El nuevo álbum de Blur el primero en ocho años, está dedicado a la figura de Darren Evans. Darren “Smoggy” Evans fue el guardaespaldas de Blur desde hace mucho tiempo, quien constantemente regañaba a Albarn para que terminara una demo de 2003 que ahora se ha convertido en The Ballad, la canción que abre el álbum.
Podría parecer como si hiciera siglos que el cuarteto no apareciese en escena. Pero realmente su último álbum The Magic Whip no tiene tanto tiempo – siete años – y, pese a lo que se ha dicho en algunos medios, el álbum recibió elogios de la crítica y debutó en el número uno en la lista de álbumes del Reino Unido, el sexto número uno de Blur en el Reino Unido. Por todo ello, me resisto a utilizar el término “renacimiento” en una banda que se ha mantenido siempre un impecable estado de forma.
En ese sentido, merece por tal motivo poner en contexto este nuevo álbum. Si para muchos es una sorpresa que Blur sacara un gran disco, a otros no nos lo ha sido tanto: va de soi. Tal vez la mayor diferencia con el resto de su anterior discografía es que, aparentemente, resulte más fresco y directo a primera escucha, pero ni tan siquiera esa podría ser una justificación suficiente para un grupo al que le cuesta envejecer. La culpa es del propio Damon Albarn, una mente inquieta y de vitalidad artística indiscutible al que le resulta imposible vivir de las rentas. De hecho, comenzó a escribir estas nuevas canciones -muchas más, que probablemente irán apareciendo- durante una reciente gira de Gorillaz por América, utilizando un estudio portátil en el hotel. Con la oportuna ayuda del productor James Ford, llamado a principios de 2023 para sustituir al veterano Stephen Street, habitual de los Arctic Monkeys, el disco invitará a las nuevas generaciones a seguir a los indiscutibles reyes del brit pop en canciones tan cercanas al sonido lounge de los de Sheffield como Avalon o Far Away Island.
Es muy probable que uno pueda dejarse arrastrar por un sentimiento de nostalgia que nuble cualquier noción objetiva sobre la calidad de un disco. Muchas veces es inevitable. Partiendo de esa premisa, The Ballad of Darren es un gran disco sobre el paso del tiempo que, precisamente, calará muy probablemente más en los fans que han madurado a la par que Damon Albarn, Graham Coxon, Alex James y Dave Rowntree. Y mucho más cuando averiguamos que, aunque siempre ha sido una referencia, Bowie está en este álbum más presente que nunca, no precisamente en las canciones más dinámicas y claras como singles – St Charles Square y The Narcisist– pero sí en las más elaboradas: Goodbye Albert, The Ballad, The Everglades y The Heights. Con todo, aún han cometido la osadía de dejar algunas de igual o mayor calidad- cuántas más habrá- como bonus tracks, como The Rabbi o The Swan. No tiene desperdicio.
