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Lee Ranaldo Band (La[2] de Apolo, Barcelona, 24-04-2013)

Lee Ranaldo (5)RetPVolver a empezar.

En estos tiempos de precariedad laboral en los que vivimos estamos aprendiendo que no todo en la vida se puede resumir o entender mediante el currículum. Ni los títulos ni la experiencia ni las aptitudes se pueden medir o comprobar realmente desde un papel, por lo que solo se llega a la evidencia verídica de éstas a través de la demostración práctica pura y dura. Por eso, aunque la revista Rolling Stones colocara hace 10 años a Lee Ranaldo en el puesto 34 de la lista de los 100 mejores guitarristas de todos los tiempos, y por mucho que su currículum esté presidido por los casi 30 años que ha dedicado al servicio del rock con los Sonic Youth, había que comprobar en directo una vez más lo increíblemente buen guitarrista que es el canoso hombre de Long Island (NY). Y mientras el Borussia Dortmund calmaba los ánimos de los culés, Lee Ranaldo ponía música y voz al primer día del resto de nuestra vida.

Lee Ranaldo (63)RetPPorque hay mucha vida tras la debacle española en esta Champions, igual que la ha tenido el guitarrista tras el efectivo silencio de Sonic Youth en los últimos años. No le pesan los galones, ni le abruman nostálgicos flashbacks de los ’90: en su directo se desmarca, incluso en el contexto de una banda a modo clásico de cuarteto, como un hombre nuevo, de los que han aprendido a reciclarse solos cada mañana y, por supuesto, de los que miran siempre hacia adelante. No es de extrañar, por tanto, que inyectara temas nuevos en un setlist obviamente basado en su último álbum en solitario, Between The Times & The Tides (Matador Records, 2012). Ranaldo, que se acerca peligrosamente a los 60, toca la guitarra como si tuviera que labrarse aún un camino y un porvenir en el mundo de la música, pero con las tablas de quien lleva haciéndolo una vida entera.

Lee Ranaldo (137)RetPAyer el concierto lo organizaba Primavera Sound, promotora que ya trajo al neoyorquino el año pasado, a las ediciones del festival en Barcelona y Porto, y que, sabiamente, concertó la cita en la sala La[2] de Apolo, para un aforo perfectamente medido. Un público que respondió, creando una atmósfera extraordinaria de admiración y cercanía, y que no dejó de aplaudir, entre canción y canción, evidenciando una enorme satisfacción y una inagotable sed de rock. El escenario era propicio, caldeado además por la banda local Murnau b, y a Lee Ranaldo no le hizo falta ni crecerse para destacar. Abrió el concierto (o casi) con Of The Wall, esgrimiendo ese sonido tan familiar, educado y callejero que ha construido, y con Angels, sin teclado ni coros femeninos, pero con mucho vigor y con la buena compañía de Alan Licht y Tim Lunzel, a la guitarra y bajo. Nos hizo entender, con un inicio comedido, que las estrellas que siguen vivas del grunge de ayer, peinan canas y ahora están casadas.

Lee Ranaldo (109)RetPSin embargo, en seguida empezó a dar rienda suelta a esa mano izquierda suya que tanto habla. En Xtina As I Knew Her, presentada a través de una larga y divertida explicación, fluyeron los primeros punteos irreprimibles, pero lo que hicieron con Hammer Blows, lejos de esa versión inocua del disco, fue una auténtica locura. Ranaldo se reunió con su banda alrededor de un Steve Shelly que, aunque oculto en la penumbra, no pasó desapercibido en la batería, punteando y cabalgando sin montura una de las incontables guitarras que le iban pasando desde detrás de las cortinas. Es, además, de los que no tienen la necesidad de demostrar su autoridad en todo momento, y pese al protagonismo que pudieron adquirir esos momentos de catarsis musical, el cuarteto no dejó de sonar un solo instante como una verdadera banda. Desde luego, su estabilización como tal sería una gran noticia para los sonic boys, que ya son mayorcitos.

Lee Ranaldo (140)RetEl concierto duró aproximadamente hora y media, y pese a que el nivel no descendió nunca por debajo de las expectativas, con punteos cada vez más intensos, prolongados y movidos, sí que hubo un valle de emoción pasado el ecuador del recital, coincidiendo con la interpretación de temas menos inolvidables como Shouts, Stranded, y la de otros nuevos que, en cualquier caso, no decepcionaron ni desentonaron el dibujo global de una gran actuación. Decidió, eso sí, acabar con sus propuestas más candentes: en su versión más erizada, y con un Shelly (ya iluminado) que dio baquetazos hasta el último aliento completando la imagen de grupo de rock despeinado pero pulcro, Lee Ranaldo clavó Fire Island. Poco después, en una despedida rápida de dos bises, cerró, a costa de una cuerda de la última guitarra que usó para puntear, con Waiting On A Dream: con la que abre el Cd. Está claro que el de Long Island no ha hecho más que empezar.

Fotos de Pablo Luna Chao.

Escucha el setlist (parcial) del concierto en Spotify. O míralo aquí.

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