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[Crónica] Lloyd Cole (Lisboa, 26/04/2024)

Qué mejor momento que repasar la trayectoria de un músico como Lloyd Cole que justo cuando se van a cumplir 40 años de su debut. “Ahora puedo ser más emotivo como cantante, pero tal vez eso sea porque me volví más emotivo conmigo mismo” comentaba el pasado año en una entrevista sobre su giro progresivo como líder de una banda de jangle pop a un compositor solista más melódico.

Muchas veces como público no somos conscientes de ello pero puede resultar un poco comprometido interpretar canciones de viejo repertorio que solo tenían cierto sentido en aquel momento, en una foto fija de tu vida. La narración de historias personales de un joven de 20, 25 o 30 años para un músico de 62 años sirven prácticamente como un ejercicio de nostalgia- práctica que no debe ejercitarse como un hábito- y por ello es comprensible el interés de los músicos veteranos en el presente. Lloyd Cole, no obstante, en su actuación el pasado 26 de abril en el CCB de Lisboa, de blanco impecable y rodeado apenas de dos guitarras, aceptó con agrado que la respuesta más resonante que recibiera de su tour de force de casi dos horas fuera la de sus viejos éxitos con los Commotions: Cut Me Down, Why I Love Country Music, Rattlesnakes, Brand New Friend, Are You Ready To Be Heartbroken, Jennifer She Said o Forest Fire.

“Perdonen que no sepa hablar portugués. Es verdad que he pasado mucho tiempo en Cascais pero como saben allí la primera lengua es el inglés.”  A pesar del sonido acústico, su forma de tocar la guitarra producía en ocasiones y de forma aparentemente mágicas capas orquestales, como si en algún lugar del escenario hubiera escondido algún cuarteto de cuerda. Poca veces uno había sentido esa sensación en el escenario, una percepción que cobraba aún más robustez gracias a la voz aún poderosa de Cole (“Estoy esperando mi momento Tom Waits” declaraba con sorna en aquella entrevista).

Cole realizó durante su actuación una autocrítica bastante punzante, incluso penitente, pero siempre con un humor muy fino. Como por ejemplo con Undressed, de su álbum debut en solitario de 1990: “Cuando imaginen en la letra de esta canción, por favor piensen en el muchacho de 29 años que era, no el actual” para reflexionar después…“¿En qué estaría pensando en aquel momento?”. En todo caso el repaso de su discografía en solitario también fue apreciada, con dos canciones del último disco, la titular On Pain y The Idiot, esta última en la que conminó, con complicidad, al público a que interpretara el estribillo no apto para horario infantil ‘deja de ser un drogadicto’. Esto le sirvió para dar ciertas instrucciones para un concierto acústico, siempre con la habitual flema: “Por favor, si no ven batería en el escenario, no intenten usar las palmas de las manos para sustituirla”.

No faltó en el setlist una debilidad personal como My Other Life de Music In A Foreign Language o Myrtle And Rose del álbum Standard, única canción que escribió, aseguró Cole, y que su madre dijo que le había gustado, así como versiones de Dylan-  Cole es auténtico fan de Tempest, que le influyó en el citado Standard- o Can You Hear Me de David Bowie. También sonaron Butterfly de Don’t Get Weird on Me Babe, uno de sus mejores trabajos en solitario, Traffic de Love Story de 1996 o Tried to Rock de su álbum con los Negatives del 2001. El cierre de Perfect Skin fue el más apropiado, ya que la canción cumple 40 años ahora en mayo: 40 años de una carrera consecuente, que Cole no ha permitido conducir por las modas del momento, a veces a costa del fracaso y de pelearse con las discográficas. Como dijo con cierta resignación durante uno de los momentos de su actuación: “Qué difícil es reinventarse a uno mismo”.

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