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La película de la semana: Apolo 10½: Una infancia espacial

El nominado al Óscar Richard Linklater (Boyhood) escribe y dirige esta aventura espacial inspirada en su infancia y que estrena Netflix.

Filmada en acción real y luego manipulada con animación, Apollo 10 1/2 cuenta la historia de Stan, un estudiante de cuarto grado de la escuela primaria Ed White de El Lago, que ha sido elegido para una misión ultrasecreta de la NASA, donde su padre trabaja. Las películas de Linklater suelen planificarse n muy a largo plazo, y ésta no es la excepción: la idea le surgió en 2004 cuando estaba en el rodaje de Boyhood. Si bien gran parte de Apollo 10 1/2 se basa en la infancia de Linklater, “es vergonzosamente personal”, dijo en la sesión de preguntas y respuestas después de la proyección de SXSW,  hubo más ayuda de su amigo el productor Mike Blizzard, que en realidad fue quien asistió a la verdadera escuela primaria Ed White.  En 2017, Linklater incluso puso un anuncio para los habitantes de Houston para que compartieran sus películas caseras y material de archivo de los años 60, para utilizar como ambientación, y muchas de ellas terminaron en la película.

Richard Linklater planeaba crear la película con acción en vivo, pero en cambio decidió optar por un estilo de animación influenciado por los dibujos animados de los sábados por la mañana debido a la naturaleza lúdica de la animación. “Hace años me di cuenta de que esta era mi película, tanto desde el punto de vista cronológico como de proximidad: yo estaba allí, en tercer grado. Nuestro estilo de animación único permite evocar un mundo desaparecido hace mucho tiempo y la expresión fluida y lúdica de la memoria y la imaginación. Ha sido un viaje creativo y divertido incorporar cosas como gráficos 3D en una filmación de acción en vivo para ayudar a dar vida a esta historia”, dijo Linklater en un comunicado. La fotografía principal comenzó en febrero de 2020 en los estudios Troublemaker de Robert Rodríguez en Austin, Texas, y finalizó en marzo de 2020.

Apolo 10½ es la tercera película animada del director. Primero fue en 2001 Walking Life, para la cual quiso crear “una película realista sobre una irrealidad,por lo que tenía que ser una irrealidad realista” y usó una técnica de animación basada en la rotoscopia, en la que los animadores superpusieron imágenes de acción en vivo filmadas por Linklater con una animación que se aproxima a las imágenes realmente filmadas. Los animadores utilizaron computadoras Apple Macintosh estándar. La película se produjo principalmente con Rotoshop, un programa de rotoscopia que crea mezclas entre formas vectoriales de fotogramas clave, que también utiliza “capas” virtuales, diseñadas específicamente para la producción por Bob Sabiston, quien finalmente patentó el programa de edición de gráficos. La técnica ya se había hecho en cortometrajes, algún largo animado- habitual en el director Ralph Bakshi- y, sobre todo en videoclips que todos recordamos como Brothers in Arms (1985) de los Dire Straits o Take On Me (1985) de A-ha, dos clásicos, pero Linklater fue el primer director en utilizar la rotoscopia digital para crear un largometraje completo. Walking Life recibió elogios de la crítica pero pasó casi desapercibida en taquilla.

A Scanner Darkly, lanzada cinco años más tarde, se basaba en la novela de 1977 del mismo título de Philip K. Dick, y pese a que las hijas de Dick no estaban en principio muy interesadas en “una versión de dibujos animados” de la novela, finalmente dieron su aprobación. La parte de animación dio bastantes quebraderos de cabeza y el estudio aumentó el presupuesto y le dio a Linklater varios meses para finalizarla. El resultado dividió a la crítica, aunque finalmente figuró entre una de nuestras películas favoritas de 2006. Después de  Apolo 10½ Linklater continúa con sus habituales ambiciosos proyectos, en este caso con Merrily We Roll Along, comedia y adaptación del musical del mismo título, cuya producción se realiza cada dos años para reflejar la edad de los personajes durante un perído de nada menos que 20 años.

Para Los Angeles Times “el punto más importante de esta película es que nuestro propio pasado a veces parece una fantasía, un sueño que recordamos a medias, donde lo que realmente sucedió y lo que simplemente imaginamos ahora parece igualmente imposible”. Según The Hollywood Reporter “es claramente un trabajo de amor, una reflexión única sobre un verano inolvidable, que nos invita a compartir un momento de espíritu comunitario que ahora parece pertenecer a otro mundo”. Para Paste “es una meditación elegante sobre la infancia que no tiene miedo de disfrutar de todo el sentimentalismo que conlleva. Casi 30 años después de Dazed and Confused, Linklater todavía nos recuerda exactamente por qué la infancia es algo excepcionalmente especial”. Y para Variety “resulta que esta película no trata tanto del espacio como del viaje en el tiempo o, más específicamente, de llevar a Linklater y sus seguidores más de medio siglo atrás”.

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