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Maxïmo Park + Brakes (Madrid, 12-11-2005)

Mal día para dar un concierto jugando la selección española, y más si lo das a escasos mil metros del terreno de juego. De ahí, que el ambiente que se respirase a primera hora, al empezar la actuación de Brakes no fuera muy alentador. La sala no se llenaría con Maxïmo Park, pero es que a la hora que empezaron los teloneros la mayor parte del público todavía estaban tratando de acceder al recinto entre atascos y obras.

Abrió el cuarteto de Brighton, proyecto que tiene tintes de supergrupo underground. Su cantante Eamon Hamilton, que también forma parte de British Sea Power, estaba acompañado a la guitarra y la batería por los hermanos White, almas de Electric Soft Parade, y por Marc Beatty al bajo, también integrante de Tenderfoot, para rematar la banda. Curiosidades aparte, destacan por tener un primer álbum, Give Blood (Rough Trade, 2005) de menos de 30 minutos y 16 temas. Por tanto, nadie debe extrañarse de que los tocaran casi todos en su breve set. Destacaron los singles Heard about your band y All night disco party, mientras que la nota graciosa la ponía el fin de fiesta con Comma comma comma full stop cortísimo flash sonoro de 6 segundos y que repitieron 3 veces a petición del público asistente.

Por fin subieron Maxïmo Park al escenario de la sala Aqualung. Los 5 de Newcastle habían pasado ya este año por el Primavera Sound y el FIB Heineken. De aquellas ocasiones se extrajo que podían dar más de sí si Paul Smith no hacía tantas filigranas y se dedicaba a cantar. Dicho y hecho. Se les vió mucho más hechos y fueron desgranando los temas de A certain trigger (Warp, 2005). Abrieron con Signal and Sign, tras tocar una cara b se lanzaron a una excelente The coast is always changing, pasaron con ritmo electrizante por Graffiti, Postcard of a painting y una recrudecida por las guitarras I want you to stay.

Más tarde vendrían Limassol, Kiss you better, Fear or falling y Now I’m all over the shop. Se hizo un breve alto para presentar uno de los dos nuevos temas, mucho más calmados, que tocarían esa noche, My life’s universe, para coger impulso de nuevo con Once, a glimpse y la ansiada Apply some pressure, que fue aplaudida durante 3 o 4 minutos ininterrumpidos y que dejó atónita a la banda, que no sabían expresar su agradecimiento por el calor que el público les había brindado en los quince minutos que restaron al concierto. Aún con el nudo en la garganta la banda acometería The night I lost my head y el habitual bis, donde sonó el segundo tema inédito, Ghosts not bleed, que hacía presagiar un segundo largo de baladas y Going missing.

Fue una noche de ensueño para los fans del hype y una dignísima alternativa a los que odian el fútbol, a la selección española, o ambas cosas a la vez.

Autor: Jorge García

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