Repasamos la lista de libros más vendidos y alguna de las novedades de esta semana.
En el apartado de ficción hallamos en el octavo puesto las nuevas aventuras de los ya míticos especiales de Mortadelo y Filemón, en este caso del Mundial 2010 (Ediciones B) de Francisco Ibáñez; en el séptimo La casa de los amores imposibles (Plaza & Janés) de Critina López Barrio. En no ficción aparece Tu mundo en una servilleta (Gestión 2000) de Dan Roam y No consigo adelgazar (RBA) de Pierre Dukan. En poesía llega al primer puesto El cielo a medio hacer (Nórdica) de Tomas Tranströmer, antología de la obra del poeta vivo más importante en Suecia, y entra en la lista El reino blanco (Visor) de Luis Alberto de Cuenca.
Entre las novedades, Tres días en casa de mi madre
(Funambulista) de François Weyergans. Esta novela (que le costó casi diez años de escritura al autor belga François Weyergans y que fue galardonada en 2005 con el principal premio francés, el Goncourt, superando a la novela de Houellebecq La posibilidad de una isla) tiene como eje la hospitalización de la madre del narrador —consecuencia de una caída en el jardín, que la deja inconsciente sin ayuda dos días y dos noches a la intemperie— y la posibilidad de que no sobreviva al accidente.Todos los hijos acuden al hospital, entre ellos el protagonista y alter ego del autor, que se instala tres días en la casa de su madre y decide echar la vista atrás. Se pone entonces a imaginar y a contar su vida (real o imaginada) en una digresión infinita, sabrosísima e inolvidable. Como dice Jacques de Decker en Le Soir: «Es divertida como Woody Allen y profunda como Bergman…».
Últimas cartas (1532-1535) (Acantilado). En mayo de 1532, Tomás Moro dimitió de su puesto como lord canciller de Inglaterra. Esperaba así apartarse del conflicto político y religioso para disfrutar el resto de sus días en su casa de Chelsea, con su esposa Alice, su familia y sus libros. Pero el 13 de abril de 1534 se negó a prestar el juramento de sucesión exigido por Enrique VIII y unos días después fue llevado a la Torre de Londres prisionero del régimen Tudor. Moro jamás volvería a su casa. Catorce meses más tarde, fue juzgado en Westminster Hall, declarado culpable y condenado a muerte. Cinco días después, el 6 de julio de 1535, fue decapitado. Durante su estancia en la Torre cultivó varios géneros literarios, con maestría y serenidad, en una expresión emocionante de la literatura de prisión. Esta nueva edición de sus últimas cartas recoge la correspondencia de Moro que ha llegado a nosotros desde su dimisión hasta la víspera de su ejecución. Bajo el aplomo asombroso de estos textos, se esconde tanto el drama personal de Moro como la terrible cualidad trágica de la conciencia.
Por otro lado, la casa editorial RBA ha reunido en una edición cuatro obras del escritor de
género negro Arthur Conan Doyle, con motivo del 80 aniversario de su muerte. En concreto, este volumen recoge los libros ‘Estudio en Escarlata’, ‘El signo de los cuatro’, ‘El sabueso de los Baskerville’ y ‘El valle del terror’.
En 1859 nació en Edimburgo el creador del detectivismo literario. De padre alcohólico y madre lectora, Arthur Conan Doyle estudió Medicina en Londres a la vez que empezaba a esbozar el perfil de una especie de detective privado de capacidades analíticas y deductivas fuera de lo común. Doyle elaboró una novedosa teoría científica del detectivismo encarnada en el personaje de Sherlock Holmes, quien reportó a su autor fama y dinero y del que jamás pudo librarse, a pesar de crear otros dos personajes que iniciaron sendas sagas literarias. Doyle murió en Inglaterra el 7 de julio de 1930, después de dilapidar su fortuna en su obsesión por el ocultismo y la ciencias esotéricas.
A pesar de que el padre literario de Sherlock Holmes es indiscutiblemente Arthur Conan Doyle, el mismo escritor reconoció que el mítico personaje estaba totalmente inspirado en un profesor de medicia de la universidad, llamado Joseph Bell House, cuyas increíbles habilidades analíticas para describir la causa de la muerte con sólo un vistazo al cadáver convirtieron en famosas y multitudinarias sus clases. Holmes no habría existido sin Bell House, ni Bell House habría adquirido la notoridad que tuvo sin su sosias literario.
Casi un siglo después de su existencia, Joseph Bell House y Sherlock Holmes han inspirado el personaje del médico más famoso de la televisión del siglo XXI, Gregory House. Holmes era adicto al opio, House a la vicodina. Holmes tocaba el violín, House el piano y la guitarra. Holmes tenía en Watson “la voz de la conciencia”, House a Wilson. Ambos con sus dotes deductivas son capaces de detactar la mentira, analizar comportamientos y desenmarañar la verdad.
