Oasis (Madrid, 01-06-05)
Dos días después de la publicación de su nuevo álbum, Oasis aterrizaron en nuestro país dentro de una gira que les ha llevado por aforos reducidos a través de gran parte de Europa. La sala Aqualung de Madrid fue la elegida por los hermanos Gallagher para presentar los nuevos temas que componen Don’t believe the truth (Sony-BMG, 2005). Sin embargo, el repertorio -invariable durante todos los conciertos que han realizado hasta el momento- contó con un gran número de temas clásicos y preferidos del público.
De los teloneros, Secret Machines, poco que decir. Cuarenta minutos para cuatro o cinco temas es excesivo y más cuando uno se pierde en distorsiones que llevan a caminos sin sentido. Además, el sonido era tan elevado que las ganas de ver a los mancunianos se multiplicaba a cada instante.
A las diez en punto, y mientras sonaba la ya obligada Fucking in the bushes, los de Manchester tomaron el escenario en su formación habitual: Andy Bell (bajista) y Gem Archer (guitarra) a la izquierda; Noel Gallagher a la derecha y Zak Starkey, en la batería, al fondo (esta vez sin su chaqueta sixties); en el centro, estático y chulesco, Liam Gallagher y sus gafas.
Al igual que en el nuevo disco, el concierto dió comienzo con Turn up the sun, ideal para comprobar, a pesar de todo, la correcta voz de Liam sobre el escenario (que iría mejorando posteriormente). El calor en Aqualung, a ratos verdaderamente insoportable, subiría enteros tras los siguiente temas, todo un combo de clásicos guitarreros sin descanso: Lyla se hace algo larga tras un principio rompedor, pero Bring it on down, Morning glory y Cigarrettes & alcohol vuelven a poner las cosas en su sitio de forma acelerada, recordando parte de aquellos dos primeros discos.
Tras Stop crying your heart out, de las más coreadas, Liam abandona el escenario. ¿Alguien sabe porqué? Si. En las canciones donde no hace nada, y desde los comienzos de la banda, simplemente deja a Noel y el resto de la banda tocando. No es síntoma de peleas entre ellos (como tristemente se ha podido leer en la mayoría de medios), es síntoma de la poca información con la que a veces se cubre una noticia, concierto o crítica. Noel interpretó Little by little -que no convence ni en directo- y The importance of being idle, una de las mejores piezas del último trabajo y futuro segundo single.
A bell will ring y Live forever cumplieron, mientras que The meaning of soul servía para otorgar momentos de lucidez a la batería de Zak, al igual que en Mucky fingers, con un Noel totalmente entregado y Gem tocando la armónica. Antes de los bises dos de sus mejores composiciones: Champagne supernova y Rock’n’roll star, con un sudoroso final donde toda la banda se mostró fenomenal.
Los bises se abrieron con Songbird, único momento del concierto donde Noel tocó su guitarra acústica. Después llegaría lo mejor de la noche: Wonderwall, en su ya clásica versión eléctrica, Don’t look back in anger -de calle, la más coreada- y el cierre con el My generation de los Who, con un público totalmente enloquecido y Andy Bell bordando las líneas de bajo. Genial.
Texto: Fco. J. Fdez.
Fotos: Burnage y Supersonicgirl.