[Crónica] Richard Hawley (Madrid, 23/09/24)
“The Ocean!” Espetó con viveza un miembro del público dentro del momento más distendido de la actuación del británico Richard Hawley en la madrileña Sala But. “Esa canción no va a sonar esta noche. Para interpretar esa canción necesito una banda y una orquesta. Ves a alguien más aquí?”. Estaba bien claro que quien pretendía ver al Hawley más cinematográfico, con sus exuberantes secciones de cuerdas y el muro de sonido de sus habituales tres guitarristas, este no era el día. Pero estábamos avisados.
Richard Hawley venia a hacer una interpretación íntima y prácticamente acústica- An Intimate Evening With Richard Hawley daba bastantes pistas- en la que apenas venía escoltado de su hermano a la guitarra y voces, quien, aseguró, siempre le había acompañado “desde los 13 años”. En fin, un ambiente más que familiar- aunque con un excesivo espectáculo de luces, a veces realmente cegadoras para un concierto tan sosegado- en el que Hawley se sentía realmente obsesionado por interpelar al público si se sentía a gusto. Todo un detalle.
“El artista ruega al público mantenerse en silencio a lo largo del espectáculo”. Buen consejo que se avisaba desde el escenario antes de la actuación y que, por desgracia, ya no debería ser necesario a estas alturas de la película. Sin embargo el aviso, sorprendentemente, se siguió bastante a rajatabla, hasta tal punto que por momentos solamente se escuchaban las cajas de cervezas moviéndose de un lado a otro. El conjunto de canciones escogidas para esta noche estaba compuesto, de forma equilibrada, por alguna de las que conforman su más reciente décimo álbum, In This City They Call You Love, más un repaso de su también reciente disco recopilatorio de 2023 Now Then–The Very Best of Richard Hawley, junto otras melodías de repertorio menos habituales y escogidas especialmente para esta gira, como las dos primeras, As the dawn breaks o Ashes on the fire, ambas de su sexto álbum Truelove’s Gutter de 2009. La primera conocida y celebrada- incluída también en su citado recopilatorio- fue Tonight the streets are ours, que Hawley presentó reivindicativo con un: “A la mierda el Brexit, a la mierda los Tories. Todos somos europeos en el escenario”.
Prism in Jeans, esta última una canción clásica de Hawley al estilo Everly Brothers o Buddy Holly, hermosamente melódica y con su voz de crooner, narra una historia de la dolorosa soledad de un extranjero: “Hay una soledad épica / Que simplemente no puedes ocultar cuando simplemente no puedes encajar / O pertenecer, oh pertenecer / Pertenecer, ella no pertenece”. Hawley tiene 57 años, una edad a la que su admirado Roy Orbison no pudo alcanzar, ni con ello disfrutar las mieles del éxito cuando su álbum póstumo Mystery Girl (1989) se convertiría en el más vendido de su carrera. Siempre fue difícil para las leyendas del rock mantenerse en la brecha, cuando no caían temprano, a veces en plena decadencia, como Elvis. Así que la música de Hawley aparece en el subsconciente como una llama viva, de alguna forma, reflejo de todas esas grandes estrellas que perdieron su brillo demasiado pronto, fagocitadas por otras más jóvenes, muchas de ellas discípulos, que recogían su testigo.
Por eso la nostalgia- no de la propia vida, sino de otra época no vivida– es un sendero inevitable por el que transcurrió toda la actuación del músico de Sheffield, como el mismo Hawley reconoce, cuando interpreta una versión de Corine Corinna de Bo Carter que le recuerda a su niñez, “una época a la que me gustaría volver, aunque fuera al menos una hora”. Hawley es maestro crooner de las baladas- a veces podría recordar incluso a Dean Martin- pero también del rock clásico o un rockabilly más acústico. La velada se completó con una colección de canciones vividas, también las nuevas, como la celebrada Prism in Jeans, Heavy Rain o Tis Night.
“Wonderwall!” Le espetó otro espectador ante la carcajada de todos, incluído el propio Hawley, cuando se podía aprovechar el momento de pedir una canción. Just Like the Rain fue presentada por el músico de Sheffield como “la canción más antigua que todavía interpreto”, escrita en su cumpleaños número 16, y que demuestra que “era un cabrón miserable incluso en ese entonces”. La actuación de Hawley fue, en definitiva, emocionante, pero probablemente no en la misma intensidad de lo que hubiera sido con una banda al completo, como en su reciente visita por otros países. Otra vez será, y ahí esperamos estar de nuevo.