copiamos. Compramos el mismo modelo de máquina de escribir que tenían John y Yoko en aquel entonces. La colcha era blanca y negra, que la familia Lennon aún conserva, pero está en mal estado. No nos dejaron usarla, pero nos dieron las dimensiones exactas y tejimos una colcha nueva a juego. Y John y Yoko tenían una funda de almohada de Snoopy. Creo que es un detalle precioso, sobre eso dormían John y Yoko. Cuando el archivista de Lennon vino a visitar el set, fue una experiencia muy emotiva. Era como una increíble pieza de museo en la que estábamos filmando». Para su director su deseo es que, tras ver la película, «la gente salga de la película sintiendo que comprende mejor quiénes eran estas dos personas: que intentaban hacer del mundo un lugar mejor y que lo hicieron desde una posición de verdadera integridad, pero también desde una posición que no se tomaba a sí misma del todo en serio».
Para The Hollywood Reporter «en su mezcla de notable material de archivo, la película es al mismo tiempo tierna y electrizante, evocando lo que se sentía Nueva York en 1972 (sí, lo sé) y ofreciendo una nueva perspectiva sobre la agitación de un país y el despertar contracultural de una generación». Según Washington Post «se necesita valentía para hacer un documental sobre el período más impopular de la vida de una figura pública enormemente popular. «One to One: John & Yoko» demuestra que el esfuerzo vale la pena». Para The Guardian «ojalá más documentales musicales nostálgicos pudieran ofrecer una visión tan divertida, intensa y apasionada de material antiguo y familiar. One to One, contra todo pronóstico, hace que Lennon se sienta vital de nuevo». Y The Telegraph asegura que «el resultado es en todos los sentidos un retrato parcial, pero no pierde ni un ápice de ello: de hecho, su exhortación a los espectadores a rellenar los huecos cuando sea posible es uno de sus principales placeres». Finalmente, según Los Angeles Times «One to One no es un homenaje a la brillantez de los Beatles ni al genio de Lennon. A pesar de las grandes pantallas en las que se proyectará, la película presenta a sus protagonistas con una conmovedora imagen de tamaño natural».







