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Furguson – My friends are my culture

Furguson¡Zas, en toda la boca!

La frase más popular del mítico Peter Griffin viene como anillo al dedo para resumir lo que contiene el debut de Furguson. Después de un tiempo formándose como grupo -desde telonear a Oxford Collapse hasta debutar en un gran festival como el Primavera Club–, los cinco de Gurb (para los que suspendieron geografía: una población que no llega a 3.000 habitantes cercana a Vic) nos traen su esperadísimo y desacomplejado debut, My friends are my culture (La Castanya, 2010), acertado título que deberíamos tomar como filosofía en los difíciles tiempos que corren. Grabado en los estudios Ultramarinos Costa Brava, con Santi García de productor -este hombre lleva tiempo detrás de lo mejor de por aquí-, nos entregan, en poco más de veinte minutos, lo que será sin duda uno de mis favoritos del año. Según declaran ellos mismos en su MySpace, sus influencias van desde Aina a Talking Heads, pasando por Pau Riba o El último de la fila.

Y es que, aunque a priori uno se espere un sucedáneo provinciano de Animal Collective –¡malditos prejuicios!–, aquí hay mucho más. Claro que hay referencias a los de Boston y a HEALTH -aunque yo les veo más cercanos a No Age-, pero es que además encontramos desde punk de toda la vida hasta el indie noventero que tanto nos gusta. Hitazos instantáneos como Three centuries o Everybody else, con estribillos beodos; diamantes brillantes cercanos a Nueva Vulcano en el tema que da título al disco o, incluso, ecos a The Rentals en los teclados de A ciri masai. Además de todo esto, hay que destacar que estamos ante la segunda referencia de La Castanya, unos amantes de la música a los que no les importa invertir en calidad. Dentro de sus próximos lanzamientos encontramos la nueva entrega del siempre brillante Ted Leo and the Pharmacist, el esperadísimo debut de Me and the bees o un recopilatorio de rarezas de The Van Pelt. Joyas imprescindibles en cualquiera de sus estanterías.

En definitiva, que aquí de lo que se trata es de rodearse de lo mejor, chocar unas cervezas y marcarse unos bailoteos. Así que ya lo saben: si, como yo, no pueden esperar ni un segundo más sin mandar a paseo el peso de los días, engánchese a Furguson. Nuevos bailes para viejos males.

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