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Neuman (Sala BeGood, Barcelona, 25-01-2013)

Neuman contra el frío.

Parece mentira que hoy en día debamos agradecer a una entidad administrativo-gubernamental la organización y promoción de un concierto en nuestro país, pero mientras el Circuito de Músicas Populares GPS (Girando Por Salas) siga vivo y en vigor, puede que así sea en más de una ocasión. Se trata de una iniciativa del Instituto de Artes Escénicas y de la Música (INAEM), que pretende facilitar la actuación de bandas emergentes por todo el territorio peninsular, y en el cual, desde 2010, han participado ya más de 300 artistas y 200 salas en todas las provincias. Ayer en Barcelona, sin ir más lejos, algunos tuvimos la suerte (o el acierto) de ver a los murcianos Neuman en la pequeña sala BeGood, desarrollando el que ha de ser, en estos momentos, uno de los mejores y más intensos directos de del panorama nacional.

Con un notable retraso, y tras una regular actuación de sus amigos y banda local Panorâmica, Paco Román y compañía sentaron las bases del buen rock alternativo. No es que los de Mataró sonaran tan mal, es que los Neuman se salieron. Expusieron con seguridad su voluntarioso pop, con leves reminiscencias yeyé, pero con un planteamiento y unas fórmulas tópicas y ciertamente trilladas. Luminosidad en ángulo recto, de puertas bien abiertas. Todo lo contrario que los murcianos, que tienen en la oscuridad sus fuentes principales de luz; y, aunque no siempre lo consigan, buscan constantemente explorar caminos poco transitados. Son, en cierto modo y curiosamente, el paradigma de lo alternativo. Y precisamente bandas como Neuman son las que podrían y deberían estar marcando el camino de conciliación entre el pop, lo comercial y este sub-estilo del rock.

El de anoche era el penúltimo concierto de una gira que ha durado prácticamente un año, de un disco, The Family Plot (Tsunami/Neuman, 2012), que, si bien no ha tenido la misma aceptación que su aclamado debut, Plastic Heaven (Loopside Records, 2010), sí consolida y aporta un corpus a la banda difícil de obviar sobre un escenario. Normal, porque Román lleva subido a ellos muchos años, y se ha trabajado un estilo bien consistente desde el interior de sí mismo; madurándose, mucho antes de encontrar en Fernando Lillo, el pianista, un cómplice perfecto para aventurarse con el proyecto Neuman. David Manzullo al bajo y Alex Damdaca a la batería completan el cuarteto, revistiendo con un caluroso torrente medido de ruido y distorsión las composiciones y confesiones escenográficas de Román, a quien es difícil dejar de mirar.

El murciano, declarado fan del Barça y amante de la Ciudad Condal, habla pese a ser un tipo callado; tranquilo, serio y siempre erguido por dentro, parece de esos músicos meticulosos que no se pierden en aspavientos ni pretensiones de grandeza. Su presencia sobre el escenario asegura entereza, cierta solemnidad y un punto grande e importante de veracidad. Porque se nota que tanto el aplomo mostrado en los desarrollos de muchos temas como los arranques de melancolía, dignidad e (im)potencia de muchos finales, se deben y se conectan intrínsecamente al fluir interno de Román: la gran aportación del resto de la banda, a parte de una aptitudes musicales notables por sí solas, es haber sabido interpretar a su líder. Un poco es el Messi de Neuman; solo que, inmerecidamente, con infinita menos repercusión mediática.

Presentaron en un concierto relativamente corto pero muy intenso y denso sus dos Cd casi a partes iguales, más un tema inédito, Hell, que saldrá en un Ep el próximo mes de marzo. Pero además lo hicieron como lo hacen los buenos: transformando un poco sus mejores canciones, hasta el punto de hacer que parecieran únicas e irrepetibles; jugando sus bazas: hincando bien las rodillas para cimentar himnos, y levantando el pie de vez en cuando para otorgar gravedad y fondo a su claroscuro constante. Empezaron enlazando Lovers, Jane y My Dad, tres ases fuertes de su último trabajo, y ya desde entonces nos descubrieron otras dimensiones del sonido de la sala BeGood. Después La Yo, Friends, I Have The Will, en plan acústico romántico, Plastic Heaven y Doggy; para acabar, en un vendaval de ráfagas de eléctrica, con The Family Plot y Sil Fono, probablemente su mejor tema.

Hubo cosas evidentes anoche: la forma dilatada en la que construyeron la intro de la última, por ejemplo, con un piano que se intuye pero que no es, y una guitarra, que es la fuerza del viento controlado; o la manera en que ponen su directo sobre cualquier tipo de escenario como si fuera ese su estado natural, nos hablan claramente de un grupo con cuerpo de adulto, y calidad como para marcar tendencia. Lo que, en mi opinión, sigue siendo incomprensible es que sus conciertos no registren una afluencia mucho mayor de la que vimos ayer. Lo tienen absolutamente todo para convertirse en un referente. Y por este tipo de injusticias son por las que empecé a escribir sobre música: porque estoy convencido de que a casi todo el mundo que los escuche les gustará Neuman. Pero, desde anoche, aún más de que se enamorarán de ellos al verlos en su estado natural: en directo.

 Fotos de Pablo Luna Chao.

Escucha el setlist del concierto en Spotify.

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