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The Antlers – Hospice

hospice_the_antlersPuede que el tema que inspira este disco no sea precisamente como para que lo pongas en los trances culminantes de tu próxima fiesta, pero ello no significa necesariamente que sea un álbum pesimista. Por otro lado, cada disco, igual que cada novela o película, tiene su momento, y hay que saber escogerlo. Peter Silberman entró hace un par de años en un período de aislamiento en su apartamento neoyorquino, donde el músico compuso la mayor parte de las canciones, que relatan la historia -sobre todo las conversaciones- de dos personas, una de ellos con cáncer, en las últimas horas que pasan en el hospital.

Con esta sombría referencia, evidentemente uno ya puede deducir que en esta narración las letras se hacen irremediablemente emotivas, en lo que parece ser una relación entre paciente y enfermero. “Dijiste que odiabas mi tono, te hacía sentir tan sola, así que me imploraste que debía marcharme. Pero algo me hizo quedarme en esa cama de hospital. Debería haberme ido, pero en lugar de ello decidí cuidar de ti” dicen en Kettering. Una historia no especialmente apropiada para escuchar en momentos de bajón emocional, como relata el desesperado protagonista masculino en Atrophy: “Que alguien, oh alguien, me diga cómo parar esto. Ella grita, se muere y soy su único testigo. Estoy congelado, infectado y rígido en esta habitación. Nadie va a venir mientras me quedo aquí en la cama junto a ella”.

De la misma forma que en una novela el escritor nos insta a imaginarnos a los personajes de su historia, en el álbum, que se plantea más bien como un relato, algunas partes quedan a la imaginación del oyente. Como los datos del personaje femenino, pues apenas contamos con unas pistas de su nombre, Sylvia -por otro lado, parece ser un homenaje velado a Sylvia Plath-, o su edad, en Thirteen. Todo esto enmarcado entre las atmósferas densas que crean el batería Michael Lerner y el multiinstrumentista Darby Cicci, junto al protagonismo de la voz en falsetto de Peter Silberman, a quien se ha comparado con Andrew Bird o Bon Iver. Un disco catártico que deja la misma sensación contradictoria que cuando uno está leyendo las páginas de una gran novela: querer llegar al final aunque casi preferiríamos que no se terminara nunca.

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