¡Por fin! ¡Ya lo tengo! ¡Hurra! Que suenen las trompetas y caiga el confeti. Nunca una espera se me había hecho tan larga. Hoy, gracias a los amigos de La Castanya, he podido quitar el maldito plastiquito -jamás aprenderé a quitarlo sin tener que usar llaves, cuchillos u otros objetos punzantes- al flamante primer disco de Me and the bees, Fuerza bien (La Castanya, 2010). Y es que, aunque sólo haga un año y medio que las descubrí en su primer concierto, estas chicas se han ido convertido, bolo a bolo, en unas de mis bandas favoritas de siempre.
Durante todo este tiempo he podido ver cómo el grupo crecía sobre el escenario y sus canciones iban cogiendo nuevas formas sin perder nunca su esencia. Al núcleo inicial formado por Esther Margarit (guitarra y la voz) y Eli Molina (guitarra y coros) –según cuentan, dos amigas que se juntaban para rajar de sus “respectivos”, guitarra en mano-, se les unió Verónica Alonso (batería) y el gran Carlos Leoz (guitarra y coros), de los lamentablemente desaparecidos Half Foot Outside, aportándoles los matices necesarios para regalarnos una colección de temas que será, sin ningún tipo de duda, uno de los discos del año.
Dieciséis melodías perfectas, de menos de tres minutos -como debe ser-, que se encuentran con ese toque lo-fi tan Guided by Voices, logrando que las guitarras de lata nos suenen a gloria bendita. Hermanas pequeñas de Lee Remick de The Go-Betweens que nos estirarán la sonrisa y nos alegrarán en los días grises que vendrán. Grabado a tres bandas por Hans Krüger, el propio Carlos Leoz y el ya mítico Santi García, Fuerza bien engancha desde la primera escucha. Temas como Tibidado, The bags o If could be real logran que nos enganchemos en la primera escucha para acabar afirmando eso que últimamente tanto nos cuesta decir: “es que me gustan todas”. Así que no lo duden: si se hacen con una copia de este Fuerza bien les aseguro que todo les irá un poco mejor, o al menos se lo tomarán con mejor humor. La elección es suya: to be, or not to be a bee?
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