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Luna (Madrid, 12-02-2005)

Un último concierto en Madrid después de doce años de trayectoria, siete LPs, más dos recopilatorios y un disco en directo. La Sala Arena estaba casi repleta y no era para menos. Sin teloneros, y con un público completamente entregado, se presentaron Luna. Dean Wareham (voz y guitarra), Sean Eden (guitarra, coros) con lo que parecía un jersey atado a la cabeza (!), Britta Phillips (bajo, coros) y Lee Wall (batería).

La banda comenzó con un recital de los temas más sonados de su último trabajo, con alguno del anterior. Muy en su línea, el cuarteto alargaba las canciones a placer, y entretejía ese sonido tan cálido y peculiar al que nos tienen acostumbrados. Todo muy en su sitio, con la sólida batería de Lee Wall moviendo las cabezas de los presentes de un lado a otro, Britta Phillips dando toda una lección de lo que son un buen bajo y unos buenos coros en un grupo pop, un Dean Wareham aún más hermético que de costumbre, con esa expresión suya de cansado de todo (y puede que lo estuviera) y Sean Eden, con su peculiar sonido y personalidad, que nos dejó totalmente boquiabiertos canción tras canción, ya que su expresividad con la guitarra no podía dejar a nadie indiferente. Eso sin contar su especial sentido del humor, que le hacía parecer totalmente de psiquiátrico, haciendo muecas y sonidos guturales entre canción y canción.

Tras cinco o seis temas más o menos recientes (entre los que cabe destacar el Still at home, en el que canta Sean Eden, y el ya muy sonado Malibu love nest) comenzó la ristra de canciones de álbumes antiguos; al fin y al cabo, aquello era un concierto de despedida. Sonaron, con factura más o menos notable, Four thousand days, Kalamazoo y su popular versión de Bonnie and Clyde -con grititos de Sean incluídos- entre otros. El momento más emotivo de la noche llegó con Bewitched, en el que a más de uno se le escapó un lagrimón.

La banda seguía con su repertorio antiguo, y si bien interpretado de manera algo fría, se agradecía mucho lo bien que se recreaban en los finales de las canciones. Consiguieron que Arena nos envolviera a todos con su sonido y luces, cosa poco habitual en una sala que -a mi humilde entender- no posee precisamente el mejor sonido de la capital. Resaltar sobre todo la versión extendida del Black postcards, con conclusión ruidista y setentera.

En general, aunque es cierto que no estuvieron muy entregados ni muy brillantes, la banda demostró que saben sonar, que son una formación sólida musicalmente hablando, y que han dejado tras de sí muy buenos trabajos en estudio y el recuerdo de grandes directos. Ahora queda estar al tanto de cualquier proyecto futuro de los componentes, como Deanandbritta (en el que se han embarcado Dean Wareham y Britta Phillips) o el esperado primer álbum de The Weeds Of Eden, en el que podremos seguir disfutando de los temas, la voz y la inconfundible guitarra de Sean Eden y la batería de Lee Wall. Incluso puede que, al final, la separación de Luna tampoco sea tan mala noticia.

Texto: Manuel Cabezalí
Fotos: FuzzyWuzzy.com: web oficial de Luna

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