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Maxïmo Park – A certain trigger

Entre los grupos que conforman esa suerte de escena británica surgida en torno al concepto del hype y auspiciados por publicaciones como la NME, pocos han dado tanto de hablar en el pasado año como Maxïmo Park. En principio no hay mucho que pueda diferenciarles de otros compañeros de viaje, pero por suerte para ellos consiguen hacer de la ejecución y no de las ideas su mayor fuerte.

Su primer álbum, A certain trigger (Warp, 2005), nos presenta a una banda que parece más rodada de lo que indica su verdadera edad. La sucesión de canciones redondas que esconde el LP es toda una sorpresa para quienes pudiesen esperar encontrarse solamente con un producto temporal, aprovechando el actual resurgir de la escena británica más rockera. En su lugar se toparán con melodías pegadizas, duraciones muy bien ajustadas y poco que pueda ser criticado a lo largo del escaso minutaje del disco.

Si acaso se les podría atribuir el sacrificar el todo por las partes. Pese a que en ningún momento la escucha pierda interés, lo cierto es que estamos ante un trabajo que funciona mejor cuando coges los temas como capsulas individuales, y que en conjunto no tiene la misma pegada. El carácter autoconclusivo e independiente de las composiciones tiene también su lado positivo, y es que absolutamente todas ellas podrían ser potenciales singles o, simplemente, y dejando de lado el carácter más comercial, quedarse clavadas en nuestra cabeza durante varios días.

Desde la apertura, de la mano de Signal & sign, hasta el final de Kiss you better, no paramos de encontrarnos con constantes bombazos sonoros que nos van presentando a una banda llena de convicción y con las ideas claras. Solamente en Acrobat bajan el ritmo frenético para regalarnos una ensoñación muy bien resuelta. Para entonces ya habremos disfrutado del aire new wave de Postcard of a painting, de estribillos como el de Going missing o miniaturas tan redondas como The night I lost my head y sus menos de dos minutos.

Toda una lección de cómo hacer canciones por encima de todo, sin grandes pretensiones y sin ningún plan rector. Tal vez ahí radique la verdadera diferencia de Maxïmo Park con respecto a muchos de sus compañeros de tendencia, en la inexistencia de un vehículo teórico que guíe todo su trabajo. Ellos sólo componen píldoras de pop-rock concentradas al máximo, y en eso son realmente muy buenos.

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