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Oasis – Stop the clocks

Stop the clocks (Sony BMG, 2006) se presenta como el primer disco recopilatorio de Oasis, si obviamos aquel compendio de caras-b llamado The masterplan (Epic, 1998). Los Gallagher se han visto obligados a reunir algunas de sus canciones preferidas en un doble álbum ya que Sony, discográfica con la que terminaban contrato, no se iba a quedar de brazos cruzados mientras veía cómo se alejaban definitivamente. El caso es que, ya sea por joder o bien porque el criterio de los hermanos es oscuro y algo retorcido, aquí no está lo mejor de los británicos ni lo más vendido. Es decir, se entiende que lo más vendido no coincida con lo más lustroso del grupo, pero es incomprensible que temas como Whatever se queden fuera mientras dos canciones de su último disco se cuelan. De todas formas, casi siempre ocurre lo mismo con esto de los recopilatorios: es difícil que todo el mundo quede satisfecho, y más tratándose de una banda que cuenta con bastante material aprovechable. ¡Pero es que tampoco se entiende muy bien que cada compacto dure menos de cuarenta y cinco minutos! Algunos incluso se preguntan por qué no hay ninguna canción nueva, algo totalmente comprensible viendo cómo está el mercado actualmente (que si canciones extras, que si remasterizaciones, ediciones “de lujo” con DVD a precio desorbitado -como es el caso-, etc…). Todo ello no es obstáculo para que, en estos casi noventa minutos de música (como un partido, sólo que sin descuento), podamos gozar con piezas que, en algunos casos, representan a una de las bandas británicas de mayor relevancia de los 90.

Todos sabemos cuáles son los mejores momentos del grupo, y ellos también: se incluyen hasta diez temas de sus dos primeros discos –Definitely maybe (Epic, 1994) y (What’s the story) Morning glory (Epic, 1995)-, y otros cuatro que se editaron como caras-b en el mismo período. Y es que Oasis, en esos tres años mágicos (del 94 al 96), podrían haber hecho un par de discos más sin temor a repetirse o a parecer mediocres. Había poco que desechar y mucho que editar, algo que hicieron pero dentro de los singles oficiales, cuando, además del exitazo, se incluía material inédito y no remezclas para olvidar una y otra vez. Junto a clásicos como Live forever, Wonderwall o Champagne supernova encontramos esas cuatro brillantes caras-b de las que hablamos, todas cantadas por Noel excepto Acquiesce, donde comparte protagonismo con su hermano. Es increíble cómo estos temas han conseguido el estatus de “clásicos” dentro del repertorio de la banda: Talk tonight, The masterplan y Half the world away probablemente conforman los momentos más emocionantes, junto a Don’t look back in anger, cuando la voz es de Noel. No faltan los momentos más guitarreros (Rock’n’roll star, Some might say, Supersonic o Morning glory), ni la mejor composición de Liam (Songbird), ni tampoco uno de mis temas favoritos del grupo, Slide away (el preferido de Paul McCartney, al menos hace unos añitos). Sin embargo, Noel nos demuestra una vez más su aplastante desprecio a Be here now (Epic, 1997) no incluyendo nada de nada. “Cuando eres un cocainómano, cada guitarrazo que das te parece que es magnífico”. Pues muy bien que diga eso, pero Don’t go away es una de las mejores baladas del grupo. En fin.

Stop the clocks es un álbum muy prescindible para la parroquia Gallagher, si bien es cierto que los ateos pueden encontrar canciones con las que entretenerse en los próximos días, meses e incluso años. O no. Por cierto, los japoneses sí que tienen descuento, ya que al final del segundo CD pueden escuchar Roll with it y Let there be love. Bien por ellos.

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