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Interpol – Turn On The Bright Lights

La escena musical neoyorquina ha ido recuperando fuerza en estos últimos tiempos y atrayendo la atención del gran público, sobre todo desde la irrupción de los Strokes en el mercado internacional con una gran fuerza. Ahora nos llega a España (incluso con actuación en Barcelona) otro de los grupos que parecen situarse en la cabeza de ese movimiento musical en Nueva York y cuyo trabajo ha llegado a considerarse en algunas publicaciones el mejor álbum de debut del año. Hablamos de INTERPOL.

Estamos ante un grupo formado en 1998 y que cuenta en su haber con un EP y el LP del que ahora hablamos. Destaca ante todo su ruptura con la estética que uno había empezado a unir a este nuevo movimiento en Nueva York, frente al estilo medio punk y medio grunge de The Strokes aquí tenemos a un grupo que viste en el escenario con traje y corbata, tal vez en una primera referencia a sus grandes bases musicales en la época del post-punk.

Porque es en el post-punk dónde vamos a encontrar las bases de este grupo y de este disco. De hecho se suele mencionar con bastante facilidad la influencia de Joy Division, de hecho puede que ciertamente con demasiada facilidad. El caso es que los parecidos son innegables, el sonido del grupo tiende hacia esa cualidad sonora del post-punk más puro que marcaron los chicos de Ian Curtis y la voz del cantante es, posiblemente, la más parecida a la del genuino Curtis que haya en la música actual. De todos modos las influencias podrían perfectamente extenderse mucho más y alcanzar a Peter Murphy (en la voz de PDA, por ejemplo) a The Smiths en Say Hello to the Angels o en general a Placebo en todo el disco (si bien los propios Placebo son, a su vez, deudores de Joy Division).

Pero para poder ver cómo se nos presenta el disco de un modo concreto lo mejor es que vayamos viendo qué es lo que nos ofrece canción por canción.

El disco se abre con “Untitled”, un gran momento del disco y una perfecta manera de iniciarlo. Así tenemos una construcción que nos recuerda sin problemas a los años 80 de los que parece surgir la inspiración del grupo. El inicio sin voz puede tener hasta recuerdos del Plainsong de The Cure, una referencia que puede seguir viéndose a lo largo de la canción, con esa voz susurrante, sin llegar a imponerse nunca a la música, marcada por una guitarra que se lleva todo el protagonismo.

“Obstacle 1”, por su parte, ya nos trae mayores recuerdos de Placebo a la vez que nos referencia a Joy Division con más fuerza. La voz de Kessler aquí se acerca más a lo que fue Curtis y la canción es mucho más fuerte que su precedente, marcando un contraste muy logrado que agradece muchísimo el inicio del disco.

“NYC” es, de nuevo, una vuelta al origen del disco con un ritmo más lento y soportado por la voz de Kessler en un registro que tal vez se acerque con notoriedad al que podría ser el de Peter Murphy. De nuevo vamos viendo el cambio de registro del disco pasando de canciones con más fuerza a otras más relajadas con bastante frecuencia en un ritmo que, sin variaciones, funciona correctamente.

“PDA” fue su gran bombazo dentro de la escena neoyorquina, lo que es muy comprensible teniendo en cuenta que estamos ante la canción más puramente punk del disco y la que más se emparentaría con el estilo de, por ejemplo, unos Strokes. A cambio la voz de Kessler sobresale cómo en el resto del disco y la rítmica es bastante interesante. Un buen single, sin duda alguna, y el que ya está sonando por nuestro país.

“Say Hello to the Angels” suele relacionarse más bien con el estilo de unos The Smiths, si bien su inicio es engañoso para mostrar sin problemas esa influencia directa de los chicos de Morrisey más adelante. La voz de Kessler se acerca aquí a la de Morrisey y la guitarra responde directamente a lo que haría un Peter Hook.

“Hands Away” viene después. Volvemos a un estilo más tranquilo, con un inicio relajado que se basa en la guitarra y una voz susurrante que marcará la canción, un punto de inflexión en el disco apoyada en la condición de ser la pista más corta. Una pieza más ambiental y que nos prepara para la segunda parte del disco de un modo adecuado.

“Obstacle 2” nos abre esta segunda parte, en un cierto paralelismo que podría establecerse sin problemas entre “Untitled”-“Obstacle 1” y “Hands Away”“Obstacle 2”. Ciertamente la canción nos vuelve a recordar a su primera parte, si bien la voz a menudo se nos acercará más al Peter Murphy de, por ejemplo, Cut You Up. Una pista interesante, más relajada que “Obstacle 1” y con esa clara referencia a Peter Murphy en la voz.

“Stella was a Diver and She was Always Down” es el plato fuerte del disco en ciertos aspectos. Con un inicio perfecto, una guitarra y una batería que nos recuerdan a lo mejor de los inicios de los 80 y la voz de Kessler más cercana que nunca a la de Curtis, estamos ante uno de los mejores momentos del disco sin discusión en esta larga (6:27 de duración) canción con claras referencias a Placebo de paso, sobre todo a su maravilloso disco Without You I’m Nothing. El final nos puede referenciar más bien a los Joy Division de Ceremony, sin duda alguna.

“Roland” vuelve a poner el toque fuerte tras la relativa relajación de “Stella…” y lo hace de un modo correcto, con una voz de Kessler que suena más mecánica que nunca. Otro tema con un corte muy propio del post-punk de los 80, tal vez el tema más netamente post-punk del disco, incluso.

“The New” vuelve a llevarnos al mundo relajado tras la furiosa velocidad de “Roland” y lo hace ayudado por un inicio muy en la línea de inicios de los 80 basado en una larga introducción de más medio minuto basada solamente en la guitarra hasta que venga la voz, tranquila y muy comedida, acompañando siempre a los instrumentos, casi cómo uno más de ellos. Otro de los grandes momentos del disco, sin dudas.

“Leif Erikson” termina el disco de un modo más que correcto. De nuevo las guitarras parecen estar llevándonos a los mejores Placebo acompañados de una voz que suena terriblemente oscura y profunda a lo largo de toda la canción, buscando traernos un final ambiental al disco que funciona perfectamente. Una buena rúbrica, sin ninguna duda.

En resumen podemos decir que estamos ante un buen disco de un grupo que promete bastante. Desde luego las comparaciones con Joy Division aún les vienen muy grandes, pero la voz de Kessler y el camino elegido por el grupo hacia los sonidos de la época post-punk resultan interesantes y prometedoras opciones en el panorama actual. Ahora sólo queda esperar que las promesas que trae consigo este disco sean cumplidas por el grupo y el nivel se mantenga o incluso se eleve cuando la calidad intrínseca de las letras alcance a la de la voz solista.

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