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[Reseña] Linda Perhacs – Parallelograms‏

perhacsLos cinéfilos probablemente conozcan a Leonard Rosenman. Alumno de Luigi Dallapicola y Arnold Schönberg, Rosenman compuso más de una treintena de bandas sonoras, algunas de ellas para películas tan reconocidas como Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955), Al este del Edén (Elia Kazan, 1955), Barry Lyndon (Stanley Kubrick, 1975) o la versión animada de El Señor de los Anillos dirigida por Ralph Bakshi en 1978. A finales de los 60, el compositor se encontraba en Los Ángeles. Mientras esperaba su turno para ser atendido en una clínica dental, Rosenman escuchó cantar a una higienista que andaba por allí. Por lo visto no tardó mucho en pedirle que grabara una cinta con algunas canciones. Tras escucharlas, le propuso a la chica hacer un disco que él mismo produciría. También se comprometió a llevar al estudio a algunos de los mejores músicos de la ciudad. La joven se mostró entusiasmada ante el interés de Rosenman y aceptó encantada.

Linda Perhacs nació en California y a mediados de los 60 comenzó los estudios universitarios de higienista dental. Pronto se sintió atraída por una corriente hippie que a través de su música, estética y proclamas, despertó una creatividad siempre presente en su vida pero nunca mimada. Comenzó a leer, a escuchar todo tipo de discos y a mantener largas conversaciones con sus nuevas amistades. Sin embargo, no sería hasta su traslado a Topanga Canyon junto a su marido cuando empezaría a componer. “Ambos éramos amantes de la naturaleza y queríamos ir al lugar más salvaje que pudiéramos encontrar. Ahí fue donde escribí mis primeras canciones”. Más tarde conocería a Rosenman en la clínica y grabaría su primer y único disco hasta la fecha, Parallelograms (Kapp, 1970). La ilusión inicial desapareció por completo cuando el álbum estuvo terminado. Linda no quedó satisfecha con el resultado. “Me sorprendió que la compañía no hiciera absolutamente nada para promocionarlo. Eligieron el orden de las canciones, que no era el que yo había decidido. El sonido era tan pobre que sólo pude escucharlo una vez antes de tirarlo”. Parallelograms no recibió ningún tipo de atención. “Me dijeron que la mayoría se había vendido en lugares como Hawaii, Canadá y Colorado, pero no en Los Ángeles. Bajo estas circunstancias pensé que lo mejor era no perder mi trabajo en la clínica”. Con la llegada de internet el disco abandonaría las sombras y terminaría considerándose una grabación de culto. “Empecé a recibir correos electrónicos y algunas revistas musicales querían entrevistarme. No me lo podía creer”. Grupos y artistas como Devendra Banhart, los suecos Opeh o Daft Punk, que incluyeron If you were my man en su película Electroma (2006), son algunos de los nombres seducidos por su obra. Ellos y muchos otros han animado estos últimos años a Linda para que siguiera actuando e incluso grabando nuevo material.

Parallelograms es ante todo un disco de folk. El protagonismo recae en la guitarra y voz de Linda, en donde podemos rastrear ecos de Joni Mitchell, Joan Baez e incluso Grace Slick, vocalista de Jefferson Airplane. La producción de Rosenman termina conformando un paisaje sonoro situado en algún punto entre el jazz, la música clásica y la vanguardia, características siempre presentes en sus trabajos. Solo la acumulación de escuchas irá desechando la posible monotonía inicial y revelando sus virtudes, mayormente en forma de arreglos mínimos, sugerentes. A veces, como es el caso de la parte central del tema homónimo -y probablemente de todo el álbum-, incluso pálidos y fantasmales. Muchos de los textos invitan a admirar nuestro alrededor, a deleitarnos con los placeres que la Naturaleza puede aún proporcionarnos. Y mientras escuchamos Dolphin, Call of the river o Sandy toes no resulta complicado imaginarse a Linda, taza de café en mano, pensándolas, dándoles color y luego escribiéndolas en la mesa de la cocina, lugar escogido según sus propias palabras para estos menesteres. Parallelograms, al igual que las canciones de Nick Drake, termina hechizando y recreando un mundo único e inexistente donde la belleza parece haber desterrado definitivamente a la fealdad.

Treinta y cinco años después, el disco se editó de nuevo con material inédito, tomas alternativas y alguna que otra curiosidad, como lo es una presentación hablada a la figura de Leonard Rosenman. Fue la discográfica The Wild Places, fundada por Michael Piper -fallecido en 2008-, la que se encargó de localizar a Linda en 1999, ponerle al día sobre el creciente interés por su persona dentro del mundo de la música y colocar Parallelograms de nuevo en las estanterías. En pocas semanas verá la luz su segundo trabajo, The soul of all natural things, y a finales de mayo visitará nuestro país dentro del festival Primavera Sound. Dos nuevos capítulos de una historia que, esperamos, nos siga emocionando como hasta ahora.

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