[Reseña] Bruce Springsteen – Tracks II: The Lost Albums
Bruce Springsteen nunca deja de sorprendernos. La última de las cartas que tenía bajo la manga es Tracks II, una caja de siete álbumes que, al parecer, no se habían distribuido adecuadamente como lanzamientos independientes. Este compendio abarca desde la década de 1980 hasta finales de la de 2010. Si bien muchas de las canciones fueron grabadas e incluso formaron parte de su discografía o como caras B de algunos de sus sencillos, de los discos incluidos sí que puede hablarse, al menos en dos o tres de ellos, como indudables «álbumes perdidos», ya que fueron concebidos como obras completas y grabadas pero, por diversas circunstancias, nunca se publicaron.
El primero, «LA Garage Sessions ’83», agrupa las canciones grabadas en su estudio casero a principios de los 80. Es el álbum, por así decirlo, conformado por las piezas más inacabadas de la caja, prácticamente maquetas, y, en cierta manera, el menos inédito. Gran parte de sus temas ya aparecieron en bootlegs y lanzamientos oficiales como Johnny Bye-Bye (cara B de I’m On Fire), County Fair (The Essential Bruce Springsteen) y Shut Out The Light (cara B de Born In The U.S.A.). Incluso My Hometown fue la única canción de «LA Garage Sessions ’83» que logró incluirse posteriormente en Born in the U.S.A. Aún resulta inverosímil cómo canciones como Unsatisfied Heart o Follow That Dream nunca llegaron a aparecer, al menos, como cara B de alguno de sus sencillos.
En contraste, «Streets Of Philadelphia Sessions» es otra grabación completa para la que empleó los sintetizadores y la caja de ritmos de su canción oscarizada del mismo título, parte de la famosa película de Jonathan Demme protagonizada por Tom Hanks. Es un álbum de 10 canciones que no llegó a lanzar simplemente porque «nunca lo sintió terminado». Este disco, de atmósfera íntima y nocturna, presenta un sonido muy coherente, aunque lineal, con ritmos a veces excesivos, quizás para generar una sensación de cambio. Contiene canciones memorables como Maybe I Didn’t Know You y Something in the Well, y de él rescató Secret Garden para su Greatest Hits.
«Faithless» es la excepción en «Tracks II», un álbum que permaneció inédito esta vez por razones ajenas a Springsteen. «Era música encargada para una película que, por una u otra razón, no se había realizado hasta ahora», explica Springsteen. «Así es el mundo del cine. Pero estuve mucho tiempo con la música, así que, sin saber exactamente hacia dónde se dirigía el proyecto, decidí publicarlo como disco». El álbum, grabado en tan solo dos semanas durante unas vacaciones en Arizona con su hija Jessica, conjuga folk, góspel y blues, probablemente en sintonía con la propia película ambientada en el Oeste.
«Somewhere North Of Nashville» se grabó junto con las austeras canciones folk de The Ghost Of Tom Joad. Pero, al mismo tiempo, tenía esta «vena country que también se extendió por esas sesiones y “terminé haciendo un disco country como acompañamiento». Con una atmósfera muy similar a la de las Seeger Sessions de 2006, las baladas del género, una vez más, sobresalen, como Poor Side of Town o You’re Gonna Miss Me When You Are Gone, «Inyo» se configuró como una especie de «gemelo» de Tom Joad: misma narrativa y mismo estilo compositivo con sonidos latinos, pero sus canciones no tan inspiradas.
«Twilight Hour» se compuso simultáneamente con Western Stars, pero Springsteen incomprensiblemente no los lanzó al mismo tiempo, y el disco quedó injustamente relegado. El álbum, personalmente mucho mejor que el lanzado en 2019, contiene algunas de las mejores interpretaciones vocales del compositor, especialmente en Later in the Evening o Sunliner. Nuevamente influido por canciones de Burt Bacharach y Glen Campbell, es el disco que menos te puede recordar a Bruce Springsteen y, sin embargo, el más coherente y completo de todos y, además, el que más se compenetra con su última etapa nostálgica de versiones de clásicos.
Sin embargo, si eres más aficionado al Springsteen tradicional de guitarras con la E Street Band y la armónica para acentuar canciones de gran profundidad, preferirás «Perfect World». Este es un disco de sesiones con su banda, ecléctico, aunque menos cohesivo que los anteriores, con predominio de «nuevas canciones de estadios» como You Lift Me Up o Another Thin Line, pero también de nuevo baladas cautivadoras como If I Could Be Your Lover, con un papel decisivo de la guitarra principal. En definitiva, si bien en algunos casos la falta de coherencia del material es bastante evidente, los fans, incluso los menos fieles, tendrán numerosas razones para interesarse, dado que algunas de estas obras contienen material del mismo nivel, si no superior, al de sus últimos trabajos publicados.