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[Crónica] Sidecars (Teatro Cervantes, Málaga, 05/04/19)

El grupo cerró anoche en el Cervantes la gira por teatros de su disco Cuestión de gravedad

Sidecars, durante su actuación (Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes)

El contador se dispara si nos entretenemos en enumerar discos cuya temática revolotee en torno a una ruptura amorosa. El primero que me viene a la cabeza irremediablemente es el Blood on the tracks de Dylan. Y de ahí, por asociación, salto felizmente al Honestidad brutal de Calamaro. ¿Les ocurre a ustedes algo similar? En cualquier caso, Sidecars firman su tratado sobre el desamor —sentimiento tan influencer o más que el amor— en su cuarto álbum, Cuestión de gravedad, publicado en 2017. La formación integrada por Juancho (voz y guitarra), Gerbas (bajo) y Ruly (batería) lo ha presentado estos últimos meses, tras la correspondiente tournée por salas y festivales (por aquí les pudimos ver en el Weekend Beach), en un formato adaptado para teatros y auditorios. Sobre las tablas el plantel se completa con los teclados de Sergio Valdehita, la guitarra de Pedro Mallén ‘Pere’ y la percusión de un saltarín Ramiro Nieto; soportes que se revelaron esenciales, a ratos sobresalientes, durante las dos horas de actuación que los madrileños ofrecieron anoche en un Cervantes prácticamente lleno.

Las guitarras acústicas protagonizan el primer tercio del temario, abundante en medios tiempos que remiten a los Byrds, a Tom Petty y, sobre todo, a los Rolling Stones de aquel Dead flowers incluido en Sticky fingers donde Jagger cantaba, con cierta socarronería, que no olvidaría poner flores en la tumba de una supuesta reina del underground un tanto engreída. La noche se caldearía con Chavales de instituto, rocanrol aún desenchufado, y Todos mis males, que arrastró a la palestra la querencia de la banda por el blues, aunque fuera en un inocente jugueteo inicial que demandaba esparcimiento, y hasta el funk, gracias a las notas delineadas por Valdehita en el preludio del tema. Vaporosos hallazgos, en fin, que apenas tuvieron ayer continuidad.

El rock se hizo carne a través de Dinamita —con los músicos invadiendo el patio de butacas—, pero los decibelios menguaron nuevamente con Olvídame Los amantes, que dieron paso a un breve receso que sirvió para despejar el escenario y dejar vía libre al movimiento. La recta final, que iniciaron a dúo Juancho y Valdehita con De película y Locos de atar, se convirtió en un alborozado karaoke (Tu mejor pesadilla, Contra las cuerdas, Fan de ti) solo interrumpido por las pertinentes presentaciones y los múltiples agradecimientos a la tripulación técnica y a los asistentes. La fraternal Amasijo de huesos, dedicada a Leiva, finiquitaba el concierto y la actual gira por nuestro país del grupo, que la semana que viene volará a México y, ya en septiembre, regresará a Málaga para actuar en la segunda edición del Oh, See! Festival. Allí estaremos.

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