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British Sea Power – Open Season

Todos estamos acostumbrados a pedir a los grupos que muestren sus verdaderas cartas en el segundo disco. El primero se puede calificar siempre, de modo prácticamente casual en muchas ocasiones, como fruto de la suerte o la casualidad y nadie nos dirá nada. Dejando de lado la arbitrariedad de dicha idea, que supongo que no causará el estupor ante un grupo que solo realice un disco, lo cierto es que tras la sorpresa del debut las formaciones tienen que convencernos cuando ya sabemos qué esperarnos.

Algo así pasa con los British Sea Power, uno de los grandes triunfadores del mundo alternativo en el 2003 con su debut The decline of British Sea Power. Ahora, dos años después, vuelven a la carga con este Open season bajo el brazo y la intención de apelar a un «público mayor» según su cantante. Dichas intenciones siempre han de ser tomadas con cuidado, sobre todo cuando parecen teñirse de un populismo que no suele dar buenos réditos. Pero, por una ocasión, tenemos que admitir que se estaba diciendo la verdad.

Porque, apartándose de la exhuberante variedad de registros de su opera prima, lo que han logrado British Sea Power es cohesionar su sonido y lograr un trabajo más accesible sin abandonar sus peculiaridades. Dicho logro, además, no ha venido dado por su entrega al impacto inmediato. Los temas son más monolíticos que antes, las melodías son menos evidentes y exigen al oyente su atención para sumergirse en un mundo de guitarras superpuestas, ligeros teclados y letras demenciales.

El primer tema del disco fue el elegido para presentarlo como su primer single. It ended on an oily stage es uno de los mejores ejemplos de la nueva via de los BSP unida al concepto de single. Canción pop maravillosamente hilvanada, que se aleja de la rudeza de su primer album para mostrarnos a una banda más cercana a la música popular y alejada de su mundo personal y en ocasiones casi indescifrable. Una sensación de normalidad que refuerzan con su Be gone, aunque se reservan un tono genuinamente épico que no suele encontrarse en el pop.

Le sigue otro de los momentos destacados del disco, How will I ever find my way home?, el corte más directo y pegadizo de todo el disco. Además, es el más cercano por momentos a su debut, pudiendo haber sido parte de éste si se subiera el volumen y se añadiese una ligera dosis de locura adicional. En cambio, todo el tema está lleno de una contención estudiada y muy efectiva a la hora de crear un ambiente único en todo el trabajo que se continúe con Like a honeycomb, más cercana a temas ya presentes como caras b en sus anteriores singles se presenta como contrapartida más relajada a su predecesora.

Para el último tramo del disco se reservan algunos de sus platos fuertes, empezando por Victorian Ice y su ritmo alegre y festivo que hace que parezca una moderna canción de taberna. Oh Larsen B es su particular y surrealista balada épica en concepto, acelerada en ritmo y alocada en la letra. En su línea sigue Land beyond, aunque en esta ocasión los arreglos de cuerda ganan protagonismo para dotarle de un carácter poético que el disco aún no había conseguido y que ya no perderá para su último corte: True adventures cierra nuestro segundo viaje al mundo de British Sea Power recordándonos en menor escala a la magistral Lately de su debut y pudiendo verse como una reinvención de esta desde la nueva línea tomada por el grupo.

Una via creativa que no deja de resultar chocante incluso para quien haya seguido al grupo desde los inicios. Los chicos de Cumbria siguen dispuestos, en el fondo, a ser totalmente inclasificables e imprevisibles, aunque para ello deban dar un giro hacia sonidos más convencionales. Porque si bien este Open season es inferior a su debut, ciertamente merece ser destacado como uno de los discos más personales que posiblemente surjan en el panorama pop-rock a lo largo del 2005.

Da igual que no hayan puesto sus mejores temas (a tenor de lo visto en las caras B de sus singles anteriores) o que, a las primeras escuchas, uno no consiga ver nada particular en medio del sonido saturado y muy producido, porque a poco que estemos dispuestos a darles una oportunidad veremos la coherencia del discurso y la claridad de éste. Open season no es el gran disco que algunos esperábamos, pero si puede ser la primera piedra de una construcción que nos promete muchas alegrías.

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